En la búsqueda de concebir un hijo, muchas parejas enfrentan mezcla de emoción y ansiedad. Entre las múltiples preocupaciones, una es la salud genética del futuro bebé. El matching genético es un análisis que compara los genes de quien aporta el semen y de quien aporta los ovocitos, sean estos miembros de la pareja o donantes, para calcular las probabilidades de que el bebe herede ciertas patologías. Conocé de qué se trata el test, qué enfermedades puede detectar, su beneficio y alcances.
El matching genético es un análisis que evalúa las mutaciones genéticas de ambos futuros progenitores. Para realizar este test, ambos deben haber realizado previamente el estudio GenID Carrier, que se realiza a través de una simple extracción de sangre y permite identificar mutaciones en genes asociados a enfermedades autosómicas recesivas.
El test se centra en las enfermedades autosómicas recesivas, aquellas que requieren que ambos padres sean portadores de la misma mutación genética para que el hijo la herede. Esta evaluación puede realizarse tanto en parejas que utilizan sus propios gametos como en aquellas que recurren a donantes.
El test GenID Carrier examina más de 300 enfermedades genéticas autosómicas recesivas mediante técnicas avanzadas de secuenciación masiva. Esto incluye enfermedades prevalentes en nuestra población, permitiendo un análisis exhaustivo de posibles riesgos genéticos.
La principal ventaja del matching genético es la reducción del riesgo de trasmitir enfermedades genéticas recesivas a la descendencia. Al comparar los genes de los futuros padres, si compartiesen alguna/s misma/s mutación/es se podría plantear estudiar genéticamente los embriones (PGT M) y si estuviese planteado el tratamiento con alguna de las gametas (óvulos o espermatozoides), hacerlo con un/una donante que no comparta las mismas mutaciones.