¿Por qué algunas mujeres recurren a óvulos donados? Las mujeres recurren a esta técnica cuando no pueden utilizar sus propios óvulos debido a que portan alguna enfermedad que pueden transmitir a su hijo; cuando hay una falla ovárica (determinada por antecedentes médicos como tratamientos de quimioterapia o cirugías); disminución de la reserva ovárica (por la edad u otras razones) o cuando existe mala calidad ovocitaria (luego de haber realizado varios tratamientos de fertilización asistida).
Otro factor a tener en cuenta es que la ley de reproducción asistida solo cubre los tratamientos con óvulos propios hasta los 44 años.
“No se llega a la decisión de ir por el camino de la donación de gametas siempre de la misma forma”, señala Virginia Martín, directora del programa de ovodonación del centro GESTAR. Y explica que algunas pacientes llegan al especialista por recomendación de su médico ginecólogo, después de haber observado alteraciones hormonales compatibles con una disminución de la cantidad de óvulos en el ovario.
Otras veces, llegan porque lo sospechan debido a la edad, ya que a los 35 años la reserva ovárica comienza a disminuir – proceso que se acelera después de los 40-. En otras oportunidades, después de transitar varios centros, consultas a especialistas y tratamientos se llega a la conclusión de que esos óvulos no son de buena calidad.
“La tasa de embarazo en ovodonación es del 50 o 60%; mientras que con óvulos propios es del 35%, que puede llegar a ser sólo del 5% en mujeres con edad avanzada”, sostiene Sergio Pasqualini, director de Halitus Instituto Médico.
Natalia Fernández Peri, directora médica de WeFIV, explica: “se hacen dos tipos de matcheos: un matching fenotípico que tiene que ver con las características físicas, para que la donante sea lo más parecida a la paciente (teniendo en cuenta el color de pelo, ojos y piel, así como la contextura física); y un matching genético, que consiste en estudiar también la sangre del varón (sea la pareja o un donante) a través del Test de Compatibilidad Genética, por el cual se observan las enfermedades recesivas para ver si es portador. La idea es buscar una donante que no comparte las mismas enfermedades recesivas del varón, para no transmitirlas en la descendencia”.
Las donantes son mujeres que se presentan de forma voluntaria y cumplen con algunos requisitos, como ser mayores de 18 años y menores de 30; contar con buena salud psicofísica; no tener antecedentes de enfermedades de transmisión genética en la familia; no tener anomalías en el aparato reproductor; presentar una reserva ovárica normal para su edad y no tener obesidad.
Es importante señalar que en Argentina la donación es anónima.
El tratamiento se puede llevar a cabo sincronizando los ciclos de la mujer que dona con el de la que recibe. A la donante se la estimula y se aspiran los folículos para obtener los óvulos. Y a la que recibe, se le indican hormonas para preparar el endometrio para que esté en condiciones de recibir el embrión.
“El tratamiento se puede realizar también con óvulos vitrificados de un banco, y en ese caso se puede llevar a cabo en cuanto se reciben los óvulos”, explica Sergio Pasqualini.
Y agrega que cuando se realiza sincronizando los ciclos en fresco hay una demora de unos cuantos meses hasta que se realiza: “Esta demora se arrastra desde la pandemia, con una tendencia a que se acorte la espera, porque las donantes se animan a hacerlo como antes”.
El procedimiento dura un ciclo. En el caso de recurrir a óvulos vitrificados de un banco, se dispone de ellos y se realiza el tratamiento. En caso de realizarlo en fresco, sincronizando los ciclos de las dos mujeres, el tiempo de espera va a depender de la disponibilidad de donantes.
Una vez que se asigna la fecha para el inicio, el tratamiento en sí dura aproximadamente 21 días desde el inicio de la preparación endometrial hasta la transferencia uterina. Y luego 10 a 13 días hasta realizar el análisis de sangre para la confirmación del resultado.
Además de las altas tasas de embarazo y la disminución de las probabilidades de enfermedades relacionadas con la edad materna, entre las principales ventajas, Natalia Fernández Peri señala que “la paciente no expone su cuerpo a ningún tratamiento invasivo como lo es una FIV, donde la mujer recibe medicación, los controles suelen ser más estrictos porque se realizan en fechas puntuales y se lleva a cabo la intervención quirúrgica para la extracción de óvulos, que es un procedimiento de carácter ambulatorio”.
La desventaja resulta de no aportar la carga genética de la mujer, que muchas veces determina que un hijo pueda tener características fenotípicas de su madre. Por eso, aceptar recurrir a un tratamiento de ovodonación implica que las pacientes realicen un duelo genético y estén convencidas de que es el camino que quieren continuar.
Sin embargo, un detalle no menor es que “al gestar se genera un vínculo no solo desde el afecto que se construye día a día; sino también desde la epigenética, proceso biológico que consiste en la edición de unas marcas químicas en el material genético, que no cambian el mensaje de los genes pero sí ajustan cómo funcionan: con más o menos intensidad”, explica Virginia Martín.
La ley 26.862 contempla el acceso integral a los procedimientos y técnicas médico-asistenciales de reproducción médicamente asistida. Es decir, que las obras sociales tienen la obligación de llevar a cabo este tipo de tratamientos. A su vez, cada empresa de medicina prepaga tiene distintos convenios u acuerdos con algunas clínicas privadas. Por eso la recomendación es consultar por las prestaciones del plan.
Según la ley, las prepagas y obras sociales deben cubrir hasta tres tratamientos de alta complejidad de por vida, con pausas de tres meses entre cada uno de ellos.
En cuanto a la edad para acceder a los tratamientos, le legislación señala que todo tratamiento de reproducción médicamente asistida con óvulos propios se realizará a la mujer de hasta cuarenta y cuatro (44) años de edad, salvo prescripción médica en contrario. En el caso de óvulos donados, se realizará a la mujer de hasta cincuenta y un (51) años. En ambos casos, la edad se computa hasta el momento de acceder a dicho tratamiento.
En cuanto a los costos aproximados, en Halitus el tratamiento de ovodonación cuesta $842.000 y 1.200 dólares (calculado a tipo de cambio vendedor regido por el Banco de la Nación Argentina).
En WeFIV, en tanto, el tratamiento tiene un valor aproximado de $1.060.000 más IVA.
Mientras que en GESTAR el tratamiento de ovodonación cuesta $970.000.