Cada 8 de agosto se celebra el Día Internacional del Orgasmo Femenino, una fecha marcada en el calendario desde que, en 2006, un concejal de Esperantina (Brasil) promoviera una ley que diera voz al placer femenino.
Durante 2018, el equipo de profesionales de la sección Sexología de la División Ginecología del Hospital de Clínicas llevó a cabo una encuesta entre las mujeres que concurrieron a los Consultorios Externos de Ginecología, con el objetivo de conocer y evaluar algunas pautas en cuanto a la sexualidad. “Los resultados nos llamaron mucho la atención: el 30% de las mujeres no experimentan orgasmos y el 12% nunca tuvieron uno, ni sola, ni con sus parejas”, aseguró la doctora Silvina Valente, de la Sección Sexología (División Ginecología) del Hospital de Clínicas y presidente de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana (SASH).
Pero, ¿qué es un orgasmo? ¿Cómo podemos definir un momento de placer? De acuerdo con la especialista, “el orgasmo es la consecuencia del encuentro entre dos o más personas -o incluso con uno mismo- dispuestas a abandonarse a sus sensaciones, a sentir placer, a encontrarse y a conocerse sin tabúes, sin vergüenza y sin temores. En especial, sin el miedo a hacer el ridículo. En el sexo, tenemos que estar dispuestos a reconocer lo que nos gusta, a liberar nuestras fantasías y a vivir un momento agradable”.
En el mismo año, Erotique Pink, la primera boutique erótica online para mujeres, y la SASH realizaron un informe que reveló que el 20% de las mujeres argentinas es anorgásmica, es decir, que no alcanzan el orgasmo o rara vez lo hacen. A nivel mundial no alcanzar el orgasmo es algo frecuente y afecta alrededor del 30% de mujeres. Puntualmente en Estados Unidos, Europa, América Central y del Sur, el número de mujeres varía entre 16% y 28% y en Asia los números alcanzan el 40%.
Con motivo de este día, LELO, la reconocida marca sueca de juguetes eróticos de lujo, lanzó una encuesta que reveló que el 60% de las mujeres españolas fingió un orgasmo en algún momento de su vida. La principal razón fue evitar que la otra persona se sienta mal (35,5%), seguida del hecho de no estar disfrutando de la relación y preferir terminarla lo antes posible (22%) o evitar que la pareja no se sienta deseada (20%). Pero ¿somos capaces de saber cuándo la otra persona finge un orgasmo? De acuerdo con el estudio, 4 de cada 10 no saben identificarlo.
“Algunas mujeres tienen más de un hijo y jamás experimentaron un orgasmo, lo confunden con la excitación o con la sensación de intimidad con su pareja o también con el orgasmo de él. Lo cierto es que son muchas las mujeres que creen que el encuentro sexual finaliza cuando el hombre eyacula y que por múltiples razones no continúan en búsqueda de su placer”, afirmó Valente. Y agregó: “Es importante saber que una relación sexual no es sinónimo de coito vaginal o penetración vaginal. Días de festejo como estos hacen que muchas logren experimentar un orgasmo, reconocerlo o incluso pedirlo. Logra que las mujeres sepan que sentir es un derecho divertido”, puntualizó la experta.
Para Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo, el orgasmo puede definirse como “una descarga de tensión física acompañada de una intensa sensación de placer. La duración y el número de contracciones varían de una mujer a otra y en cada relación sexual. Sin embargo, el orgasmo es una respuesta fisiológica, emocional y social que une el cuerpo a la capacidad de gozar y de compartir la experiencia sexual”.
Según pudo advertir el especialista, los condicionantes socioculturales han sido causa de muchas limitaciones a la hora de hacer el amor. “A la hora de evaluar la inhibición de la respuesta orgásmica -dice- se debe tener en cuenta que las mujeres presentan una gran variabilidad en el tipo y en la intensidad de estimulación para desencadenar el orgasmo.
De la encuesta lanzada por LELO también se desprende que el 46% de los hombres siempre alcanza el orgasmo al mantener relaciones con otra persona, una cifra que se reduce al 20% en el caso de las mujeres. Entre las principales causas de las españolas para no llegar al orgasmo destacan que la otra persona no les estimula como a ellas les gusta, que están cansadas en ese momento o que se obsesionan con llegar al clímax.
A diferencia de lo que sucede con los hombres, rara vez a las mujeres se les habló sobre la importancia de la autoexploración, los orgasmos, de reconocer el cuerpo y sentirse a gusto. Para Ghedin, los prejuicios actúan como un crítico interno que desmerece las capacidades propias, poniendo en duda el atractivo e impide que la mujer libere sus habilidades en la cama.
“Las mujeres, en el plano sexual, cargan con la mochila del pasado, un pasado en el que su disfrute se encontraba oculto y en el que las relaciones estaban dadas por y para la reproducción, por lo cual cuando el hombre llegaba al climax se daba por finalizado el encuentro”, afirmó Francesca Gnecchi, periodista diplomada en sexualidad y género, directora de la boutique erótica argentina Erotique Pink.
Y añadió: “Creo que la comunicación en la pareja, la autoexploración y la educación sexual son fundamentales para ir logrando cambios verdaderamente significativos en la vida sexual de las mujeres”. Los problemas sexuales más frecuentes aparecen por la información errónea, ignorancia e ideas rígidas con respecto a la interacción sexual y social. Además, sensaciones como la culpa y ansiedad inconscientes relacionadas con el sexo y apuro por consumar el acto, o el escaso registro del cuerpo y las sensaciones que provienen de él pueden contribuir a la dificultad de alcanzar el orgasmo.
“Todos tenemos la capacidad para tener un orgasmo, es cuestión de reconocimiento y aprendizaje. Es clave para la mujer conocerse y conocer sobre su propia respuesta sexual. Hay que permitírselo y no demandarlo en el otro, no traspasar esas expectativas acerca de alcanzar el placer gracias a lo que la otra persona haga. Es importante el aprendizaje de nosotras con nuestros cuerpos”, sostuvo Valente.
La anorgasmia es una de las disfunciones sexuales que impide el disfrute de un vínculo amoroso. Alrededor del 90% de las causas de la anorgasmia se deben a cuestiones psicológicas y no fisiológicas. Según aseguró la especialista, en la mayoría de los casos las causas son psicógenas y por lo general están dadas por la conocida ansiedad de rendimiento. “La mujer se ubica en un rol de espectadora y pone su atención en el disfrute del otro. Y si bien las relaciones sexuales no tienen que ser egoístas, sí tienen que ser egocéntricas y muchas mujeres por lo contrario viven la sexualidad del otro y no la propia”, expresó.
En el comienzo de las relaciones las mujeres pueden tener «ganas» (como sucede con los hombres) pero a medida que avanza el compromiso vincular será fundamental la intimidad y la calidad del encuentro erótico para que el deseo se encienda.
La respuesta sexual femenina no es lineal como lo es en los hombres (deseo, excitación y meseta para terminar en el orgasmo), sino que se trata de un modelo circular en el cual aparecen la excitación y el deseo. “Según explica Rosemary Basson, profesora clínica en el Departamento de Psiquiatría y directora de la Universidad de Columbia Británica de Medicina Sexual, éste deseo estará determinado por el grado de intimidad y de estímulos que reciba, retroalimentando el circuito”, advirtió Ghedin.
Mientras que la sensación de placer para los hombres se localiza principalmente en la región del pene, las mujeres experimentan un placer orgásmico de pies a cabeza. Además, a diferencia de los hombres, las mujeres tienen un período muy corto o incluso no refractario, y pueden alcanzar orgasmos múltiples si se les estimula aún más.
En contraposición a la eyaculación masculina, las mujeres no tienen un marcador claro para el orgasmo, por lo que deben confiar en las pistas sobre su fisiología para determinar si llegaron al clímax. Los prejuicios actúan como un crítico interno que desmerece las capacidades propias, poniendo en duda el atractivo e impide que la mujer libere sus habilidades en la cama.
La especialista brindó una recomendación que parece resultar vital en la cuestión: “La clave del orgasmo está en la pérdida de control, en eso radica todo el sentido. En un orgasmo se pierde, por unas milésimas de segundo, el control de la corporeidad, que es tan consciente en la excitación. Hay que permitirse perder el control; es probable que muchas mujeres no quieran, o no puedan pasar por la experiencia con total libertad y sin prejuicios. Lo placentero está ligado a si me dejo llevar por lo que siento o si estoy alerta a ver qué me pasa, pensando cómo me veo, cómo luzco en ese momento, qué imagen estoy dando, qué siento a nivel físico o si al otro le gustará o no”.
Una investigación realizada por el Instituto Kinsey de la Universidad de Indiana, Estados Unidos, afirmó que, cuando el clítoris entra en escena, más de un 40% de las mujeres llega al orgasmo en más del 75% de las ocasiones. Tan solo un 18% reconocía poder llegar al clímax únicamente con la penetración vaginal.
El psicoanalista Sigmund Freud distinguió los orgasmos femeninos como clitorianos en jóvenes, y vaginales en aquellas con una respuesta sexual saludable. En contraste, la investigadora y educadora sexual Betty Dodson clasificó al menos nueve formas diferentes de orgasmo, sesgadas hacia la estimulación genital. Una selección de ellas:
¿Cómo lograrlo? El tipo de orgasmo más conocido es en realidad el más difícil de conseguir. Las posiciones sexuales que alcancen la máxima profundidad y la comunicación constante garantizan que se mantengan los mejores puntos y ritmos.
Un estudio publicado en The Journal of Sex and Marital Therapy descubrió que casi el 37% de las mujeres necesitaba estimulación del clítoris para experimentar el orgasmo, en comparación con el 18% de las mujeres que dijeron que la penetración vaginal por sí sola era suficiente.
¿Cómo lograrlo? A través de patrones circulares o del juego oral.
¿Cómo lograrlo? Lograr orgasmos en el punto G sin una pareja puede ser un desafío, pero la masturbación con juguetes sexuales curvos puede servir.
Cómo las mujeres pueden tener más orgasmos, según una experta que pasó 5 años estudiando el placer
Después de entrevistar a mujeres sobre el deseo sexual durante cinco años, la autora de The Pleasure Gap: American Women and the Unfinished Sexual Revolution o “La brecha de placer: las mujeres estadounidenses y la revolución sexual inacabada”, Katherine Rowland descubrió que las personas estaban más preocupadas por la frecuencia con la que tenían relaciones sexuales que por lo bueno que era el sexo en sí.
Según los hallazgos develados por la especialista, las mujeres y sus parejas están regularmente preocupadas por no tener relaciones sexuales con la frecuencia suficiente. Pero después de realizar una investigación sexual y hablar con las mujeres sobre sus excitaciones y mejores experiencias sexuales, Rowland se dio cuenta de que las preocupaciones reales de estas parejas deberían haber sido sobre la calidad del sexo que ya estaban teniendo.
La fijación de la sociedad en el sexo penetrante hace que las mujeres se sientan sexualmente insatisfechas. La especialista argumenta que el hiperenfoque de las personas en tener una cantidad apropiada de sexo le resta valor a la conversación más importante que deberían tener: qué es realmente el buen sexo. “A menudo, la frecuencia es un sinónimo de placer, pero estas estadísticas nos dicen poco acerca de si las mujeres disfrutan del sexo que tienen”, escribió Rowland en el capítulo Tradición y sus descontentos.
Cuando las personas se obsesionan con la frecuencia con la que tienen relaciones sexuales, dijo, terminan pasando por alto lo que en realidad es una experiencia que satisface a ambas partes. Esto se debe a que el sexo se define estrechamente, en muchos casos, como un pene que penetra en la vagina.
“Es increíblemente difícil romper con el modelo arraigado de que colocar un pene en la vagina es el vértice de la mezcla erótica”, escribió Rowland. “Y no solo los hombres están presionando para que esto sea un medio confiable de salir. Las mujeres también continúan luchando con el concepto de que el sexo insertivo es la piedra angular de la intimidad”.
La licenciada Cecilia Ce está en plena campaña para volver a poner en vigencia una práctica muy adolescente y por lo tanto un poco olvidada en el sexo rutinario de los que conviven hace tiempo: el “froti froti”. Así llama ella a la acción de friccionar el clítoris en la mujer y el glande en el hombre, o de generar calor en distintas superficies del cuerpo al estimularse contra la piel del otro.
La sexóloga, una sex influencer en Instagram, explica que lo principal del concepto del froti froti es primero diferenciarlo del “mete saca”. “¿Qué es el mete saca? La penetración del pene en la vagina sin ningún otro roce del cuerpo. Es decir, cuando el pene entra en la vagina pero no se toca otra parte de los genitales”, explicó en un posteo de la red social.
«Aunque hemos avanzado mucho en el conocimiento de la sexualidad y en la difusión de sus aspectos científicos, aún existen mujeres y hombres que no entienden el orgasmo femenino. Solo así se explican los resultados de investigaciones que revelan que alrededor del 50% solamente pueden alcanzarlo solas y que alrededor del 60% finge con frecuencia para no decepcionar a su pareja», explicó a Infobae la doctora Beatriz Literat, médica sexóloga clínica y ginecóloga del Departamento de Gineco-Sexo-Estética de Halitus Instituto Médico.
Sin embargo, son cada vez más las mujeres en el mundo que se animan a reclamar y ejercer sus derechos y necesidades sexuales y cada vez más hombres entienden y se deleitan con la magia de una sexualidad armoniosa, en la cual ambos ganan. “Ha llegado el momento de dejar de lado las creencias erróneas para contribuir a los equitativos diálogos íntimos para alcanzar el placer”, concluyó la especialista.