En Argentina cada 13 de abril se celebra el Día del Beso. Inmortalizado en novelas, películas, canciones, tarjetas y emojis, pocos gestos expresan con tanta elocuencia amor y cariño.
Al igual que ocurre con otras efemérides popularizadas en las últimas dos décadas, no hay certeza sobre por qué se celebra el 13 de abril en nuestras fronteras. A menudo se atribuye al último Récord Guinness por el beso más largo, pero este premio no fue otorgado en abril, sino el 15 de febrero de 2013 a los tailandeses Ekkachai y Laksana Tiranarat. Su beso duró 58 horas y 35 minutos.
Los ganadores ya habían obtenido un récord antes, en 2011, en otra competencia de este tipo. Habían sido superados en 2012 por Nonthawat Charoenkaesornsin y Thanakorn Sitthiamthong, la única pareja gay que ostentó el curioso galardón hasta febrero del año siguiente, cuando los Tiranarat mantuvieron una vez más sus labios juntos por más de dos días.
Pero en julio del año pasado la organización Guinness emitió un comunicado y anunció que “desactivaría” de su lista a este premio; es decir, ya no está disponible para que otras personas puedan competir por un nuevo récord.
La decisión surgió debido a que “la competencia se había vuelto demasiado peligrosa” e implicaría más riesgos para los participantes tratar de lograr un “beso superlativo” de esas características. Catorce años antes, el 8 de abril de 1999, la pareja israelí Karmit Tzubera y Dror Orpaz habían obtenido el récord en Tel Aviv por un beso de 30 horas y 45 minutos. Se hicieron con 2.500 dólares y un viaje alrededor del mundo, pero casi se desmayaron tras el esfuerzo y acabaron en el hospital.
Con récords o sin ellos, la efeméride se mantiene. En Reino Unido se ha celebrado los 6 de julio de cada año desde finales del siglo XX.
En una u otra fecha, el objetivo del Día del Beso es uno solo: honrar el acto de besar como muestra de cariño y amor. Se limita a este significado, pues la inmensidad de connotaciones que el beso puede tener —desde el temible bacio della morte (beso de la muerte) de los mafiosos a la señal de devoción de “besar el anillo” de una autoridad eclesiástica— sobrepasan esta a pesar de dar cuenta de la magnitud que encierra este sencillo movimiento de labios.
La médica y sexóloga Beatriz Literat explica a Clarín: “Durante y después de un beso amoroso, amistoso, de reencuentro o de reconciliación, la química corporal se transforma en un verdadero y saludable elixir de la juventud”.
En detalle, la especialista (@beatrizliterat) describe cómo nuestro reacciona ante el contacto: “En un beso con ganas, motivado por la ternura o la pasión, se produce previamente en el cerebro una descarga de neurotransmisores y de sustancias como la dopamina, que genera euforia y excitación; serotonina, que induce a un estado de entrega y calma; y luego, durante el beso, hay liberación de oxitocina, que genera placer y felicidad”.
Si quisiéramos hacer una receta para aumentar el placer durante un encuentro sexual, los besos serían un ingrediente que no podría faltar. Literat indica que, junto a las caricias y otros contactos corporales, despiertan y agudizan las sensaciones, lo que, finalmente, “motoriza y aumenta la respuesta sexual total”.
Algunas personas besan más y otras, menos. No existe ninguna correlación probada entre la frecuencia de los besos de una pareja y la edad de sus miembros. La regla de oro es una sola: siempre debe haber consentimiento.
Pero, qué pasa en las parejas que hacen mucho no se besan, ¿es una señal de alerta?, ¿puede estar muy bien un vínculo sexoafectivo en que no acostumbren besarse?
Ante todo, dependerá de cada relación y sus miembros, pero los beneficios de besar en la boca al otro no sólo pasan por el cuerpo. La psicóloga y sexóloga Lucía Báez Romano precisa a Clarín que, si un primer beso es fundacional en la historia de una pareja no es sólo a causa de convenciones sociales o conductas aprendidas. El gesto, en sí mismo, tiene mucha potencia. “Un beso consentido activa muchísimo la cuestión erótica, es una situación muy interesante. No es solamente la boca, son los labios, la lengua, cerrar los ojos, liberarse a sentir lo que vos quieras sentir”, detalla.
Si bien no hay nada escrito sobre una sola “forma correcta” de besar a tu pareja, Báez Romano (@luciabaezromano) ofrece un consejo para retomar esta actividad. “Recomendaría que empiecen de a poco, se puede pasar la lengua por los labios con la boca de la otra persona cerrada, hacer mordiscos pequeñitos en el labio inferior y superior. Los dedos propios o de la pareja también pueden usarse para marcar el contorno de la boca”, explica.
En opinión de la sexóloga y psicóloga la idea central es que los besos y el deseo de darlos y recibirlos se vea como un buen síntoma del estado de la pareja y una voluntad de propiciar un acercamiento.
Por eso, este sábado, ya sea con un “pico” o un beso francés, muchos podrán hacer suyas las palabras de Córtazar de «jugar al cíclope» o tararear a la bolerista mexicana Consuelo Velázquez y pedir una sola cosa: “Bésame, bésame mucho”.