Unas 48 millones de parejas en el mundo presentan alteraciones de la fertilidad, lo que representa a alrededor del 15% de aquellas en edad fértil. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la infertilidad es una afección que compromete tanto a hombres como a mujeres y se caracteriza por la imposibilidad de lograr un embarazo a pesar de transcurrir al menos 12 meses de relaciones sexuales regulares sin medidas anticonceptivas.
Si bien estas cifras exponen que se trata de una problemática común y que afecta a todo tipo de personas, las preguntas relacionadas con la espera de un embarazo o con la cantidad de hijos que se desea tener siguen siendo muy frecuentes, sin siquiera saber si la persona enfrenta algún tipo de problema o impedimento.
Durante todo el mes de junio se celebra a nivel mundial el Día de la Fertilidad, fecha que tiene el objetivo de concienciar y educar a la sociedad sobre los cada vez más comunes problemas de fertilidad.
En un mundo donde la maternidad y la paternidad son a menudo celebradas y esperadas, existe un desafío que muchas parejas enfrentan en silencio: la infertilidad. Detrás de sonrisas forzadas y respuestas evasivas, aquellos que luchan contra este problema deben enfrentar una doble carga: el dolor interno y la presión social.
“La infertilidad es más común de lo que parece y aun así la presión social sobre ser madres o padres sigue siendo un tema del día a día. A menudo, la sociedad perpetúa inadvertidamente la idea de que la maternidad y la paternidad son logros automáticos y esperados, sin tener en cuenta los desafíos personales que pueden enfrentar”, señaló Rodolfo Agustin Pasqualini (MN 102.009), director médico de Halitus y especialistas en medicina reproductiva.
Los síntomas que indican una alteración en la fertilidad son poco evidentes y los tratamientos de fertilidad tiene una tasa de éxito de apenas entre el 10% al 40%, porcentajes que pueden disminuir con la edad.
La fertilidad es una condición altamente compleja y puede verse afectada por diversos factores, incluyendo la edad, los desequilibrios hormonales, condiciones médicas, trastornos autoinmunes, tratamientos previos como radioterapia o quimioterapia, enfermedades ginecológicas, exposición a tóxicos o pesticidas y exceso de alcohol o tabaquismo.
Es por esto que dichos como: “¿para cuándo el bebé?, ¡se te va a pasar el tren! o ¿no planeás tener hijos?” puede resultar angustiante y doloroso para aquellas personas que tienen problemas para concebir.
La presión social no sólo puede originarse en el entorno cercano, como amigos y familiares, sino que también se magnifica a través de los medios de comunicación y redes sociales con imágenes idealizadas de la maternidad y la paternidad.
“Actualmente existen recursos y opciones disponibles para aquellos que enfrentan problemas de fertilidad. Se considera que si no se logra un embarazo luego de un año de relaciones sexuales sin protección, o luego de 6 meses en el caso de las mujeres mayores de 35 años, es recomendable consultar con un especialista para poder evaluar la fertilidad mediante estudios específicos en forma personalizada y buscar la solución que más se adapte a las necesidades especificas”, explicó Pasqualini.
Tradicionalmente quienes viven esta lucha contra la infertilidad no hacen eco de su afección. Sin embargo, esto está cambiado debido a que reconocidas mujeres que fueron cuestionadas y condicionadas bajo el hecho de preferir su vida profesional antes que la personal, cosa que también es válida, han manifestado la verdadera razón por la cual no tienen hijos: la infertilidad.
De allí que es vital recordar que cada persona enfrenta su propia batalla y la presión social no debería interferir en su bienestar emocional. La empatía, sensibilización, educación y concienciación son fundamentales para derribar los estigmas asociados a la infertilidad y brindar un entorno de apoyo a quienes lo necesiten.