La actividad sexual en su significado más amplio está presente en la vida durante las 24 horas del día, y se nutre por la energía vital y modulada por las hormonas y miles de sustancias químicas que contribuyen a que pueda desplegarse en sus diferentes aspectos biológicos, emocionales y espirituales. Todos ellos en equilibrio, conducen a un estado de bienestar que no solo satisface a la propia persona, sino que promueve también un apego saludable y entusiasta con la pareja, generando mayor energía y creatividad para muchas y diversas actividades de la vida cotidiana.
Sin embargo, no todos logran una sexualidad plena, y quizás durante el 2021, con todo lo que trajo la pandemia y las dificultades económicas, muchos dejaron de dedicarle el tiempo necesario. Por eso mismo, Beatriz Literat, (MN 50294) Médica Sexóloga Clínica y Ginecóloga del Departamento Medicina Sexual Halitus Instituto Médico, plantea que en este tiempo de vacaciones, se vaya o no uno a algún lado de viaje, puede aprovechar para reencontrar el deseo perdido.
De hecho, se sabe que la época de vacaciones de verano siempre ha sido el tiempo de relajarse, explorar nuevas actividades y poder redescubrir los vínculos desde un lugar de menor estrés y exigencia. Incluso, esta temporada de vacaciones con una pandemia que al menos por ahora permite volver a aproximarse a la vida social que se disfrutaba antes, estimula a pensar en lo saludable y placentero del ejercicio de una sexualidad plena. Puede que una mal entendida sexualidad haya estado “de vacaciones” durante todo el año y este sea el momento de reencontrarse con la verdadera.
«Las parejas que desean embarazarse, estén o no en un tratamiento de fertilidad, pueden encontrar en su sexualidad en vacaciones la plenitud que implica un cambio de escenario y la posibilidad de un encuentro amoroso libre de la ansiedad por alcanzar el resultado, lo cual va a favorecer a posteriori el logro de la concepción. Las parejas con hijos, por su parte, pueden llegar a encontrar espacios para crear su propia “mini luna de miel”, o sea un reencuentro que, además de refrescar a la pareja, le permite encarar la convivencia con los hijos desde un lugar de mayor felicidad y energía», explicó la sexóloga.
«Muchas personas con problemas de salud crónicos, pueden incorporar a las rutinas saludables de alimentación, ejercicio y esparcimiento, el reencuentro con su “ser sexual”, logrando así que su sistema inmunológico contribuya a mejorar su calidad de vida física y emocional. Las personas mayores, al compartir en los lugares vacacionales actividades con otras personas de diferentes edades, se revitalizan y no es extraño ver que se animan a encarar actividades diferentes y a relacionarse con nuevas personas. Quienes están sin una pareja, tienen la oportunidad de descubrir sus recursos y habilidades sociales, como la empatía y la sintonía y descubrir a otras personas que están solas como ellos y poner de manifiesto sus múltiples capacidades emocionales para generar situaciones interesantes, desafiantes y que estimulan al propio crecimiento como seres humanos», agregó.
Según Literat, la sexualidad no es solamente una actividad corporal que dura un momento; es mucho más que eso y se expresa durante todo el día y en todo momento de la vida, con el intelecto, con las palabras y la voz, con la gestualidad, con las miradas, con todos los sentidos en acción. «No somos sujetos sexuales a veces y dependiendo de otro, somos sujetos sexuales autosustentables; la biología nos creó de ese modo y, por su parte nuestra psiquis nos dotó de creatividad, capacidad de comunicación y de asociarnos para compartir emociones, experiencias y proyectos», cerró.