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Por: Infobae | 01/12/22

Disminución en el conteo global de espermatozoides: ¿los seres humanos podrían enfrentar una crisis reproductiva?


Un reciente estudio indica que la concentración de espermatozoides se redujo un 62% en los últimos 40 años. Los investigadores sostuvieron que la tasa de disminución se está acelerando en virtud de los datos recolectados en 53 países

Que las familias en la actualidad no tienen la misma cantidad de hijos que hace unos años no es novedad. Tampoco que por cuestiones laborales, profesionales y hasta económicas las parejas retrasan cada vez más la búsqueda de un embarazo. Ahora, lo que sí es todo un hallazgo es lo que descubrieron investigadores y publicaron en la revista Human Reproduction Update: los seres humanos podrían enfrentar una crisis reproductiva como consecuencia de la disminución del conteo global de espermatozoides.

Según observaron, sobre la base de estimaciones en 153 hombres que probablemente desconocían el estado de su fertilidad, la concentración promedio de espermatozoides cayó de un estimado de 101,2 millones por mililitro a 49,0 millones por mililitro entre 1973 y 2018, lo que representa una caída del 51,6%.

Asimismo, el recuento total de espermatozoides cayó un 62,3% durante el mismo período.

Otra investigación realizada por el mismo equipo e informada en 2017 había encontrado que la concentración de esperma se había reducido a más de la mitad en los últimos 40 años. Sin embargo, en ese momento, los hallazgos se centraron en una región que abarcaba Europa, América del Norte y Australia. El presente estudio incluye datos más recientes de 53 países.

En la última investigación se observaron disminuciones en la concentración de esperma no solo en la región previamente estudiada, sino también en América Central y del Sur, África y Asia.

“Este análisis integral de metarregresión informa una disminución significativa en el conteo de espermatozoides, impulsada por una disminución del 50% al 60% entre los hombres no seleccionados por fertilidad -destacaron los autores del trabajo en la publicación de las conclusiones-. Debido a las importantes implicaciones para la salud pública de estos resultados, se necesita con urgencia investigar las causas de este declive continuo”.

El profesor Hagai Levine es el primer autor de la investigación de la Universidad Hebrea de Jerusalén, y sostuvo: “Creo que esta es otra señal de que algo está mal en el mundo y que debemos hacer algo al respecto. Así que sí, creo que es una crisis que es mejor que abordemos ahora, antes de que llegue a un punto de inflexión que puede no ser reversible”.

“Tal disminución representa claramente una disminución en la capacidad de reproducción de la población”, remarcó.

Consultado por Infobae acerca de a qué podría deberse la disminución en el conteo global de espermatozoides que está ocurriendo en el mundo, el médico obstetra y especialista en fertilidad Sergio Pasqualini (MN 39914) evaluó que “las razones pueden ser varias: desde alteraciones genéticas, que se van produciendo de generación en generación, a los contaminantes ambientales que se creen actúan como tóxicos en forma directa o como disruptores endocrinos, que al actuar sobre los receptores hormonales afectan al normal funcionamiento de las hormonas”.

“También la epigenética, es decir, el medioambiente actuando sobre los genes, activándolos o silenciándolos, pueden, a través de su efecto sobre los genes, ser transferidos de generación en generación”, agregó.

En opinión del director de Halitus Instituto Médico, “la mala alimentación puede ejercer su efecto sobre la microbiota, la permeabilidad intestinal, generando enfermedades autoinmunes o una inflamación sistémica de bajo grado que puede afectar los órganos”. “Si sabemos que los testículos y los ovarios son, quizás, los órganos más sensibles del cuerpo, podemos entender cómo estos pueden llegar a ser afectados en su función -amplió el experto-. Ni hablar del estrés, el sedentarismo, el mal dormir. Estamos expuestos a muchos factores que sin darnos cuenta pueden afectar nuestra fertilidad y a su vez llegar a transmitir a las siguientes generaciones alteraciones que se pueden llegar a reflejar en una menor fertilidad”.

– ¿Qué consecuencias podría traer en el mediano y largo plazo?

– Pasqualini: Las consecuencias son impredecibles. Y si tenemos en cuenta también los cambios socioculturales que llevan a que más personas decidan no tener hijos, o buscarlos a mayor edad, nos encontramos con un futuro reproductivo incierto. Por otro lado, sabemos y presumimos que sabemos más y podemos actuar de alguna manera, en consecuencia.

– ¿Cree que hay manera de revertirlo? ¿Cómo?

– Pasqualini: Hay cosas que vamos a poder modificar o influir, y otras que no. Si la disminución es por cambios o mutaciones a nivel de los genes que pasan de generación en generación, no hay nada que podamos hacer. Si la epigenética, que es la influencia del medio ambiente sobre los genes, podemos actuar sobre ese medio ambiente que podría ser perjudicial. También, sumar los hábitos saludables: la buena alimentación, disminuir el estrés, evitar el sedentarismo, dormir bien.

Lo que sí podemos hacer es evaluar en forma temprana nuestra reserva ovárica y testicular. Si calificamos para preservar, hacerlo, tanto las mujeres por medio de la vitrificación de óvulos, como los hombres por medio de la vitrificación de espermatozoides. De esta manera estaríamos, por lo menos, preservando la propia fertilidad.

Finalmente, si bien el presente estudio tuvo en cuenta factores como la edad y el tiempo que los hombres habían pasado sin eyaculación, y excluyó a los hombres que se sabía que sufrían de infertilidad, tiene limitaciones, incluido el hecho de que no analizó otros marcadores de la calidad del esperma, hicieron saber los investigadores.

Para los expertos no está claro qué podría estar detrás de la tendencia aparente, aunque una hipótesis que manejan es que los químicos disruptores endocrinos u otros factores ambientales pueden desempeñar un papel, actuando sobre el feto en el útero.

Los investigadores creen que factores como fumar, beber alcohol, la obesidad y una dieta deficiente también podrían desempeñar un papel en la fertilidad, y que, por el contrario, un estilo de vida saludable puede ayudar a aumentar el conteo de espermatozoides.

Para el profesor Richard Sharpe, experto en salud reproductiva masculina de la Universidad de Edimburgo, los hallazgos “no son solo un problema para las parejas que intentan tener hijos. También son un gran problema para la sociedad en los próximos 50 años, ya que cada vez habrá menos jóvenes para trabajar y apoyar a la creciente cantidad de personas mayores”.


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