Lo esencial: la asexualidad es una orientación que va más allá de la simple falta de deseo sexual. Algunas personas asexuales pueden participar en actividades sexuales o mantener relaciones amorosas, mientras que otras no. La diversidad dentro del espectro asexual incluye a los demisexuales, que solo sienten atracción sexual con vínculos emocionales, y a los grisexuales, quienes la experimentan esporádicamente. Esta orientación cuestiona ideas tradicionales sobre deseo y relaciones, y busca mayor reconocimiento y comprensión.
En los últimos años, el término asexualidad ha ganado mayor visibilidad, pero aún persisten dudas sobre su significado y las experiencias de quienes se identifican bajo este espectro.
Aunque la asexualidad suele definirse como una falta de atracción sexual, es un concepto amplio que abarca una diversidad de identidades y experiencias. Algunas personas asexuales pueden sentir atracción romántica, mientras que otras se identifican como arománticas.
También existen quienes experimentan atracción sexual solo bajo ciertas circunstancias, como los demisexuales, o quienes sienten atracción sexual ocasionalmente, como los grisexuales. Esta diversidad muestra que la asexualidad no es un estado único, sino un espectro con muchas facetas.
La asexualidad se refiere a una orientación sexual en la que una persona siente poca o ninguna atracción sexual hacia otros. Aunque a menudo se malinterpreta como una ausencia total de interés por el sexo, la asexualidad abarca una gama de experiencias.
Consultado al respecto por Infobae, el médico psiquiatra y sexólogo Walter Ghedin (MN 74794) definió que “el concepto de asexualidad se refiere a la falta o a la disminución de la atracción sexual, encontrando otros recursos para la conquista y el acercamiento amoroso y sexual”. En su mirada, “las personas asexuales consideran que no sufren ningún trastorno en la sexualidad (deseo sexual hipoactivo o fobias sexuales), por el contrario, se sienten saludables y aceptan la falta de atracción sexual como una de las diferentes formas de orientación”.
Como explica la periodista asexual Angela Chen, la asexualidad no se trata de la cantidad de sexo que una persona tiene, sino del papel que la sexualidad juega en su vida. Las personas asexuales pueden tener relaciones sexuales, pero para muchas no es una prioridad ni una parte central de sus relaciones. Como en cualquier orientación sexual, la asexualidad se presenta de maneras diferentes, y puede cambiar a lo largo de la vida.
En este punto, Ghedin señaló que “la asexualidad puede aparecer desde el inicio de la vida sexual. Muchos jóvenes se aíslan y no comparten actividades por temor a sentirse discriminados, por no hablar de sexo o por no compartir con sus pares experiencias de esa índole; otros mienten para ser aceptados”. “Existen asexuales hétero, homo y bisexuales, en todos los casos se estimulan otras áreas para sostener a la pareja: romanticismo, comunicación, afinidades, gustos, trabajo, etc. Los asexuales no tienen bajo el deseo sexual, son sus formas de atracción las que no siguen las pautas más frecuentes de enlace”, enfatizó.
En ese sentido, algunas características de esta orientación pueden ser:
Dentro del espectro asexual, existen varias identidades que reflejan experiencias únicas:
Estas categorías muestran la variedad de experiencias dentro del espectro asexual, donde cada individuo vive su sexualidad de forma única.
Contrario de lo que se suele pensar, muchas personas asexuales tienen relaciones amorosas.
Al respecto, la médica sexóloga clínica de Halitus Instituto Médico Beatriz Literat (MN 50294) consideró que “el interés en rotular científica o socialmente los comportamientos humanos y en clasificarlos vehementemente en ‘comportamientos normales’ o ‘comportamientos patológicos’, fuerza a decir que, aunque se avanzó mucho, hay aún mucha investigación que realizar y mucha evidencia por descubrir para poder dar definiciones concluyentes. No solamente en el ámbito de la sexualidad, sino en muchas otras áreas”.
Para ella, “el interés y popularidad que despiertan los temas sexuales, suelen enfocarse en los comportamientos sexuales relacionados con el coito o la ausencia del mismo entre las personas, o en otros estímulos pélvicos como la masturbación. La educación sexual en los adultos, jóvenes o mayores, que intentamos muchos sexólogos, consiste en ampliar esa visión reducida y extenderla hasta su verdadera dimensión, cuya función más importante, (además del placer, la procreación y el apego entre las personas), es la de ser un verdadero modulador o dicho más fácilmente, un director de orquesta de gran parte de la química de nuestra salud, ya que la sexualidad en su sentido más amplio, influye en las demás funciones vitales”, amplió.
Así es que la asexualidad no excluye el romance ni la intimidad emocional. En ese sentido, Chen mencionó que las personas asexuales pueden disfrutar de relaciones románticas o emocionales profundas, incluso si el sexo no juega un papel importante en ellas.
De hecho, como señaló el sociólogo Jeffrey Weeks, la identidad sexual es una parte importante de lo que define a una persona, pero no necesariamente está vinculada al deseo sexual.
Por otro lado, algunas personas asexuales no buscan relaciones románticas ni sexuales, y se sienten igualmente realizadas.
El activismo y la visibilidad de la asexualidad han crecido en las últimas décadas, en parte gracias a figuras clave que han compartido sus experiencias. Entre ellas, destacan:
Además, tal como destacó Literat en una nota previa a Infobae, “es importante entender la asexualidad dentro del marco de la diversidad sexual humana”. Según ella, el desarrollo de nuevas perspectivas en la ciencia lleva a reconocer que la sexualidad es mucho más compleja de lo que se creía, y que es necesario repensar los conceptos tradicionales de deseo y atracción.
El espectro de la asexualidad, como se vio, abarca una diversidad de experiencias que desafiaban las concepciones tradicionales sobre el deseo y las relaciones.
Desde las variaciones dentro de este espectro hasta las diferentes formas en que las personas asexuales se relacionan romántica o sexualmente, queda claro que la atracción sexual no es un indicador universal de intimidad o plenitud emocional.
Al reconocer y celebrar estas identidades, como lo han hecho figuras clave dentro del movimiento asexual, la sociedad puede avanzar hacia una comprensión más amplia y respetuosa de la diversidad humana. Este espectro no es solo una manifestación de ausencia de deseo sexual, sino una oportunidad para reimaginar lo que significa tener conexiones humanas significativas.