La maternidad en solitario y los nuevos modelos familiares son una realidad. No son pocas las mujeres que, entre los 35 y los 40 años, consultan a un especialista en fertilidad para conocer cuáles son las opciones que la medicina les ofrece para cumplir su sueño de convertirse en madres.
En general, existen dos tipos de «candidatas» definidas a encarar la maternidad en soledad: la mayoría son aquellas mujeres que vienen de una ruptura amorosa y se encuentran pasados los 38 años sin haber logrado tener un bebé y deciden no dilatarlo más. Luego, está el grupo de las que siempre tuvieron la intención de ser madres solas; éste es un segmento menor y son un poco más jóvenes.
Las situaciones a las que se enfrentan estas mujeres son diferentes y tienen connotaciones distintas. «En las primeras, el retraso en la consecución de los objetivos e ideales que la persona se fija en su vida altera las etapas de crecimiento humano. Esto conduce a la disparidad en el crecimiento personal de cada uno de los miembros de una pareja, motivo por el cual muchas veces ocasiona rupturas y lleva a la mujer a tomar la decisión de encarar la maternidad en solitario porque el reloj biológico amenaza y no da tregua», comenzó a analizar para Infobae la licenciada en Psicología Patricia Martinez.
En general, las mujeres manifiestan que no quieren esperar, el tiempo es el eje fundamental en esta cuestión. «Lograron sus objetivos en el plano profesional/laboral e incluso económico y por otro lado comienzan a percibir que las chances de armar un modelo familiar como el que idealizaron se van extinguiendo cada vez más, por eso la idea de encarar la maternidad en solitario se presenta como una alternativa cada vez más viable», observó la especialista de Halitus Instituto Médico, quien consideró que «en la mayoría de los casos encaran esto como una alteración de factores que no modifica el producto final, que es la familia».
Muchas -según la especialista- actúan bajo la premisa de que sólo alteran «el orden de las cosas», primero el hijo y después vendrá la pareja a «paternar» a ese hijo.
En el caso de las mujeres cuya decisión es tener una familia monoparental, fuera del marco de una pareja, el consejo médico siempre apunta a no postergar la decisión para no encontrar luego complicaciones que se relacionen con la edad materna.
Ahora, en muchas oportunidades, quienes se acercan a la consulta lo hacen con el deseo de ser madres solas, pero quisieran una pareja. En ese caso, la opción siempre posible es la vitrificación, para poder preservar su fertilidad sin sentir que les apura el reloj biológico. Y en caso de no establecer pareja, luego ¿tendrían un hijo sola? No muchas veces la respuesta es tan obvia. En una encuesta que realizaron en Halitus sobre 188 mujeres que se acercaron con la intención de vitrificar óvulos, el 52% respondió que buscaría un embarazo en el futuro solas, si bien preferían hacerlo, en la gran mayoría, en pareja.
Según explicó el médico especialista en fertilidad y director científico de Halitus Instituto Médico Sergio Pasqualini «en primer lugar, se evalúa la fertilidad de la mujer, sobre todo en relación con su edad y su historial médico. A partir de ahí se sabrá qué tipo de tratamiento es más acorde a su situación».
Pero, además, se evalúa qué entorno acompaña a la mujer en este proyecto, siempre pensando en el bienestar del hijo. De esta manera, se tiene en cuenta la conformación de su familia, si tiene amistades cercanas, es decir, no es lo mismo una mujer sola de 44 años cuya única familia son los padres mayores, que otra de menos edad con hermanos, primos y una familia unida. «Esto sobre todo lo analizamos en el caso de la ovodonación junto con el semen de banco, que permite a mujeres de cada vez más edad encarar la búsqueda de un hijo. El bienestar de ese hijo es lo que se debe tomar como premisa primera. Criar un hijo en solitario y a una edad madura conlleva conflictos», consideró Pasqualini.
En los casos de las mujeres solas, se recurre a la donación de semen de banco. La selección del donante se realiza a través de un catálogo donde constan sus características, que pueden ser sólo físicas, o ir más allá e incluir el nivel de estudio, profesión, hobbies, etc.
«La donación de semen es anónima, es decir que el donante no sabe a quién le dona y la receptora no sabe quién fue el donante -puntualizó Pasqualini-. Lo que existe es la posibilidad de elegir donantes que hayan aceptado que cuando la persona nacida producto de su donación cumpla la mayoría de edad pueda solicitar sus datos de contacto para conocerlo». Sólo por una cuestión de identidad y conocer el origen genético, no por cuestiones legales. Nadie más que la persona nacida de la donación puede solicitar estos datos y siempre en la mayoría de edad.
Es un procedimiento simple que consiste en colocar a los espermatozoides móviles obtenidos de una muestra procesada de semen dentro del útero de la mujer cerca del momento de la ovulación que se constata con una ecografía en el día 10-12 del ciclo. El objetivo es que alguno de los espermatozoides logre llegar al óvulo que cada mes es liberado del folículo. «La inseminación es una técnica de fertilización asistida de baja complejidad que se realiza en consultorio, pasando un delgado catéter por el canal del cuello del útero para depositar los espermatozoides, en un volumen de 0,2 a 0,3 mililitros, dentro de la cavidad uterina», puntualizó el experto.
En algunos casos se puede dar en el marco de un ciclo natural sin ningún tipo de estimulación, pero, en general, la mujer suele ser sometida a un esquema de estimulación ovárica suave. Es decir, se indican hormonas con la intención de mejorar la calidad del óvulo, tratando de aumentar de esa manera las chances de lograr el embarazo. En la estimulación para inseminación, el médico controla la dosis para que el ovario no produzca más de dos, a lo sumo tres folículos, para minimizar las chances de se produzca un embarazo múltiple.
La tasa de embarazo con esta técnica es alta, siempre que la mujer conserve su fertilidad, y esta no se haya podido expresar por no haber buscado embarazo naturalmente.
Si la inseminación intrauterina no da resultados o si en la evaluación de la fertilidad existe alguna patología que dificultará el embarazo por esa vía, se recurre a técnicas de alta complejidad.
«La FIV es una técnica de laboratorio que consiste en poner en contacto los óvulos de la mujer con los espermatozoides de banco. Se colocan entre 50 mil y 150 mil espermatozoides con los óvulos, de los cuales algunos de ellos se adherirán a la capa externa del óvulo y sólo uno logrará la penetración. Si las condiciones están dadas, se forman los embriones, de los cuales uno o dos serán transferidos al útero de la mujer«, explicó Pasqualini.
El procedimiento, en sí, abarca una etapa de estimulación ovárica, la aspiración de los folículos (entre los días 11 y 15 del ciclo) y la posterior inseminación, en un medio de cultivo, con una muestra de semen. Luego se mantienen en incubadora y a las 16 horas se examinan para ver si alguno está fertilizado. En caso positivo, se espera entre 48 horas y cinco días para realizar la transferencia al útero de uno o dos embriones, los de mejor aspecto, mediante un catéter similar al usado en la inseminación. En algunos casos, puede ser beneficioso congelar los embriones y transferirlos en otro ciclo, dado que se piensa que de ese modo se pueden mejorar las chances de implantación, en el caso que los ovarios hubiesen respondido produciendo muchos óvulos. La prueba de embarazo se realiza a los 16 días de la aspiración de los folículos.
«Al contrario que en la inseminación; se indica un esquema de estimulación más agresivo con el objetivo de lograr la mejor respuesta ovárica, es decir; mayor cantidad de óvulos -detalló. Con esta técnica se calcula que el embarazo se produce en el 35% a 45% de los casos, aunque, por supuesto; las chances son variables según la edad, la calidad de los espermatozoides (aunque buenos en este caso por ser de banco) y la respuesta de la mujer a la estimulación ovárica en ese ciclo».
Es una variante de la fertilización in vitro convencional; en la que la diferencia radica en la manera de realizar la fertilización del óvulo. En vez de incubar los espermatozoides con los óvulos; se inyecta un solo espermatozoide dentro de cada óvulo mediante la utilización de un capilar de cristal muy delgado. Aunque puede decirse que la forma de presentar los espermatozoides con los óvulos es menos «natural»; que aquella que se produce en un medio de cultivo. En ambos casos la fertilización posterior a la penetración; se va a producir naturalmente si es que están dadas todas las condiciones para que ello ocurra.
Se refiere a la técnica de reproducción asistida; que utiliza óvulos de una mujer donante para ayudar a otra mujer a concebir. «En este proceso, los óvulos donados son fertilizados con los espermatozoides de banco de semen; para lograr el embrión que será transferido al útero de la mujer receptora»; explicó Pasqualini. ¿Cómo es el tratamiento para la donante? Se estimulan los ovarios con medicación hormonal. Y se realizan controles ecográficos; para evaluar el crecimiento de los folículos donde madurarán los óvulos. Una vez que los folículos llegan al tamaño preovulatorio; se programa la aspiración folicular para obtener los óvulos, que serán donados.
Luego se realiza el mismo procedimiento de FIV o ICSI ya detallado.
Se indica la donación de óvulos cuando la mujer no puede producir propios que le permita lograr el embarazo. También en casos de falla ovárica precoz; o la incapacidad de producir óvulos aptos para un procedimiento de fertilización in vitro (FIV/ICSI); el uso de quimioterapia o radioterapia y algunos trastornos genéticos. A su vez, aumenta las posibilidades de embarazo y disminuye el riesgo genético asociado a la edad materna. O a algún trastorno cromosómico ya que es un método de preferencia en las mujeres que superaron los 40 años.
Se trata de una manifestación de voluntades donde una mujer lleva adelante un embarazo para otra persona o pareja. Se aplica como terapia para toda persona/s que deseen tener un hijo; y que no tengan posibilidad de llevar adelante el embarazo. Por ausencia del útero, por estar afectado o por riesgo de vida para llevar adelante la gestación.
A grandes rasgos, el procedimiento incluye un primer contacto con un profesional; que explica a la mujer las cuestiones operativas del tratamiento. Y luego tendrá lugar una evaluación psicológica tanto suya como de la mujer portadora. Con el apto psicológico, se hace toda la evaluación médica y una vez que la portadora es apta; se comienza el tratamiento que dependerá de cada caso.
Una vez que todos los intervinientes están de acuerdo, se establecerán los términos legales; para dar lugar al tratamiento de fertilización en sí, que constará de una FIV o ICSI. Sólo que la transferencia de los embriones seleccionados se hará a la mujer portadora.
Juana Repetto decidió ser madre soltera a los 27 años; mediante un procedimiento de inseminación artificial con un donante de esperma.
«Fue una decisión mega responsable y que la tomé sola. La vengo pensando desde los 20 y pico. Yo siempre quise tener un bebé; más allá de la cuestión de tener una relación con alguien. Siempre lo sentí como algo muy mío. Tuve que hacer tres intentos. En el último quedé embarazada.»Contó la actriz en una entrevista; en la que la consultaban por el motivo que la había llevado a tomar la decisión.
Toribio, que ya tiene un año y medio nació a las 41 semanas de gestación. Su mamá no descarta la idea de darle un hermanito. «Me gustaría darle una oportunidad al amor de pareja y volver a sentirme un poco mujer más allá de mamá; cosa que no pienso apurar, pero llegará en algún momento», contó recientemente.
Hace pocas semanas, la periodista de espectáculos Débora D’Amato; contó en el programa donde se desempeña como panelista (Intrusos) que está embarazada de tres meses tras hacer un tratamiento de inseminación artificial; y decidir ser madre soltera.
«Siempre me gustaron mucho los chicos, soñé con tener una familia muy grande. Con mi ex pareja, que estuvimos 10 años juntos, probamos todo, de mil maneras, y no se daba», relató.
A los 45 años, la mujer se convertirá en noviembre en mamá de Lola.
La más polémica, y quizá cuestionada, fue la decisión de Luciana Salazar; quien a los 37 años eligió el método de vientre subrogado para convertirse en madre.
«Ella hizo un tratamiento en el que se le extrajeron óvulos. Parte de ellos se congelaron para usar en el futuro y otros se fertilizaron con esperma y fueron congelados; hasta que se tomó la decisión de transferir el embrión en el útero de la mamá subrogante»; había explicado su médico a los medios al conocerse la noticia.
La mamá de Matilda tiene 15 óvulos y cinco embriones femeninos fecundados, que congeló en la clínica de fertilidad. De todas formas; no descartó cursar ella misma un embarazo para darle un hermanito a su bebé de cinco meses. «Me hubiese gustado tanto llevar en mi vientre a Matilda… Por eso, un embarazo, es algo que no descarto. Si el día de mañana, mi cuerpo responde y mi marco afectivo es el propicio, ¿por qué no?»; dijo recientemente en una entrevista.