Cada 13 de septiembre se celebra el Día del Chocolate, tentación de grandes y chicos, y particularmente debilidad de muchas mujeres durante el embarazo. Eso que comúnmente llamamos “antojo” puede tener forma de bombón, alfajor, conito, tableta o torta.
¿Existe sustento científico sobre esta necesidad imperiosa que experimentan algunas mujeres durante la gestación?, ¿qué hay del mito sobre las consecuencias de no cumplir este deseo?, ¿qué efectos genera en el bebé el consumo de chocolate?
Hablar de antojos es referirse a esos “deseos impulsivos e inesperados de comer cierto alimento en el embarazo. Se caracterizan por una necesidad de algo en concreto que no se satisface con un sustituto. La necesidad es urgente y, cuando se consigue, produce un placer especial. Puede ser algo que solía o no gustar antes del embarazo, aparece en cualquier trimestre y en cualquier momento del día”, dijo a Clarín la ginecóloga y obstetra Luciana Pisarenco (en Instagram, @lucianitapisa).
Lo que está absolutamente descartado es aquel viejo cuento de que “por un antojo insatisfecho se provoca una mancha de nacimiento. Es una leyenda, un mito que carece de todo fundamento científico”, certificó la médica.
“No hay estudios científicos concluyentes sobre la causa de estos deseos”, explicó Pisarenco. En ese sentido, mencionó que mientras “algunos expertos dicen que se deben a la necesidad fisiológica de la mujer para compensar el déficit de determinados nutrientes, otros afirman que es consecuencia de los cambios hormonales en el embarazo”.
“Si la embarazada no tiene una alimentación saludable, esa falta de nutrientes se interpreta a través del antojo: si querés comer mandarina es porque falta vitamina C”, coincidió la nutricionista Julieta Lupardo, de Halitus Instituto Médico (en Instagram, @julilupardo).
Además, la especialista destacó que así como los gustos difieren de un embarazo a otro, hay mujeres que durante el período de gestación cambian sus hábitos de comida y otras que no.
Hay alimentos que, en general, suelen ser infalibles dentro de los deseos de las embarazadas. El chocolate es uno de ellos. Este manjar derivado del cacao, además, genera placer tanto en la madre como en el bebé.
“Lo que sucede es que el chocolate tiene polifenoles, que son antioxidantes y aumentan la serotonina en sangre, que es la hormona del placer”, sostuvo Lupardo. Por eso, añadió, “comer ese chocolate le genera placer a la mamá y se lo transmite al bebé”.
Sin embargo, el chocolate no es el único “antojo” durante estas 39 semanas promedio. Frutas ácidas, dulces, productos lácteos y comida muy condimentada también son parte del menú. “Además son recurrentes los productos fríos como el helado y el hielo, ya que durante el embarazo se sufre de náuseas y vómitos y estos alimentos pueden ayudar a evitarlos”, cerró Pisarenco.
Otro punto, según la nutricionista, tiene que ver con el aumento de la glucemia. “Este incremento del azúcar es la razón por la que el bebé comienza a moverse más”, dijo.
Según una investigación de la Universidad de Yale publicado en la revista Epidemiology, las mujeres que comen chocolate negro (aproximadamente un consumo de más de cinco porciones a la semana) tienen un menor riesgo de desarrollar preeclampsia, un trastorno caracterizado por una presión arterial peligrosamente alta y proteínas en la orina.
El estudio, realizado entre 1.681 mujeres, mostró que aquellas con niveles más altos de teobromina (alcaloide presente en el cacao y el chocolate) tenían un riesgo significativamente menor de desarrollar preeclampsia que aquellas que tenían niveles bajos de este derivado.
Si bien “esto parece prometedor», se necesita «investigar más sobre cuánto y qué tipo de chocolate es el más beneficioso”, aseguraron los responsables del análisis.