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Por: Clarín | 14/06/22

En primera persona Oncofertilidad: hizo un tratamiento y tuvo un bebé de su pareja fallecida


El marido de Lorena murió en plena búsqueda de un hijo. La criopreservación es una alternativa para personas que deben someterse a terapias que pueden afectar la fertilidad.

«Gracias a Dios, el oncólogo le dijo: congelá esperma«, cuenta Lorena Fortunatti sobre la charla que tuvo con el médico de su marido, quien falleció en 2020 por un cáncer de páncreas. Al otro lado del teléfono -durante la entrevista con Clarín– se escucha el balbuceo del bebé de ambos, de apenas 6 meses.

«En ese momento yo le pregunté: ¿Qué me hiciste? ¿Esperma para qué? Y me respondió: no lo estoy haciendo para él, lo estoy haciendo para vos«, sigue la mujer de 42 años que vive en Bahía Blanca.

A partir de su experiencia, sugiere que las personas que están atravesando una enfermedad congelen sus gametos (óvulos o espermatozoides) para poder usarlos en el futuro (una vez recuperados) o para dejárselos a sus parejas (en caso de fallecimiento).

«Siempre que sea hablado entre los dos, entre la pareja que lo decide. Si así es la voluntad, lo recomendaría«, opina Lorena. Y agrega: «en mi caso, que mi marido se fue tan joven -a los 42 años- mi bebé me devolvió la vida, los proyectos, la felicidad. Es mi bebé sanador».

El bebé nació con 4 kilos y por cesárea, después de 23 horas de trabajo de parto. El bebé nació con 4 kilos y por cesárea, después de 23 horas de trabajo de parto.

Historia de una búsqueda

«Lo vi dulce, me hizo una comida divina, le dije: qué rica comida. Y me respondió: Lo vi en la Hermana Bernarda. Pensé: no puede mirar la Hermana Bernarda«, recuerda el momento del flechazo con quien fue su pareja durante 17 años.

No se considera una «Susanita» y recién a los 34 le picó el bichito de la maternidad. Pero el embarazo no llegaba. «Yo sentía que algo andaba mal. Me hicieron estudios y la reserva ovárica era muy baja», cuenta Lorena.

Primero buscaron con óvulos propios. En dos años hicieron seis tratamientos en una clínica de Bahía Blanca. «Me recontra embalé», bromea.

Pero en el 2017 tuvo que hacer un «stop», indicado por su hematóloga, porque le daban mal los análisis de sangre. Como tenían que «esperar un tiempito», saldaron deudas pendientes: se casaron y se fueron de viaje.

Cuando retomaron la búsqueda, decidieron probar con una ovodonación en el instituto médico Halitus. Pero, mientras avanzan con los estudios y las autorizaciones, al hombre le diagnosticaron cáncer de páncreas.

«Al tener que realizar quimioterapia, puede afectar la producción y calidad de los espermatozoides, entonces la mejor opción era la criopreservación«, explica la médica especialista en fertilidad Carolina Tomatis, quien estuvo a cargo del tratamiento.

Lo define como un bebé alegre, bueno, y un "relojito" para los momentos de siesta. Lo define como un bebé alegre, bueno, y un «relojito» para los momentos de siesta.

«Sabíamos que el cáncer de páncreas tiene muy mal pronóstico de sobrevida. Sin embargo, en consultorio no habíamos hablado de la posibilidad de utilizar la muestra postmorten», sigue la doctora.

«Solo me contó ella en etapas finales de la enfermedad que él le dio la sugerencia y el ánimo para que siga con el proyecto que arrancaron juntos», completa la especialista.

La criopreservación se realiza en aquellas enfermedades o tratamientos que puedan afectar la fertilidad. Por ejemplo, enfermedades oncológicas, autoinmunes, endometriosis, anemias severas que precisan un autotrasplante de médula, o enfermedades genéticas como síndrome de Turner.

«Lamentablemente no es frecuente«, sostiene Carlota Lucini, coordinadora del programa de oncofertilidad de Halitus. «Un trabajo que todavía queda por hacer es que los médicos tratantes, por ejemplo oncólogos, lo indiquen cuando se encuentran frente a un tratamiento en alguna persona joven», señala.

En una encuesta realizada por la Universidad de California (Estados Unidos) entre 1041 pacientes de 18 a 40 años, de las cuales 560 recibieron tratamiento gonadotóxico (que puede alterar sus gametos), solo el 5% consultó a un especialista de reproducción y el 4% realizó algún método de preservación.

Lorena hizo seis tratamientos de fertilidad en dos años. Imagen de archivo. Lorena hizo seis tratamientos de fertilidad en dos años. Imagen de archivo.

La decisión de seguir sola

Lorena decidió seguir el tratamiento usando la muestra de semen de su marido. «Fui a mi psicólogo. Yo necesitaba que él me dijera que estaba apta. Me dijo: no es si podés o no; es muy necesario. Esa frase no la olvido más», relata.

Los aspectos legales fluyeron sin problemas. «Tuve que pedir una autorización en el juzgado de familia de Bahía Blanca. Sacó la sentencia rapidísimo, en tres o cuatro meses», comenta Lorena.

Y destaca que su marido había dejado todas las autorizaciones firmadas. «Cuando él dejó las muestras de esperma, era para que las utilice yo», aclara.

Su médica la acompañó en el proceso del único caso de «fecundación postmortem» que, hasta el momento, tuvieron en Halitus. «Hay otra mujer que está con ganas, pero en pleno duelo», dice la doctora Tomatis.

En el embarazo la acompañaron su mamá y amigos. En el embarazo la acompañaron su mamá y amigos.

La asesora legal del instituto, Fabiana Quaini, explica que para disponer de un embrión se necesita siempre el consentimiento de uno o dos titulares. Ya sea el gameto masculino o femenino.

«Si la persona falleció pudo haber dejado como destinatario (o sea, se lo pudo haber cedido) a determinada persona o a una clínica en forma anónima», dice la abogada especialista en derecho internacional y de familia.

«Esos papeles normalmente se hacen en la clínica y, si no, hay que hacerlos con un escribano. Muchas veces, si no está hecho bajo un instrumento público, hay que además reforzarlo con una autorización judicial«, completa.

De esa manera se evitan problemas, «ya que con ese óvulo o con ese espermatozoide van a nacer personas que van a tener derechos hereditarios«, advierte la letrada.

Quaini señala que, en Argentina, todavía no existe ninguna ley de la disposición de gametos postmortem. Solo hay algunos proyectos de ley sobre embriones.

Cuando crezca, Lorena piensa decirle al nene "toda la verdad" sobre su papá. Cuando crezca, Lorena piensa decirle al nene «toda la verdad» sobre su papá.

«Años esperando por esto»

Lorena cuenta que tuvo un embarazo «fantástico», acompañada de su mamá -quien se mudó a vivir con ella-, sus amigas, y los amigos de su marido.

Quería tenerlo de forma «natural». Había ido a gimnasia y a cursos de preparación. Pero después de 23 horas de trabajo de parto no pudo lograrlo y tuvo que ir a cesárea.

«Es que nació con 4 kilos, era imposible. El resto sufría, pero yo lo disfrutaba. Años esperando por esto», festeja quien sabía que algún día iba a lograr ser mamá. Pero no sabía cómo.

En un futuro, piensa decirle la verdad a su hijo. En todo sentido. Desde la ovodonación hasta lo que transitó su marido. «Él tiene su papá, que está en otro plano, pero que lo buscó por años. Y tiene su apellido», señala.

Decidió contar su historia para ayudar a quienes atraviesan situaciones similares. Además de agradecer todo lo que su marido hizo para cumplir con el sueño compartido de tener un hijo. Y lo logró.


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