Con el paso del tiempo, nuestra piel pierde firmeza, tersura y elasticidad. Este proceso de envejecimiento comienza fisiológicamente a los 30 años, cuando poco a poco el colágeno va disminuyendo.
Así, la piel tiene menos sustentación e hidratación. El contorno se va modificando, y se pierde lo que se conoce como el “triángulo de la juventud” de base superior y vértice inferior, que con el paso del tiempo se invierte, la base se hace inferior y el vértice superior.
La ciencia nos ofrece cada vez más herramientas para mantener un aspecto joven sin tener que recurrir a grandes y complejas operaciones. La última tendencia son los Hilos de PDO, te contamos cuáles son sus beneficios.
Son hilos tensores que se reabsorben, es decir, no quedan en el cuerpo, a deferencia de los conocidos como “hilos de oro”. Permiten retraer la piel, volverla más firme, borrar arrugas y lograr un aspecto más joven.
Se pueden colocar desde los 35 años en rostro, cuello, piernas, glúteos y brazos. Y si bien se reabsorben a los 6 meses, tienen un efecto que dura entre 12 a 14 meses. Sin embargo, se recomienda aplicarlos con cierta frecuencia sin esperar su reabsorción total.
Cabe destacar que hay pacientes que presentan un envejecimiento prematuro, en esos casos y previa valoración médica, se podría colocar antes en el rostro, ya que en el cuerpo se pueden colocar mucho antes según lo requiera el paciente (glúteos, piernas, abdomen).
El proceso es indoloro, se realiza en consultorio en 20 minutos. Una vez que se valora el paciente se determina la cantidad de hilos y las áreas donde se colocarán que pueden ser faciales (a nivel frontal, patas de gallo mejilla, mentón, cuello) o corporales (brazos, abdomen, entre piernas).