La modelo y panelista Cinthia Fernández también reconoció en TV que confunde a sus gemelas y para evitar más equivocaciones, implementó “el método del collar”. Eso mismo relató Katrina, internauta de Twitter: “Soy mamá de gemelos, desde que nacieron les puse nombre según su peso y les dejé las pulseras de identificación de la clínica hasta cambiarlas por unas de plata grabadas con sus nombres”.
Más partos de gemelos
Según datos del Ministerio de Salud, en Argentina hay aproximadamente 550.000 nacimientos anuales (2020). De estos, 10.000 son gemelos, el 2%. De esa porción de gemelares, aproximadamente unos 3.300 son idénticos.
“Los embarazos múltiples aumentaron con el correr de los años debido a factores como la mayor edad materna (el aumento de la hormona FHS puede inducir ovulaciones dobles), la utilización de métodos de reproducción asistida y antecedentes familiares de gemelaridad”, desarrolla Florencia Chiarelli, pediatra y coordinadora de Neonatología del Sanatorio de la Trinidad Ramos Mejía, en diálogo con Clarín.
Así, cada vez son más las mamás y papás por dos que pasan por la misma situación que viralmente expuso Sofía.
«¿Qué es lo que más querés en el mundo?», le preguntó Pía López Cano (54) hace casi una década a su hija María Elena. «Un hermanito, pero no tenés un novio que te ponga la semillita», le respondió la pequeña. Para cumplir el sueño de ambas, Pía dio una larga batalla legal –que contó en su momento a Clarín— y logró la maternidad por segunda vez a los 48 años.
Bautista (6) y Beltrán (6), gemelos idénticos, nacieron el 23 de marzo de 2016. Pía ahora cuenta que su caso fue excepcional por cuestiones legales, pero no en las dudas y confusiones que tienen montones de madres, como expuso el tuit viral de Sofía y las respuestas que recibió.
López Cano le dijo a su obstetra que el primer bebé en dar a luz sería Beltrán. Al principio, tuvo mucho miedo de intercambiarlos por confusión y así empezar a llamar a uno con el nombre del otro. Pero hoy ya puede distinguir cuál es cuál por la diferencia de peso y de personalidades que tienen.
«Beltrán lleva una mancha en la ingle y Bautista tiene branquias (una especie de agujerito no se terminó de cerrar) en la oreja. Pero necesité ponerles algo exterior, por fuera de la ropa, para poder diferenciarlos cuando estaban vestidos. En la clínica, a Beltrán le puse una cintita amarilla de huevo de pascua en el pie. Después, en la mercería compré una cinta de bebé azul y una roja para ponerles en la muñeca. Lo curioso es que al día de hoy, a uno le gusta el color rojo y al otro el azul”, cuenta a este diario.
Otro sistema que le sirvió a Pía para lograr distinguir a sus hijos fue el de los chupetes y mamaderas. Beltrán usaba el set azul mientras que Bautista, el set blanco.
Sin embargo, María Elena (18), la hermana mayor de los nenes, nunca dudó de sus identidades. “Siempre fueron distintos de cara. Una es más redondita que la otra. También es distinto el tono de voz”, dice. Pía disiente: “Son idénticos, pero ella los diferenció desde que nacieron”.
Marta Villalba (59) es mamá de Juan Ignacio (12) y Galo Bautista (12). Los sietemesinos nacieron el 28 de octubre de 2010, pero Marta pudo conocer al segundo dos días después. “El parto fue complicado y tardé dos días en recuperarme”, señala.
“En el útero, uno estaba ubicado del lado derecho y el otro del izquierdo. Uno estaba preparado para salir con la cabeza hacia abajo y el otro de cola. Por las posiciones, decidí que el del lado derecho sería Juan Ignacio y el del lado izquierdo, Galo Bautista”, confiesa.
Y sigue: “Al principio cuesta porque son muy parecidos y tenés que mirarlos dos veces. En la cuna los ubiqué en la misma posición en la que estaban dentro de la panza y así pudimos diferenciar quién era quién. Además, nos tomábamos el trabajo de anotar todo en un cuadernillo para no confundirnos y, por ejemplo, evitar que uno recibiera la medicación que no le correspondía o que se quedara sin comer».
Marta admite que hay una cuestión psicológica y no sólo práctica en esta cuestión de las confusiones: «Una se siente muy mal desde lo emocional. Sentía que era una mala mamá por no poder distinguirlos al principio«.
Para ella también el chupete fue una ayuda: Galo no usaba. Y llevaban peinados diferentes, uno tenía flequillo y el otro no. “Uno está embelesado mirando a sus hijos y con el tiempo aprendés a reconocerlos. Además, cuando crecieron se definió el color de ojos: Juan Ignacio los tiene verdes y Galo, marrones”, señala.
Sin embargo, en el colegio los siguen confundiendo. “Los dos usaban el pelo largo, pero ahora uno se lo cortó. Ellos son mis dos bendiciones”, distingue.
“Mi marido y yo nunca las confundimos pero teníamos pánico de equivocarnos”, asegura Constanza Preti (39), madre de las gemelas Ruby y Luna (3) quienes nacieron en marzo de 2020 en Nueva York. Por un test genético, sabía que sus hijas serían idénticas desde antes del nacimiento.
En el hospital, pudieron distinguirlas por la pulsera que llevaba cada una. “Cuando nos dieron el alta se las dejé puestas, pero a los dos días de estar en casa ya habían subido de peso y les estaba quedando apretadas, así que tuvimos que sacárselas. Por miedo a confundirlas, con esmalte orgánico para niños decidí pintarle una uña del pie azul y a la otra de rosa”, le cuenta a Clarín.
Y admite que en la rutina descubrió que no eran iguales. “Para mí, una tiene la cara más larga que la otra, la forma de las orejas es distinta, y una tenía una mini manchita de nacimiento en la nuca que se le fue a los meses”, menciona.
Durante los primeros meses, para diferenciarlas rápido también optó por vestir a una con tonos rojo, rosa y naranja; y a la otra con color azul y verde. “Cuando tocó cortarles el pelo por primera vez una pidió flequillo y la otra no, así que nunca más nadie se equivocó de nombre”, recuerda.
¿Cómo diferenciar a los gemelos recién nacidos?
Todos los recién nacidos deben ser identificados inmediatamente y, si es posible, antes de la ligadura del cordón umbilical. En los nacimientos múltiples, esto juega un rol fundamental ya que evita una posible confusión tanto del personal médico como de los padres.
“Los padres comunican el nombre de cada uno de sus hijos por nacer y se realizan las pulseras identificatorias (2 por bebé) que se colocan siempre en presencia de uno o de ambos. Las huellas dactilares también son importantes porque son únicas e irrepetibles en cada persona”, explica Chiarelli.
Y agrega: “Además, se toma una muestra de sangre para obtener el grupo sanguíneo de cada bebé. En los gemelos monocoriales (comparten una placenta y la información genética porque el óvulo fertilizado se dividió en dos) será el mismo”.
“La formación de las huellas dactilares dependen del ADN, de la epigenética y de la influencia del medioambiente porque los gemelos pueden tener estímulos diferentes: nivel de roce de piel, la posición dentro del útero y la longitud del cordón”, detalla Sergio Pasqualini, especialista en medicina reproductiva.
Aprender a diferenciarlos
María Sofía Casares es técnica universitaria en Puericultura y Crianza. Plantea que, por lo general, el problema se presenta en el momento del alta, cuando a los bebés se les saca la pulsera con los datos de cada gemelo/a. Por eso, sugiere que cada uno tenga ropa diferente, que los padres puedan mirarlos detalladamente para encontrar alguna característica pequeña que los diferencie y ayude a identificarlos. Pero reconoce que con gemelos idénticos es bastante difícil.
“Igualmente, con el tiempo los mapadres conocerán bien a sus hijos y cada uno se expresará de diferente forma. Así, los identificarán de manera más sencilla. Pero es fundamental tener el acompañamiento y la ayuda necesaria para poder transitar los primeros momentos. El comienzo de la vida, la exterogestación y la dependencia absoluta son etapas de mucha demanda e intensidad que implican pocas horas de sueño”, insiste.
También sugiere relacionarse con los grupos de pares. “Con otras parejas que estén transcurriendo la misma situación o ya hayan pasado por lo mismo encontrarán información muy valiosa, tips y un acompañamiento desde la experiencia vivencial que es súper rica”, redondea.
Las especialistas consultadas refieren que durante la internación conjunta de los padres con sus bebés se ofrecen recomendaciones para disminuir la posibilidad de confusión. Algunos ejemplos: utilizar ropa de distinto color, colocarles chupetes diferentes, establecer los lugares que cada uno va a ocupar con nombre (sillita de seguridad, cochecito, cunas, etc). En el caso de necesitar complementar la lactancia con fórmula para lactantes, advierten que es clave identificar correctamente los biberones.
“Suelen ocurrir situaciones de confusión, algunas graciosas como darle dos veces de comer al mismo, bañarlo nuevamente; y otras que revierten cierto riesgo como medicar al que no lo necesita. En general, son comunes al principio, cuando todavía los padres se están vinculando con sus hijos”, cierra Chiarelli.
