La jerga popular lo define como “el mañanero”. Sin embargo, el sexo matinal tiene su propia definición científica, aunque pocos la conozcan: matutolagnia.
“Se le llama así a tener actividad sexual por la mañana, ni bien uno se despierta. Si bien la palabra ha tomado difusión últimamente, esa práctica es bastante usual en muchas parejas. De pronto han aparecido palabras nuevas para nombrar actividades sexuales que no lo son”, explicó a Clarín Beatriz Literat, médica sexóloga clínica de Halitus Instituto Médico.
Practicar el sexo en este horario “es una decisión de las personas, no un hecho biológico”, destacó la especialista, al tiempo que aclaró que la mañana es “coincidente con varias situaciones biológicas que favorecen” la actividad.
En ese sentido, ejemplificó que “por la mañana los varones presentan erecciones espontáneas, como un hecho fisiológico que expresa su salud vascular”. En la misma línea, resaltó que de no haber situaciones extraordinarias o bebés de por medio, en general las personas por la mañana están más descansadas.
Pero incluso las hormonas parecen estar del lado de la matutolagnia. La sexóloga explicó que “la testosterona, los estrógenos y la dopamina tienen una mayor concentración en sangre por la mañana, con la luz del día; y al ser hormonas sexuales que influyen en el deseo y la excitación, favorecen sensaciones sexuales más intensas que en otros momentos del día”.
La matutolagnia se expresa o practica de diferentes modos, según la edad de la pareja. “En los más jóvenes, además de sentirse el placer de la intensidad hormonal matutina, la natural energía juvenil puede impulsar a los encuentros amorosos apenas se despiertan, aunque sean de corta duración, son los llamados ‘rapiditos’, expresó Literat.
En tanto, “en las edades maduras el sentirse descansado, con la energía intacta y con tiempo disponible -ya que no existen urgencias familiares o laborales que atender en ese horario- favorecen un estado de ánimo apropiado para el encuentro de la pareja”, añadió la médica.
Las obligaciones diarias y las actividades cotidianas impactan de distinto modo en cada persona. Sin embargo, resulta lógico creer que, llegada la noche, el cansancio sea más notable que por la mañana.
En ese marco, la sexóloga comparó con el sexo nocturno, que muchas veces puede darse recién a altas horas, cuando la energía no es la misma o cuando los hijos se duermen: “La calidad de esos encuentros probablemente no va a ser igual a las que se producen en un estado de descanso físico y mental, como sucede al despertarse por la mañana”.
Además, mencionó cómo los diferentes horarios generan distinta predisposición en la pareja, así como diferencias respecto al placer que cada uno de los integrantes siente durante el encuentro sexual. “Puede suceder que, al final del día, uno de ellos simplemente acepte complacer el pedido del otro, pero no alcanza a disfrutar plenamente del encuentro. Las parejas relatan que los encuentros sexuales matutinos son más equitativos en relación al goce mutuo”.
¿Por qué? Según la especialista, “todo esto se refleja en el mejor funcionamiento del sistema nervioso y repercute positivamente en el estado de salud en general”. “Por eso es que la actividad sexual, especialmente si va de la mano de una buena sintonía emocional de la pareja, contribuye a mejorar el sistema inmunológico, al constituirse en un verdadero recurso antiestrés natural”, concluyó Literat.