Stella Lancuba, presidenta de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (SAMeR), señala que de acuerdo a la última información disponible a partir de un reporte voluntario, aproximadamente 1500 mujeres donaron óvulos en 2015. «Es un número bastante bajo para una población como la argentina, dato a partir del cual uno puede estimar que sí se requerirían más donantes», dice Lancuba. En nuestro país, 1 de cada 4 procedimientos de fertilización asistida requiere de la utilización de óvulos donados.
El número insuficiente de donantes podría estar vinculado a distintos factores, como la falta de campañas que fomenten la donación, y que el tema, aún hoy, puede ser considerado sensible de comunicar para algunas personas. «Uno le pide a los pacientes que promuevan la donación y acerquen los donantes, que pueden ser relacionales; es decir, uno le puede donar una hermana, a un familiar, pero a la gente le cuesta mucho este tema, porque la ovodonación es tabú, así que hay distintos factores que hace que haya un bajo número de donantes en relación a la potencialidad del tratamiento», considera Lancuba quien, además, es directora médica del Centro de Investigaciones en Medicina Reproductiva (Cimer).
Por su parte, Estela Chardon, psicóloga y fundadora de la asociación de pacientes Concebir, que brinda apoyo a personas con trastornos de la reproducción, pone el foco en el incremento del número de mujeres que se acercan en busca de una donación. «Si son pocas o muchas tiene que ver con la demanda, que aumentó muchísimo por varios motivos», plantea.
En este sentido, las razones tienen que ver con el retraso de la maternidad, el mayor número de búsqueda de embarazos por parte de mujeres solteras o de parejas igualitarias que antes no podían acceder a este tipo de tratamientos. «La demanda creció mucho y lo que pasa es que la cantidad de donantes no creció de la misma manera», describe Chardon, fundadora además de la Sociedad Argentina de Psicología en Reproducción Humana Asistida.
«La gente accede mucho más a los tratamientos gracias a la ley de reproducción 26.862 -dice Nicolás Neuspiller, coordinador del programa de Reproducción Médicamente Asistida en la Secretaría de Salud de la Nación y director médico de Fecunditas-. Por ende, se descubren más casos de pacientes que necesitan la ovodonación. Las donantes más o menos se mantienen en una situación estable, por lo cual empieza a haber un cierto desequilibrio entre donantes y receptoras. Y por otro lado estamos trabajando en un registro de donantes masculinos y femeninos, donde se va a permitir que las donantes donen nada más que seis veces, por una cuestión de protección de su salud. Ahí se va a complicar más el asunto».
La consecuencia de esta desproporción, a su vez, puede tener su efecto en el tiempo que una mujer espera para recibir una donación de ovocitos que, en promedio, puede ser de seis meses (así como en algunos lugares la demora puede ser de un trimestre, en otros la dilación puede alcanzar un año).
Sin embargo, Rodolfo Sergio Pasqualini, director científico de Halitus Instituto Médico, por su parte, tiene una mirada distinta del tema. Según Pasqualini, el incremento en número de personas que desean recibir óvulos va en aumento junto al de las donantes. «Está en relación a la difusión de la técnica de ovodonación y fundamentalmente a las redes sociales, que es por donde se hace la mayor captación de donantes», afirma el especialista. «Las que donan una vez en general siguen donando y lo pueden hacer hasta seis veces. En general, no pasan de cuatro o cinco, pero donan en más de una oportunidad», detalla.
Chardon, en tanto, encuentra una dificultad aparte asociada al aumento de mujeres que esperan por una donación de ovocitos, «El otro problema que se suma es que aquellos que van por obra social o prepaga van todos a los mismos lugares donde han firmado convenio las obras sociales. Entonces aquellos centros concentran en un solo lugar una gran parte de la demanda. Aahí la espera se hace más larga», dice Chardon. Se trata de un tiempo de espera que suele concentrar una diversidad de emociones que pueden variar en cada mujer, aunque en muchos casos la angustia y la ansiedad forman parte de este abanico de sensaciones.
En torno a la donación de óvulos sobrevuelan creencias que se cruzan con faltas de información que tampoco ayudan a fortalecer el proceso. «Si hacen falta más donantes, a ese pedido hay que agregarle varios requisitos. No es una cuestión numérica solamente. El primer requisito es si la donante entiende lo que está haciendo», dice Chardon.
Algunas mujeres pueden llegar a comparar el acto de la donación con el de una menstruación, cuando en realidad se trata de un procedimiento médico con varios estudios incluidos. Más aún, la especialista destaca que «muy pocas donantes tienen la representación de que ese óvulo va a nacer una persona».
«Sí incorporan el concepto de que van a ayudar a formar una familia, a otras mujeres o a una pareja de hombres que necesita de óvulos, pero muy raramente aparece en el discurso que de ahí va a nacer una persona que puede tener intereses, preocupaciones, necesidades y que tiene que construir su identidad, Casi ninguna está informada de la existencia del artículo 564 del Código Civil», advierte.
Este artículo en cuestión habilita, bajos razones justificadas ante la Justicia, a que las personas nacidas a través de las técnicas de reproducción humana asistida conozcan la identidad del donante. Una persona nacida gracias a un tratamiento de reproducción asistida podría, por ejemplo, querer conocer a quien haya donado los óvulos que permitieron la fecundación.
«La reclutación, como hay mucha demanda, tiende a ser masiva y focalizada en los aspectos físicos, en la salud o el fenotipo, pero hay muy poco trabajo psicológico con las donantes. porque hay mucha demanda»,
Por eso, Chardon cree que la búsqueda de donantes debería darse con una mayor atención a la actual, con más información y cuidado. «Me han consultado chicas que me dicen ‘me dieron la medicación pero me explicaron todo rápido y ahora no sé si me la apliqué bien». Entonces reclutar donantes así no va», sostiene.
¿Qué propuestas hay ante este estado de las cosas? Por un lado, Chardon, apuesta por impulsar más charlas con y entre donantes para brindar información y despejar dudas.
«El riesgo de la campaña es la reclutación masiva de gente que no entiende lo que está haciendo. El impacto que esto genera no me parece ético. Sí me parece que se puede hacer una campaña de concientización», dice Chardon.
«El óvulo es una célula muy preciada en la naturaleza, y sería bueno que la gente pudiera donar y que se pudieran conformar bancos (de gametos) con una buena calidad y una buena selección», concluye Lancuba. «Pero hablar de esto es una utopía. La realidad es totalmente opuesta, hoy estamos frente a la presencia de insuficiencia de donantes, situación que debería promocionarse en todos los niveles de la sociedad y que requiere una concientización de la población y una mirada solidaria en la posibilidad de ayudar a otra mujer a plasmar su maternidad».