En el grupo de Facebook Gestación Subrogada en la Argentina el primer aviso que aparece dice: «Es una práctica que no está regulada ni prohibida en el país«. Esto se traduce en: «Acá se puede«.
Existe un vacío legal, que se conoce ahora como “gestación solidaria”, entre familiares o amigos, para no vulnerar ninguna ley. Pero también están las mujeres gestantes a las que se las conoce sólo y para llevar adelante el embarazo. No se puede dejar registro de que hay un arreglo económico con ellas, algo que sí es ilegal.
Eso resume lo que pasa en nuestro país con la subrogación de vientre, el proceso por el que una mujer gesta para otra persona.
En Ucrania, previo a la invasión rusa, se utilizaba el recurso de los “padres intencionales”, que es acudir a mujeres gestantes que residen en países donde la subrogación sí está legalizada.
Allí, la gestación subrogada para extranjeros entró en vigor bajo el Código de Familia de 2004 y era uno de los países más baratos para hacerlo. Costaba unos 60.000 dólares.
En Estados Unidos, el valor oscila entre los 150.000 y los 250.000 dólares, según si se cuenta o no con embriones creados.
Mirko, el hijo de Marley; Matilda, la hija de Luciana Salazar; Dionisio, el hijo de Flavio Mendoza y Mitai, la hija de Topa, son fruto de subrogaciones realizadas en Estados Unidos.
Es posible recurrir a lo mismo en Argentina. En la gestación solidaria se puede utilizar la fecundación in vitro, con los óvulos y el esperma de los “padres intencionales”.
También óvulos y esperma del banco de donantes; a través de la donación de esperma con inseminación artificial, ya sea del padre intencional o del banco; y con fecundación in vitro de esperma donado y los óvulos de la “madre intencional”.
La gestante no tiene que ser sí o sí una familiar o amiga. En las clínicas de fertilidad sugieren mujeres «que ya gestaron para otras familias«. Lo ilegal es el vínculo comercial. Tampoco puede haber una agencia a la que recurrir para hacerlo. Y están los grupos de Facebook, otro recurso de búsqueda.
Existió un proyecto de modificación del Código Civil en el artículo 562, para introducir la maternidad subrogada. Sin embargo, se argumentaron cuestiones éticas y jurídicas que dejaron el debate para el futuro.
Ante la falta de regulación, la estrategia más recurrente es ir a la Justicia para conseguir una autorización previa para que tras el parto figuren en el Registro de las Personas y en las partidas de nacimiento los padres y madres del bebé que nace de esta forma.
Dentro de Argentina, es más sencillo subrogar en la Ciudad. «Los médicos acá les dicen a las gestantes que por favor paran en CABA», dijo a Clarín Marisa Herrera, abogada experta en derecho reproductivo y de familia, en marzo de 2023.
La Cámara Contenciosa Administrativa de la Ciudad dio lugar a un cautelar y desde el 2017 ordena inscribir ‘preventivamente’ como hijos de los que prestaron la voluntad procreacional, siempre y cuando la mujer que gesta haya consentido no tener voluntad procreacional.
El Registro Civil porteño sacó tres disposiciones, la última de 2020, en donde incluso supera los límites de esa cautelar e inscribe sin pasar por la Justicia a niños nacidos por subrogaciones realizadas en el país o en el extranjero.
Florencia Inciarte, coordinadora del programa de Subrogación de vientre de Halitus, explica cuáles son los permisos requeridos en la Ciudad.
«Si están todos los papeles bien firmados no hay problema en anotar a los bebes con el nombre de sus padres procreacionales. Nosotros les hacemos firmar consentimientos previos, libres e informados (de que se entiende todo y que no hay explotación), por escribano público, y no hay inconveniente para anotarlos», comenta.
Solo en esa clínica y a través del programa, que funciona desde 2011, ya realizaron 170 subrogaciones de vientre, según confirma a este diario Inciarte.
El papa Francisco destacó que «el camino hacia la paz exige el respeto de la vida, de toda vida humana, empezando por la del niño no nacido en el seno materno, que no puede ser suprimida ni convertirse en un producto comercial».
Hizo esas declaraciones durante su audiencia con los miembros del cuerpo diplomático de la Santa Sede por el inicio de año.
«En este sentido, considero deplorable la práctica de la llamada maternidad subrogada, que ofende gravemente la dignidad de la mujer y del niño; y se basa en la explotación de la situación de necesidad material de la madre», agregó el Pontífice.
Y fue por más: «Por ello, hago un llamamiento para que la comunidad internacional se comprometa a prohibir universalmente esta práctica».
EMJ