En el último tiempo, muchos obstetras empezaron a reconocer que su tarea no es solamente cuidar los signos vitales de la embarazada y el desarrollo del bebé, sino que también empezaron a tomar parte en los aspectos psicológicos y sociales de la maternidad. Así, con más conocimientos, con la voluntad de trabajar en enfoques integrales, y en respuesta a las embarazadas más informadas y empoderadas que llegan a sus consultorios con demandas de más acompañamiento durante un período de tantos cambios, se encontraron con un nuevo agente en su trabajo cotidiano: la doula.
Esta figura que en los últimos años empezó a incorporarse a los cuidados en el embarazo es una mujer que, generalmente, ya fue madre, yque acompaña durante la gestación, el parto y los cuidados al recién nacido.
En el mundo, muchos países tienen profesionalizado ese rol y forma parte de los equipos médicos. En Estados Unidos existe una red extensa de doulas y su remuneración está contemplada en la mayoría de los seguros médicos. En el Reino Unido, son aceptadas dentro servicios de maternidad, algunos los emplean y otros tienen voluntarias. En Polonia, están reconocidas y reguladas desde 2015. Si bien no existe una regulación de la actividad en nuestro país, la Red Argentina de Doulas, elaboró una serie de lineamientos y un código de ética que delimita los roles y alcances de sus tareas.
Es una figura que no siempre resulta bienvenida dentro del ámbito hospitalario porque no es exactamente un agente de salud, ya que su formación no está regulada ni certificada por las autoridades sanitarias. De todos modos, su rol puede ser importante, especialmente en los casos en que las mujeres no cuentan con ayuda familiar o que prefieren apoyarse en su doula, ellas están ahí para mitigar las circunstancias difíciles que pueda tener un embarazo.
“Existen algunas controversias en torno al rol de la doula y algunos profesionales no la suman a su trabajo porque argumentan que no son médicas. El abordaje de los pacientes tiene que ser multidisciplinario, y así como sugerimos el coaching o las terapias complementarias para atravesar la búsqueda de un hijo o el embarazo, también la compañía de la doula da beneficios a las pacientes, a las familias, al bebé y, al final del día, a nuestro trabajo como obstetras”, aseguró Sergio Pasqualini, director médico de Halitus.
Si bien la palabra doula significaba esclava o sirviente, hoy ese término lejos está de algo negativo. Se rescató y se lo llevó a un escenario donde se relaciona a un acompañamiento del embarazo, la lactancia y los cuidados del recién nacido. “Desde una mirada personal y menos académica, somos simplemente mujeres madres que nos formamos para estar al servicio de otras mujeres durante la búsqueda del embarazo, el embarazo, el nacimiento, la lactancia, el puerperio y el primer año de vida”, cuenta María Laura Domínguez, doula. “Nuestro rol es escuchar los deseos de la mujer, acompañarla para poder cumplirlos, empoderarla y ayudarla a consensuar sus sueños maternales con su equipo médico”, suma.
Tener una doula tiene como beneficio un acompañamiento constante, apoyo, un vínculo de mujer a mujer (o familia u hombre, dados los nuevos modelos familiares). Siempre para fortalecer la capacidad de maternar y paternar, de elegir, de dar amor, y llevar a la persona gestante al camino más ameno para el nacimiento. Ellas se sienten más informadas acerca de los aspectos emocionales que surgen durante ese período. Se sienten acompañadas, no solo con palabras y ejercicios, sino también con un simple masaje o al encontrar las respuestas a las preguntas que van surgiendo en el proceso. “En mi caso, utilizo diferentes herramientas como el coaching, ejercicios de relajación, visualización, conciencia plena, entre otros”, continúa Dominguez. Junto a ellas, llegan a parir más empoderadas, con menos miedos, más plenas, e incluso mejor predispuestas a aceptar los cambios en las condiciones de su parto, en caso que no sea como ellas lo desearon por alguna cuestión médica. «Las ayudamos a entender la situación y a abrazar esa nueva manera de recibir a su bebé», afirma.
La doula pude complementar al equipo médico y en ningún momento debe interferir en su trabajo, ni intentar ocupar ningún rol que no es el suyo. Tiene que existir una sinergia constante y un pleno entendimiento de que su presencia en el momento del parto, si la mujer la pide, no debe resultar extraña.