En el día del orgasmo femenino elegimos entender la importancia del cerebro y la excitación como parte de una vida sexual plena. Durante mucho tiempo se vinculó al orgasmo, conmemorado en este día, como el punto culminante o de mayor placer alcanzado por la penetración del pene del hombre en la vagina de la mujer, con un fin meramente reproductivo. Hoy la ciencia demuestra que el clítoris femenino y el cerebro de las mujeres y de los hombres, son los verdaderos gestores del clímax.
A lo largo de la evolución, la sexualidad, como fuente innegable de placer, fue investigada en sus incontables facetas. Sin embargo, aún en el siglo XXI donde nos creemos abiertos y revolucionarios, la sexualidad sigue siendo un tema tabú. El sexo como medio reproductivo nunca fue cuestionado, pero aún hay personas que consideran a la sexualidad no procreativa como una función no prioritaria en sus vidas.
Por falta de educación sexual, hay personas que no saben cómo apropiarse de su sexualidad y gestionarla; le temen al placer que produce y llegan a reprimir abiertamente el deseo, el descubrimiento y la identidad. Desde el punto de vista generacional y humano, somos lo que disfrutaron otros, en la mayoría de los casos, y por qué no, si fuimos deseados, sigamos honrando ese deseo. El placer no debería avergonzarnos, y menos aún en la vida privada.
La medicina sexual realizó en los últimos tiempos dos hallazgos que pueden provocar un cambio social: la comprobación de la Autonomía Sexual Femenina y el concepto de la Excitabilidad humana, que es la capacidad psico-neurológica individual de cada ser humano para poder lograr su grado personal de excitación sexual. Entonces deberíamos celebrar más la excitación sexual que el propio orgasmo.
La excitabilidad sexual, tan individual y única como la huella digital de una persona, «ES» la generadora del deseo, su verdadero motor, y del orgasmo. Es un proceso que transmuta las sensaciones psíquicas y las materializa en modificaciones físicas como la lubricación, el orgasmo y, en el hombre, la erección y la eyaculación. La excitabilidad sexual es una capacidad potencial que todas las mujeres poseen, aunque muchas nunca la hayan explorado solas ni con su pareja. Pero en cuanto logran descubrir en plenitud su propia capacidad de sentir, esta convicción les da la confianza que induce al aumento de su deseo y la producción de los neurotransmisores y hormonas sexuales. Esa revolución interior contribuirá al mejor funcionamiento de la mente y el cuerpo, y entonces, al sistema reproductor.
Aliados estratégicos de este proceso son los estimuladores sensoriales, antes conocidos como juguetes sexuales. Las personas explorando y descubriendo su cuerpo, entendiendo que la masturbación, o autoexploración, es una actividad natural del ser humano. Muchas parejas podrían mejorar sus encuentros íntimos si pudieran intercambiar con su pareja esa valiosa información aprendida en la intimidad con uno mismo.
Podemos decir que «el software sexual con el que nacimos», a veces debido al desconocimiento, a la represión cultural y a factores bio-psicológicos puede estar «hackeado» y debe ser «reseteado» para que pueda volver a lograr su potencial normal. Los modernos estimuladores neurosensoriales pueden ser, bajo cuidadosa indicación terapéutica, excelentes rehabilitadores de una sexualidad convertida a una rutina displacentera.
Cuanto más nos estimulemos, más nos autoexploremos, más logremos una excitabilidad óptima, mejor será nuestra salud al beneficiarnos de los cambios físicos que ocurren en la respuesta sexual: aumento del ritmo cardíaco, cambios en la presión sanguínea, en la frecuencia respiratoria, en las endorfinas y en la liberación de oxitocina por la glándula Hipófisis del cerebro.
Si, además, estamos buscando un embarazo, aprender a intensificar la capacidad excitatoria mejorará la irrigación pelviana contribuyendo a una mayor y más eficiente funcionabilidad de los ovarios, las trompas y el útero. La lubricación facilita la erección masculina y consecuentemente la penetración adecuada; de esta forma los espermatozoides logran ascender desde la vagina hacia el orificio cervical uterino y alcanzar las trompas. Así, sumar frecuencia, orgasmos, juegos sexuales, también es más útil para la reproducción.