Embarazo consciente, doulas y parto respetado: cómo vive la mujer la "dulce espera"

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Por: Infobae | 04/09/19

Embarazo consciente, doulas y parto respetado: cómo vive la mujer de hoy los 9 meses de la «dulce espera»


Embarazo consciente, doulas y parto respetado

Con la información al alcance de la mano, la «nueva embarazada» entiende que saber le otorga poder y, de la mano de los cambios que ocurren en la sociedad, comienza a cuestionar(se) su rol como mujer gestante y elige una postura más activa. Cómo es romper con los mandatos y qué camino falta recorrer.

Cada 31 de agosto se conmemora el Día de la Embarazada y del obstetra, en honor al día en que murió San Ramón Nonato, patrono de las obstétricas, parturientas y embarazadas, en el año 1240.

Y bien vale la fecha para reflexionar qué rol tienen hoy las mujeres que se encuentran en la «dulce espera» y cómo la medicina actual acompaña a esta «nueva mujer» y a la familia que está por recibir a un nuevo integrante.

En el último tiempo, muchos profesionales y responsables no sólo de la parte médica sino también en los aspectos psicológicos de un período especial como es la maternidad, se encontraron nuevos actores en su trabajo cotidiano: la doula, la puericultora, el embarazo consciente, el yoga para embarazadas, el parto respetado, y demás factores que fueron cobrando relevancia y cambiando la manera en que las mujeres viven, sienten y deciden transitar la llegada de un hijo.

«Como consecuencia de esta bendita revolución feminista, empiezan a verse resultados en muchos comportamientos y en muchas áreas o esferas de la mujer, que empezaron a deconstruirse, a reversionarse y a cuestionarse. Entonces, todo este nuevo paradigma trajo consigo empezar a rever la figura de la mujer embarazada como una una mujer pasiva, estática y solemne y percibirla más como una mujer activa, informada y con vistas a poder empoderarse«. Para la licenciada en Psicología Luján Rossetto (MN 45356) «ya no corre más la figura de la embarazada ‘santificada’ y la imagen de la gallina empollando; son construcciones sociales que empiezan a derrumbarse».

Rossetto, quien además es puericultora y el alma detrás de Maternarse, una cuenta de Instagram donde comparte su visión y experiencias como madre de Ulises y Lola, consideró que «en esta línea es que la mujer embarazada empezó a informarse, a cuestionarse muchas cosas que estaban establecidas, por ejemplo que si tuviste una cesárea no podés tener un parto vaginal, o si no pudiste darle la teta a tu primer hijo entonces no vas a poder con el segundo, o que tu leche no alimenta y un montón de mitos que se fueron perpetuando a través del tiempo, muchas veces sostenidos también por el sistema médico hegemónico».

En la misma línea se manifestó la licenciada en Psicología Lorena Ruda (MN 44247), para quien «en la actualidad, las mujeres están más involucradas con todo lo que al embarazo, parto, lactancia y puerperio refiere porque hay más información al alcance de todos. El acceso a esta información hace que una esté más conectada con otras personas atravesando lo mismo y juntarse con otras parejas o mujeres embarazadas alivia las dudas, sensaciones y miedos sobre lo que se está viviendo». «Hablar con otras personas que atraviesan por lo mismo calma la incertidumbre y la ansiedad aunque sepamos que cada experiencia es única e intransferible», aseguró.

«De todas maneras, me parece crucial, desde mi lugar de psicóloga y puericultora no confundir -y es clave hacer la distinción- empoderamiento con idealización. Una cosa es un hecho revolucionario y maravilloso como este lema de que la información es poder, pero no debe confundirse con la idealización», sostuvo Rossetto, y destacó: «Porque una cosa es informar y asesorar y que una mujer, con el consentimiento médico y estando en óptimas condiciones, sepa que después de una cesárea puede tener un parto vaginal, por poner un ejemplo, o asistir a una mujer para que pueda tener una lactancia exitosa y placentera, pero si esto no ocurre, será un error caer en la frustración producto de que se idealizó una situación que luego no se dio en los hechos».

Para ella, «ir en la línea del mandato, de la omnipotencia del estilo ‘tenés que tener un parto vaginal’ o ‘tenés que poder dar la teta’ no ayuda, por eso es tan importante la presencia y el asesoramiento de profesionales que trabajen desde el deseo y no desde el mandato, informando, empoderando, pero nunca censurando ni levantando banderas que pueden generar tanto o más daño que la desinformación». «Es un límite muy fino pero que me parece clave poder resaltar: una cosa es una embarazada empoderada, informada y con herramientas, y un sistema médico y profesional que la acompañe desde el amor y el respeto y otra cosa es la idealización, porque si no, caemos en que si tal cosa no pudo suceder hay un pasaje a la frustración y a la culpa enorme», resaltó.

En este contexto, Rossetto destacó que «las consultas prenatales tuvieron mucho auge en el último tiempo». «Generalmente, el estallido emocional y los problemas golpeaban muy de frente en el puerperio inmediato, precisamente por la falta de información o por la falta de mención de lo que pueden ser instancias posteriores al embarazo -señaló-. Y en los últimos tres o cuatro años esto cambió: la adquisición de poder y de información se vio plasmada muy gráficamente y la figura de una embarazada activa tiene que ver con que en líneas generales la mujer está atravesada y estimulada por muchos movimientos y la embarazada no debe estar en un lugar tan diferencial con respecto a eso».

Finalmente, aclaró que «el embarazo es un momento psíquico en el que se ponen en juego muchas ansiedades, temores y fantasías inconscientes, por lo que es muy importante saber cómo transmitir la información y cómo empoderar a esa mujer de una manera clara, respetuosa y amorosa porque por más que no lo manifieste está atravesando una revolución interior».

«Tener información claramente empodera y, las más de las veces, genera que esas madres puedan decidir más a conciencia, por ejemplo, qué tipo de parto quieren», consideró Ruda, quien sin embargo sostuvo que «en muchos casos este mismo empoderamiento puede generar fanatismos y mucha frustración si algo no sale como se deseaba».

Y tras asegurar que «hoy los partos suelen ocurrir en sanatorios muy lindos pero con poco tiempo disponible para que la madre haga su trabajo de parto; todo tiene que ser rápido», comparó: «Antes las parteras se instalaban en las casas días antes del parto y acompañaban a la mujer embarazada en todo momento».

«Tener un parto respetado, sea por cesárea o por vía vaginal, implica que esta madre sea contenida, sostenida y acompañada en todo el proceso. Y eso también implica confiar en el médico y en sus decisiones en el momento del parto», concluyó.

Sobre esto, el médico obstetra Ariel Masquef (MN 107646) aclaró que «para hablar de una ‘nueva embarazada’ primero hay que tener presente que existe una división grande según las condiciones de vida, el estatus social, los recursos». Para él, «no es lo mismo la paciente que puede acceder a la prepaga y se atiende en un sanatorio, que aquella que se atiende en un hospital y no cuenta con otra cobertura de salud». «La primera, es una mujer más informada, que sabe muchos de los estudios que tiene que hacerse durante el embarazo y que los hace -agregó a Infobae el obstetra de Halitus Instituto Médico-. En muchos casos vienen con sobreinformación y piden ciertos estudios, que luego el especialista deberá analizar si vale o no la pena hacer y explicar en consecuencia. La paciente de bajos recursos, en tanto, no sólo no cuenta con esa información, sino que no suele cumplir con las visitas al hospital y con los estudios que es necesario hacerse. En general o les queda lejos, o no pueden faltar a su trabajo, o tienen niños que cuidar o no tienen para pagarse el pasaje. En muchos casos debemos internarlas para poder estudiarlas».

Con esa aclaración hecha, «sí es cierto que las primeras mujeres mencionadas vienen con más información, que en muchos casos es desinformación que circula por internet, por redes sociales o por referentes que muchas veces no cuentan con los conocimientos suficientes». «Uno de esos casos es creer que el parto respetado es sí o sí un parto vaginal, o un parto domiciliario porque es el deseo de la madre», añadió.

En ese sentido, el especialista sostuvo que «la importancia reside en el diálogo que el profesional tenga con esa mujer, cuando se le explica que el parto natural es lo más lindo que hay, pero que primero hay que evaluar los si las condiciones médicas están dadas y no existe riesgo para ella o su bebé». «El objetivo es siempre una mamá y un bebé sanos al momento del nacimiento».

«Otro requerimiento muy presente en este tiempo puede ser parir sin suero o anestesia», señaló Masquef, quien sostuvo que «eso se le respeta», aunque aclaró que «muchas mujeres sueñan en principio con lograrlo, pero muchas veces en todo el desarrollo del parto, terminan necesitando analgesia».

Respecto al contacto piel con piel (Copap) desde el primer minuto de vida, otro concepto que se conoció junto con otros aspectos que se nuclean en el parto respetado, y que las madres hoy solicitan a sus médicos, el especialista destacó que «tienen que darse una serie de condiciones y seguir un protocolo estricto para poder hacerlo. Pero si se logra, es muy beneficioso para la mamá y el bebé, e incluso para el establecimiento de una lactancia materna exitosa«.

«Los médicos respetamos todo lo que la mujer diga, siempre teniendo en cuento los derechos del niño por nacer; no somos máquinas de atender cesáreas, somos humanos atendiendo humanos. Y respetándonos entre nosotros», resumió.

La doula, una figura que pisa cada vez fuerte

«Existen algunas controversias en torno al rol de la doula y algunos profesionales no la suman a su trabajo porque argumentan que no son médicas. Nosotros siempre entendimos el abordaje de los pacientes como multidisciplinario, y así como sugerimos el coaching o las terapias complementarias para atravesar la búsqueda de un hijo o el embarazo, nuestra experiencia nos convence del beneficio que la compañía de la doula da a las pacientes, a las familias, al bebé y, al final del día, a nuestro trabajo como obstetras«. Así respondió el director científico de Halitus Instituto Médico, Sergio Pasqualini, consultado sobre el rol de este nuevo actor (o actriz) que apareció hace un tiempo y se afianza a paso firme en el acompañamiento del embarazo, el parto y el postparto.

Si bien la palabra doula significaba esclava o sirviente, hoy ese término lejos está de algo negativo. Se rescató y se lo llevó a un escenario donde se relaciona a un acompañamiento del embarazo, la lactancia y los cuidados del recién nacido. «Desde una mirada personal y menos académica, somos simplemente mujeres madres que nos formamos para estar al servicio de otras mujeres durante la búsqueda del embarazo, el embarazo, el nacimiento, la lactancia, el puerperio y el primer año de vida», contó María Laura Domínguez (Lau, como le gusta que la llamen) doula de Halitus Instituto Médico. «Nuestro rol es escuchar los deseos de la mujer, acompañarla para poder cumplirlos, empoderarla y ayudarla a consensuar sus sueños maternales con su equipo médico».

En el mundo, muchos países tienen profesionalizado ese rol y forma parte de los equipos médicos. En los Estados Unidos existe una red extensa de doulas y su remuneración está contemplada en la mayoría de los seguros médicos. En el Reino Unido, son aceptadas dentro servicios de maternidad, algunos los emplean y otros tienen voluntarias. En Polonia, están reconocidas y reguladas desde 2015.

Tener una doula tiene como beneficio un acompañamiento constante, apoyo, un vínculo mujer – mujer (o familia u hombre, acorde a los nuevos modelos familiares), siempre para fortalecer la capacidad de maternar, de elegir, de dar amor, y llevar a la mujer al camino soñado para el nacimiento. Las embarazadas se sienten más informadas acerca de los aspectos emocionales que las invaden durante ese período. Se sienten acompañadas, no sólo con palabras y ejercicios, sino también con un simple masaje o al encontrar las respuestas a las preguntas que van surgiendo en el maravilloso mundo de maternar.

«En mi caso, utilizo diferentes herramientas, entre ellas conocernos, el coaching, ejercicios de relajación, visualización, conciencia plena, entre otros», continuó Laura.

El beneficio se traduce en mujeres que llegan a parir más empoderadas, con menos miedos, más plenas, e incluso capaces de entender las condiciones de su parto, en caso que no sea como ellas lo desearon por alguna cuestión médica. «Las ayudamos a entenderlo y abrazar esa nueva manera de recibir a su bebé -aseguró-. La demanda de la doula creció mucho en los últimos años por la conciencia de las mujeres de pedir compañía y ayuda. Decir no puedo sola, de mostrarse vulnerables y soltar».

La doula complementa el equipo médico y en ningún momento intercede en su trabajo, ni intenta ocupar ningún rol que no es el suyo. En todos los casos, el equipo médico es el que autoriza y valida a la doula si la futura mamá lo pide, tiene que existir una sinergia constante y un pleno entendimiento de que la doula es transparente (no se ve). «Nuestro único trabajo en la parte médica es agarrar la mano fuerte de la mujer y decirle, ¡vos podes!«.

Trabajamos con toda la familia, con cómo imaginan el nacimiento, que música, qué luz, qué palabras, qué olores. Luego del nacimiento, cómo ven la llegada a casa, qué van a hacer con las visitas, cómo es el proceso general de nacimientos de amigos y familiares y qué les gusta y qué no de eso.

«Parir con una doula es parir respetando los deseos de la mujer y de la familia, es acordar con el equipo médico todo lo que sea posible en relación a lo que sueña la embarazada. Es el cálido abrazo en la soledad luego del nacimiento y es, también, saber que eso va a pasar», resumió Lau.

Existen instituciones que aceptan sin problema su rol e incluso en varias ya son parte del equipo de obstetricia. En otras, todavía hay un trabajo por delante, y el acceso está relacionado al acuerdo que exista entre ellas y el equipo médico.

Más conexión con el propio cuerpo

Suele decirse que conectarse con el cuerpo gestante y con el bebé que allí está creciendo será clave para transitar un embarazo armonioso y llegar al momento del parto con los recursos necesarios para atravesar el trabajo de parto y parto de la mejor manera.

«La práctica de yoga en el embarazo permite la conexión de la mujer con su cuerpo ya que en las distintas posturas (asanas) que se practican se lleva la atención a distintas partes del cuerpo, a la respiración, al estado de la mente y las emociones. El aprendizaje es en torno a sentir cuerpo y soltar tensiones innecesarias. De esta manera se facilita el contacto con el bebé para proveerle un hábitat distendido«. María José Noya es profesora de yoga pre y post natal y experta en el método Frida Kaplan.

Consultada sobre por qué cree que las mujeres se interesan más por este tipo de disciplinas en el último tiempo, aseguró que es «debido a que hay mayor información en torno a las disciplinas de conciencia corporal y sus beneficios en cuanto a su efecto integrador». «Y también porque las mujeres están tomando un rol más activo a la hora de atravesar el embarazo y el parto, dándose el permiso para, a partir de informarse sobre todas las posibilidades, sentir cómo quieren vivir esta etapa tan especial». «Además, los papás también se involucran más en la crianza y ya desde el embarazo pueden jugar un papel activo en cuanto a estar informados acerca de los distintos aspectos de la ma/paternidad y ser sostén de su pareja», sostuvo Noya, quien el 7 de septiembre dará junto a Ruda un taller prenatal para parejas y mujeres gestantes.

Y sobre qué beneficios trae la práctica del yoga pre y post natal, destacó: «El embarazo es el momento de mayor transformación en la vida de la mujer, el yoga permite atravesar estos cambios de una forma más serena y en contacto consigo misma y su bebé». «A nivel físico actúa habilitando una respiración plena, mitigando las molestias de columna típicas de esta etapa, y preparando la pelvis para poder moverse con mayor soltura y comodidad en el embarazo y el trabajo de parto -puntualizó-. A nivel emocional y mental, los trabajos sobre la respiración, visualizaciones y la meditación le permiten desarrollar la presencia en el aquí y ahora y la autoconfianza y conectar con la capacidad del cuerpo de gestar y de parir. En el postparto, el trabajo corporal permite la recuperación del suelo pélvico que sufrió distensión haya sido parto vaginal o cesárea, y también de la zona abdominal y relajar la espalda alta y cintura escapular».

«Pero lo más importante es que durante el postparto las mamás puedan encontrarse con pares, otras mujeres transitando parecidas experiencias para compartir sus sentires, miedos e inquietudes y hacer más llevadera la crianza», finalizó.

Informarse, empoderarse, juntarse, respetarse, hacer tribu. Nuevos conceptos, que toman valor en una nueva época en la que una nueva mujer está «naciendo».

 

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