La llegada del diagnóstico de infertilidad trae consigo la aparición de sufrimiento emocional, ya que los pacientes no pueden lograr aquello que tanto anhelan: el deseo de ser padres. A menudo, creen que hay algo roto en ellos, como si su cuerpo fallara y por eso les cuesta compartir lo que les sucede, además de tener que enfrentarse al prejuicio social.
Disfrutar de la intimidad se encuentra entre las principales recomendaciones de los especialistas para aumentar las chances de embarazo. Sobre este tema, Fernando Neuspiller, médico tocoginecólogo, y director general del Centro IVI Buenos Aires, subrayó que las relaciones sexuales «deben ser motivo de encuentro y complicidad, algo que las parejas compartan y disfruten. Si el embarazo no llega, a veces se transforman en responsabilidades y cargas que llenan de angustia. Las parejas deben quitarse esa presión porque está comprobado que elevados niveles de estrés reducen las chances de concebir».
La infertilidad afecta todas las áreas de las personas: la social, la emocional y la física. «Para la pareja que está buscando el embarazo, es muy difícil dejar de lado la presión y el estrés que generan la búsqueda del bebé. Por lo general, lo que suele pasar es que los pacientes comienzan a perder la parte más lúdica del encuentro sexual, programando las relaciones según fechas de ovulación e indicaciones de los médicos», explicó la licenciada María Villamil, psicóloga del mismo instituto.
Según advirtió el especialista, en mujeres menores de 35 años, después de transcurrido un año de relaciones sexuales regulares sin embarazo, se puede empezar a sospechar de la existencia de alguna alteración. En casos de edades más avanzadas (mayores de 35), se recomienda consultar con un especialista en Reproducción Asistida después de transcurridos seis meses de relaciones sexuales regulares y no consecución de embarazo.
Encontrar momentos de dispersión y de placer para tratar que la búsqueda del bebé no sea el único proyecto de la pareja, hablar también con personas de confianza para canalizar las emociones y evitar mayores trastornos, y reconocer las emociones y sentimientos son algunas de las recomendaciones principales.
«El ámbito sexual se ve afectado -continuó Villamil- ya que se pierde la función lúdica que puede encontrar cualquier pareja cuando se relaciona. Los encuentros sexuales pasan a estar determinados por fechas de ovulación, días específicos según el ciclo y, por sobre todo, pasan a tener una única función que es la de ‘procrear’ un hijo».
Se observa una declinación del deseo porque la pareja atraviesa una crisis vital que trae aparejadas emociones y sentimientos relacionadas a la tristeza y la ansiedad. La búsqueda de un bebe sin resultado genera frustración y enojo. Y en estos casos conectarse con lo sexual también es conectarse con lo que no está funcionando.
Para el médico Omar Layus, especialista en Andrología del IVI Buenos Aires, la infertilidad afecta las relaciones sexuales y, al transformarse en procreativas, alteran la calidad del orgasmo. «De hecho, -reveló- hay parejas que no llegan al orgasmo en el día fértil, que tienen relaciones solo con motivos procreativos».
Tal como refirió el doctor Agustín Pasqualini, director médico de Halitus Instituto Médico, «en al menos 6 de cada 10 parejas que llegan a los consultorios de fertilidad, la mujer tiene más de 35 años, edad a partir de la cual se evidencia un descenso de su reserva ovárica y de su capacidad reproductiva. En el varón, sabemos que el esperma es más sano antes de los 41″.
Frente al diagnóstico de infertilidad, los pacientes entran en un estado de shock donde se produce un desequilibrio que implica una crisis a nivel emocional y un estado de alarma constante. Las parejas se ven expuestas ya que su deseo de ser padres se ve frustrado por causas biológicas y se escapa al control de los mismos.
Los que se embarcan en la búsqueda de fertilidad necesitan evitar la ansiedad que se va infiltrando, que ocurre en la mayoría de las veces cuando no logran el embarazo. Es importante que realicen las consultas necesarias con los especialistas pero que a su vez manejen su propia ansiedad. Idealmente, habría que tratar de concebir un hijo en períodos de tranquilidad, teniendo una buena calidad sexual, sin perder hábitos y costumbres.
«El momento de concebir un bebé tiene que estar relacionado al deseo que tenga esa pareja y a decisiones que van a depender de cada vínculo en particular. Hay parejas que postergan el deseo por cuestiones laborales, profesionales o de desarrollo personal. Claramente, lo ideal sería que sea un buen momento en la relación de los mismos para poder alojar de la mejor manera al nuevo integrante de la familia», añadió Villamil.
«Como en cualquier dificultad que puede aparecer en una pareja, es fundamental que cuenten lo que están viviendo y expresen cómo se sienten. Es importante entender y aceptar que cada miembro de la pareja lo vive de manera diferente. Ésa es la mejor manera de acompañarse», advierten los expertos.
Además, refuerzan la idea de que las parejas puedan buscar ayuda de un psicólogo, ya que la infertilidad produce dolor emocional, comprometiendo el psiquismo de los pacientes y el vínculo de la pareja. En las consultas se trabajan con técnicas para combatir la ansiedad y tareas que los pacientes deben realizar en su hogar.
Los primeros síntomas psicológicos que aparecen son: ansiedad, tristeza, temor a no lograr la maternidad/paternidad, pérdida de control sobre el propio cuerpo, culpa hacia el otro miembro de la pareja y familiares, enojo, soledad, incertidumbre, vergüenza y aislamiento social.
«Cada vez contamos con mejores herramientas y procedimientos para lograr embarazos exitosos, pero los primeros pasos deben darlos las parejas, a partir de una serie de hábitos saludables que pueden mejorar considerablemente sus chances de concebir», concluyó Neuspiller.