El Covid-19 cambió muchas cosas en el mundo del útero portador. La más grande fue que muchas familias no pudieron viajar a conocer a sus bebés, por las restricciones de vuelos de sus propios países o de los de destino. Al día de hoy, son muchos los niños de distintas nacionalidades que no pudieron encontrarse con sus padres.
Los cambios comenzaron en enero del 2020 cuando muchas familias chinas ya no pudieron viajar a Estados Unidos por la pandemia. En el mes de febrero se sumaron las restricciones para vuelos de Europa hacia EEUU. Luego, muchos destinos quedaron atrás por disposiciones locales al no permitir el acceso a no residentes, como la India, Tailandia o Tabasco en México.
Luego, Argentina no fue la excepción, y cerró sus fronteras. Así, hemos visto en las noticias cómo muchas familias, se ven en la misma situación, sin poder conocer a sus hijos nacidos o por nacer.
Argentina siempre fue una opción
La pregunta es por qué llegar a eso, si la gestación por sustitución no está prohibida en el país. Solo en el 2019 en Halitus Instituto Médico se realizaron 157 consultas, casi duplicando las del año anterior que fueron 96. Y desde 2011 ya se hicieron 58 tratamientos.
En lugares como la Ciudad de Buenos Aires, antes de que el bebé cumpla la semana de vida, ya tiene su partida de nacimiento y su DNI. Siempre si se siguen los protocolos que marca el Registro y los Centros de Fertilización Asistida. Hay un marco regulatorio del propio Registro Civil de Ciudad para estos nacimientos.
Si bien, existe dificultad para algunas familias en encontrar a la mujer gestante, se termina logrando y lo demás son todo ventajas. Las mujeres que llevan el embarazo son familiares, amigas o conocidas. Se puede tener un contacto diario con quien lleva el embarazo y con médicos argentinos. Por último, los costos son muy inferiores a los que se pagan en Ucrania o Estados Unidos, y en pesos.
La gestación solidaria comprende una articulación de sentimientos y una cadena de responsabilidades. La cercanía de los padres procreacionales con la mujer gestante implica para los padres la posibilidad de incorporarse al proceso de gestación en todo momento. La distancia descarta este importante, único y amoroso ligamen, dejándolos afuera todo el proceso de gestación tanto en el control, como en el acceso al seguimiento y vinculo previo al nacimiento.
En cuanto a la cadena de responsabilidades, Argentina cuenta con auténticas piezas jurídicas que comprenden un consenso de voluntades claramente plasmados, sin dejar espacio al azar. Todas las circunstancias propias de los consentimientos se encuentran previstas y los acuerdos cuentan con notarios que protocolizan las voluntades procreacionales. Es fundamental que el Centro Médico sea idóneo y especializado en la materia, con experiencia y que ofrezca además de un marco médico, uno psicológico, legal y social óptimo para llevar a cabo el proceso desde la mera intención hasta el nacimiento.
En síntesis, las vicisitudes y angustias que tienen que atravesar en estos momentos muchas familias por no poder viajar y acompañar el proceso de gestación, pueden evitarse.
*Abogada especialista en derecho internacional de familia. **Director de Halitus Instituto Médico.