La pandemia disparó la demanda de preservación de fertilidad. En un escenario en el que la incertidumbre sobre el futuro crece, cada vez, son más las mujeres que deciden someterse a estos tratamientos. En todo 2020, hubo 30% más de estas prácticas que en 2019 y, en los primeros cinco meses de 2021, el crecimiento supera al 100%, comparado con igual periodo del año pasado.
La vitrificación de ovocitos es un proceso de solidificación, en el que los ovocitos son tratados con sustancias criopotectoras y sumergidos en nitrógeno líquido a una temperatura de 196º bajo cero. Hoy, los precios rondan en los $ 150.000 durante el primer año y u$s 300 por año de mantenimiento.
Los pasos son los mismos que los de un ciclo de fertilización in vitro: primero, se realiza la estimulación de la ovulación durante unos 10 días, aproximadamente. Una vez completada, se programa la aspiración de los ovocitos, que es un procedimiento mínimamente invasivo, que dura unos 20 minutos bajo sedación. En lugar de inseminarlos y fecundarlos, se realiza la vitrificación. Después, quedan almacenados en nitrógeno líquido.
«Entre enero y mediados de mayo, la demanda de tratamientos de vitrificación creció en un 137% contra el mismo lapso del año pasado. Hay que tener en cuenta que, en 2020, durante un mes, el centro estuvo cerrado por el confinamiento», resaltaron desde IVI Buenos Aires.
«La pandemia y los riesgos de contagiarse Covid generaron que muchas mujeres y parejas pospongan su búsqueda de embarazo. Sin embargo, hay quienes, por la edad, no pueden continuar retrasando la maternidad. La vitrificación da esa posibilidad de poder usar sus óvulos, por ejemplo, cuando la crisis sanitaria se termine», explicó Fernando Neuspiller, tocoginecólogo y director de IVI Buenos Aires.
Lo cierto es que, si bien se esperaba un baby boom, producto del mayor tiempo en los hogares, por el contrario, según los especialistas, hoy se registran menos embarazos.
«Una de cada seis parejas tendrá dificultades para lograr el embarazo. Además, el contexto de pandemia complica el acceso a los tratamientos, por la necesidad de adaptarse a normas y protocolos. Al mismo tiempo, se da un incremento del 60% en las consultas con intención de vitrificar óvulos», indicó Sergio Pasqualini, referente en medicina reproductiva y director científico del Instituto Médico Halitus.
Los cambios socioculturales y los avances científicos muestran cómo se posterga la búsqueda de un hijo y cómo surgen nuevos tipos de familia. «Hace una década y media, el promedio de edad de consulta por infertilidad era de 33 años. En la actualidad, es de 37-38 años», indicó Pasqualini.
Según el especialista en fertilidad, el motivo «es la incertidumbre que trajo la pandemia en cuanto al futuro, al trabajo, a lo económico. No sólo en aquellas mujeres que tienen el deseo en el futuro cercano, sino en aquellas que lo ven como una apuesta al futuro. Inclusive, algunas que tienen pensado nunca tener hijos, ante la eventualidad que pudieran cambiar de idea».
La pandemia potenció en varias parejas y mujeres la decisión de congelar sus óvulos, pensando en un futuro sin Covid. «Cuando los fenómenos externos cambian nuestros planes, la vitrificación es una forma de actuar en el presente pensando en el futuro», concluyó Neuspiller.
«Es una forma de detenerte en el tiempo. Nuestra fertilidad cae abruptamente después de los 40. Esto te permite hacer un impasse», agregó Ana Claudia Ceballos García, presidenta de la Asociación Concebir.
Muchas, por diferentes razones, postergan la decisión de ser madres. «Hay miedo de atravesar un embarazo en pandemia y un parto en pandemia. Hay muchos problemas económicos, lo que hacen que trasladen la decisión hacia más adelante», indicó Ceballos.
Hoy, la mayoría de las mujeres que optan por este tratamiento tiene entre 35 y 40 años, aunque, también, crece el número de personas jóvenes que deciden congelar sus óvulos. «Tenemos, cada vez, más casos de mujeres de 20 años o 25», finalizó la especialista.