Si se dejan libradas al azar las oportunidades de tener relaciones sexuales aparecen las excusas y los desencuentros. Las relaciones entre adultos, a menos que sean tóxicas y disfuncionales, alcanzan rápidamente un equilibrio estable inevitable entre el trabajo, la socialización, los niños o el tiempo en familia. Así pasa el tiempo y el deseo sexual se aplana, apaciguando la pasión y limitando los encuentros sexuales.
A menudo las parejas se encuentran inmersas en la pasión sexual antes de descubrir que el cuidado de los niños, las responsabilidades laborales, los plazos y todo lo demás podrían ahogarlos y dejar poco o ningún espacio para explorar sus privilegios sexuales como solían hacerlo antes de que las cosas se pusieran frenéticas. Cuando se trata de parejas ocupadas que han deslizado la acción hasta el final de su lista de tareas pendientes, reservar un tiempo para intimar no tiene por qué ser tan aburrido como parece.
Hacer algo un poco fuera de lo común (o incluso tabú) puede ser una gran experiencia de unión para una pareja. Saber que el sexo sucederá en un día y hora establecida puede dar a las parejas algo que esperar y la libertad de experimentar y aventurarse un poco sin preocuparse por perder una buena oportunidad para lo probado y verdadero.
«Entre las mujeres y los hombres del mundo existe la fantasía de que el deseo sexual es natural y debe fluir. Y si bien coordinar para un momento especial con la agenda en la mano, como si sacaran un turno con el médico, suele tomarse como una prescripción polémica que muchas parejas toman como ‘antinatural’ y ‘poco espontánea’, lo cierto es que la falta de apetito sexual tiende a empeorar si no se toman medidas a tiempo», advirtió en diálogo con Infobae Mariana Kersz, sexóloga y psicóloga especialista en terapia de parejas.
Para la especialista, en la convivencia la rutina se hace parte del día a día y el sexo no es ajeno a esto. El estrés, las demandas, las inseguridades y los conflictos propios de una pareja se ponen en juego y por supuesto el sexo va a verse afectado. Así, las parejas «terminan teniendo relaciones, con suerte, alguna vez por semana a la noche (siempre en el mismo horario y en la misma posición) y eventualmente un fin de semana en el que sus agendas no estén completas de actividades».
Programar el sexo no es infrecuente. Una encuesta reciente realizada por la empresa de registro de bodas Zola encontró que el 36% de los recién casados lo hacen. Si bien es cierto que se desconoce el estado de ánimo y ganas que sentirán los dos en ese momento, se crean condiciones que hacen que las relaciones sexuales sean más probables.
«Personas que postergan el encuentro porque aún no se sienten cómodas con el otro, parejas que se olvidaron del anticonceptivo, matrimonios con hijos que deben encontrar el momento propicio, son solo algunos de los ejemplos de cómo la razón y las circunstancias hacen de las manifestaciones de la sexualidad humana, hechos programados, aunque sea a nivel inconsciente», afirmó en diálogo con Infobae la doctora Beatriz Literat, médica sexóloga clínica y ginecóloga del Departamento de Gineco-Sexo-Estética de Halitus Instituto Médico.
Para la doctora Mirta Goldstein, psicoanalista y secretaria científica de la Asociación Psicoanalítica Argentina, si se fomentan las fantasías preliminares se alimenta el deseo y la pasión. «En algunas parejas programar un encuentro es como volverse otro para realizar alguna fantasía que en la casa con los chicos les resulta imposible de llevar a cabo. Así, alimentar la fantasía y el aspecto lúdico del erotismo ayuda a que la relación con el otro sea más confortable, menos tensa y más amable«, aseguró.
Entonces, ¿cómo puede organizarse una pareja para hacerlo de la manera más adecuada?
«Encontrar el tiempo y la predisposición para estar juntos suele complicarse si no se lo considera una prioridad, sobre todo en aquellas parejas que tienen años de convivencia. Es común pensar que el deseo sexual debe aparecer como por arte de magia cuando se ha hecho poco para estimularlo», sostuvo en diálogo con Infobae Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo.
Establecer una intención en lugar de una meta, para evitar la ansiedad por el desempeño, es clave. Los expertos sugieren tener un ambiente en mente e intención en torno a la conexión con el compañero. Concentrarse más en pasar tiempo juntos sin distracciones, estrés y otras barreras contribuye a que los seres humanos puedan ser más receptivos al placer con sus parejas.
Ya que sentirse descansado prepara para la excitación, es una buena idea tomar una siesta antes del «tiempo sexy». Si eso no es posible, alcanza con simplemente recostarse y relajarse, para despejar la mente del estrés. Otros, sin embargo, prefieren planificar actividades divertidas o atractivas para hacer en el tiempo previo a la cita sexual. Si les gusta cocinar juntos, preparar una comida mientras beben vino es una buena idea. Si les agrada la competencia amistosa, realizar una actividad que los haga sentir vigorizados.
Un resultado sorprendente de organizar la intimidad con anticipación es que a su vez puede animar a los dos a tener más relaciones sexuales no planificadas. Cuando las relaciones sexuales se abandonan por un tiempo, se necesita de mucha energía para que estas vuelvan a funcionar. Mantenerlas en el calendario ayuda a mantenerlas en el flujo.
Literalmente, establecer recordatorios en dispositivos móviles para despertarse por la mañana e iniciar una actividad sexual con la pareja ayuda. Es fundamental que las parejas hagan un esfuerzo consciente.
Incluso cuando se programa el sexo, la acumulación y la anticipación pueden ser divertidas y emocionantes. El sexting puede hacer que el camino hacia la sesión programada sea parte de la diversión.
Preparar un «menú erótico» es solo una de las ideas y actividades que son sensuales y sexuales. Ayuda a pensar que el sexo es más que una relación sexual, centrándose en el concepto de juego y placer.
«Pasarse a buscar o enviar un ramo de flores al trabajo, son algunos de los pequeños gestos que hacen grandes cambios. En esta metodología del encuentro sexual es tan importante lo sexual como lo sensual y el erotismo. Intentar todos los días darse el beso apasionado y amoroso que no pudieron darse dentro de su agenda llena de ocupaciones es clave», aseguró Kersz.
Planificar los encuentros no significa tener una maratón sexual. Significa reencontrarse en cuerpo y alma, desde la pasión pero también desde la ternura. Tomarse el tiempo de recorrer cada centímetro de la piel de la pareja y permitir dar y recibir en el mismo momento.
Para el experto, no perder la comunicación verbal, afectiva y corporal (no necesariamente sexual) debe ser un objetivo para mantener el vínculo saludable. «Muchas parejas dejan de lado expresiones de afecto (caricias, besos, abrazos) perdiendo así la riqueza sensorial del contacto. Entre tantas demandas del afuera hay que hacerse un lugar para la intimidad. Y a la hora de intentar recuperarla, bien vale destacar la importancia de la misma».
“Si bien las parejas en general no se llevan bien con fijar días para tener sexo, lo que más molesta no es repetir el ritual del día fijo, sino la falta de conductas de acercamiento durante el resto de los días”
Programar el sexo una vez a la semana, una vez al mes o cada día, depende de cada uno. No importa si se programa con días de anticipación o en la vuelta a casa después del trabajo. Mientras esté haciendo de su pareja y su relación una prioridad, eso es todo lo que importa. «Todo dependerá de los códigos de cada miembro de la pareja y de la habilidad de cada uno de ellos para poder descifrarlos», concluyó Literat.