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Por: Crónica | 30/03/22

Día Mundial del Cáncer de Cuello Uterino: el 95% de los casos son causados por el virus papiloma humano


Es el tercer tumor más frecuente en mujeres, según las estadísticas del Ministerio de Salud de la Nación y representa la principal causa de muerte por cáncer ginecológico en el país.

Cada 26 de marzo se conmemora el Día Mundial de la Prevención del Cáncer de Cuello Uterino con el objetivo de establecer acciones de concientización y brindar información sobre la importancia de realizarse controles ginecológicos periódicos con el fin de evitar esta patología. Se estima que cada día 12 pacientes reciben este diagnóstico en la Argentina. Son 4.600 casos nuevos por año, por lo que representa el tercer tumor más frecuente en mujeres según las estadísticas del Ministerio de Salud de la Nación.

El cáncer de cuello uterino representa la principal causa de muerte por cáncer ginecológico en el país. La vacunación y los chequeos de rutina permiten reducir sensiblemente la incidencia y la mortalidad. Por esta razón, los expertos destacan la importancia de la prevención y detección temprana, dos factores determinantes para acceder a tiempo a tratamientos que brindan altas tasas de curación.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer de cuello uterino es el cuarto cáncer más común entre las mujeres a nivel mundial, con un estimado de 604.000 casos nuevos y 342.000 muertes en el año 2020. Este tipo de cáncer se contrae por transmisión sexual y el 95% de los casos es causado por el virus del papiloma humano (VPH), un virus que afecta tanto a hombre como mujeres.

El rol del virus del papiloma humano

La Dra. Josefina Girotto, (M.N. 153.172), tocoginecóloga de Halitus Instituto Médico advierte que “el virus del papiloma humano es un factor necesario para su desarrollo, presente en un 99.7% de los casos. Por este motivo, los factores de riesgo para el desarrollo de cáncer de cuello uterino están relacionados con el riesgo de infección por VPH”.

El VPH se transmite principalmente a través del contacto sexual y la mayoría de las personas se infectan con el VPH poco después del inicio de la actividad sexual, pero más del 90% de ellos eliminan la infección con el tiempo. ”Aproximadamente 8 de cada 10 adultos sexualmente activos tendrán contacto con el virus antes de los 50 años. Existen más de 100 tipos de VPH, siendo alrededor de 14 los relacionados con el cáncer cervicouterino”, explica la experta.

Este dato es importante: ser portador del virus no significa manifestar las enfermedades que están asociadas a él. De hecho, solo el 5% de las mujeres que lo tienen desarrollará alguna lesión precursora de cáncer (lesiones intraepiteliales de bajo o alto grado). Y dentro de este grupo, una cantidad menor -que no fue diagnosticada y tratada a tiempo- desarrollará un cáncer de cuello uterino.

“Se estima que entre la infección por VPH y el diagnóstico de cáncer pueden pasar entre 10 y 20 años. Por esto es que son fundamentales los controles ginecológicos anuales con PAP y colposcopía para detectar lesiones precursoras que pueden transformarse en malignas con el tiempo”, indica la doctora Verónica Fabiano (M.N. 122.874), médica ginecóloga y mastóloga del Instituto Alexander Fleming.

Para que una infección por VPH evolucione a cáncer de cuello uterino deben darse alguna de las siguientes condiciones: infección por virus de alto riesgo oncogénico, persistencia de la infección, progresión a una lesión precancerosa y/o desarrollo de la lesión premaligna a cáncer.

Otro factor, es el tabaquismo: “las mujeres que fuman tienen el doble de probabilidades de padecer cáncer de cuello uterino en comparación con las no fumadoras, como así también contar con un sistema inmunitario comprometido”, asegura la Dra. Valeria El Haj, Directora Médica Nacional de OSPEDYC.

Prevención

La enfermedad temprana es, en general, asintomática, por lo que es muy importante realizar el control indicado por el ginecólogo. En algunos casos puede asociarse a sangrado durante las relaciones sexuales y/o flujo purulento o fétido entre otros síntomas inespecíficos.

Con el objetivo de reducir en un 80% la incidencia y mortalidad de esta enfermedad, se realizan pruebas, como el PAP (Prueba de Papanicolau), que permiten detectar la presencia del VPH y la alteración de las células. Asimismo, se recomienda que la mayoría de las mujeres se hagan los exámenes de detección de forma periódica, según indicación de su médico, con la guía general de PAP y colpo anual a partir de su primera relación hasta los 65 años, con controles periódicos posteriores.

La vacuna contra este virus es la principal estrategia de prevención, así como el cuidado en las relaciones sexuales con métodos de barrera (preservativos o diafragma) para evitar el contagio y la transmisión del virus”, detalla la oncóloga clínica Ana Laura Mendaña (M.N. 135.188), miembro del equipo de Ginecología Oncología del Fleming.

En Argentina se incorporó al calendario de vacunación en el año 2011 para todas las niñas de 11 años nacidas a partir del año 2000, y en 2017 se amplió para todos los varones de 11 años nacidos a partir del año 2006. Se espera que la vacunación junto al tamizaje reduzca la mortalidad en aproximadamente un 33 % para el año 2030.

La vacuna es suministrada a los 11 años porque “su efectividad es mayor cuando se hace antes del inicio de las relaciones sexuales, es decir, de la posibilidad de exponerse al virus”, detalla el Oncólogo Clínico Gonzalo Giornelli (M.N. 95.788), Jefe de área de Ginecología Oncológica del IAF.

En este aspecto, el especialistas sostiene: “Una pregunta muy frecuente es si pueden vacunarse aquellas pacientes que no se han vacunado a los 11 años o las que presentaron verrugas vulvares o resultados anormales en el Papanicolaou. Y la respuesta es que sí. La vacunación está indicada en mujeres entre los 9 y los 45 años, aún con antecedentes de verrugas vulvares o resultados de citologías anormales”.

 


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