Según un reciente informe publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca del 17,5% de los adultos -es decir, alrededor de uno de cada seis- padecen infertilidad en algún momento de su vida. De acuerdo con las nuevas estimaciones, además, la prevalencia de la infertilidad varía poco de una región a otra y las tasas son similares en los países de ingresos altos, medianos y bajos, lo cual demuestra que se trata de un importante problema de salud pública en todos los países y todas las partes del mundo.
De allí que el director general del organismo, Tedros Adhanom Ghebreyesus, planteara en el marco del Día Mundial de la Fertilidad la necesidad de “ampliar el acceso a los tratamientos e incluir la infertilidad en las políticas y los estudios sobre salud, de modo que las personas que lo deseen dispongan de vías seguras, eficaces y asequibles para tener hijos”.
Por definición, la infertilidad es un trastorno del aparato reproductor, ya sea masculino o femenino, consistente en la incapacidad para lograr un embarazo tras 12 meses o más de relaciones sexuales regulares sin protección. Y a pesar de la magnitud de este problema, las soluciones disponibles para prevenirlo, diagnosticarlo y tratarlo (como las técnicas de reproducción asistida) resultan poco accesibles para muchas personas debido principalmente a su elevado costo.
Sin embargo, en el último tiempo, comenzó a cobrar relevancia el cuidado de la salud integral de las personas -entendiéndose por esta llevar una alimentación saludable, realizar ejercicio físico y tener una buena gestión del estrés- como un pilar no menor a tener en cuenta a la hora de beneficiar la fertilidad. Y no son pocos los especialistas que adhieren a la idea de que, al igual que ocurre con muchas otras enfermedades, la salud reproductiva de una persona está íntimamente relacionada con la salud de su intestino.
“La mente y el cuerpo funcionan como un todo, todos los órganos están unidos por redes y cada una de ella tiene que funcionar correctamente, ya que de otro modo se verá afectado el todo”. Así comenzó a explicar a Infobae el médico obstetra y especialista en fertilidad Sergio Pasqualini (MN 39914), miembro de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (Samer).
Para el director de Halitus Instituto Médico, “todo lo que involucra hormonas, todo lo que sea producción de drogas endógenas, tiene que estar en un cuerpo que funcione en armonía para que los procesos biológicos se lleven a cabo correctamente”. “Entonces todo lo que lleve a lograr esa armonía va a redundar en un beneficio de la fertilidad -consideró-. Eso puede llegar a ayudar y que el embarazo venga naturalmente cuando esto es factible o va a ayudar en mejorar las chances, si es que está indicado algún tratamiento de fertilización asistida”.
Con él coincidió el presidente del comité ejecutivo de la Asociación Latinoamericana de Medicina Reproductiva (Almer), Sergio Darío Papier, quien es médico especialista en ginecología y medicina reproductiva (MN 75952), al asegurar que “cuando se habla de salud integral y su cuidado, se hace referencia principalmente al manejo del estrés y su impacto en el sueño, al peso ponderal y la alimentación, a la actividad física y a los hábitos tóxicos”. “Estos pilares son los que determinan un estado saludable, y cuánto más equilibrado esté un organismo mejores resultados reproductivos se obtendrán”, destacó el director médico de CEGyR.
Facundo Pereyra es médico gastroenterólogo (MN 94517), autor del libro Resetea tus intestinos y creador del programa MDB 15, que fusiona la medicina tradicional con la medicina alternativa para resetear el intestino en sólo 15 días.
Consultado por este medio, sostuvo que “la salud del intestino es fundamental para la vida porque funciona como primer órgano inmunológico ya que alberga el 80% de las células de la inmunidad y por lo tanto cada situación que lo afecta puede alterar el sistema inmunológico y causar enfermedad”. “Por otro lado, es el segundo cerebro, funciona como un órgano neurológico que tiene una influencia muy importante en nuestro ánimo, cuando el intestino está mal podemos tener inestabilidad anímica, ansiedad o depresión”, ahondó el especialista, quien precisó: “Una de las cosas que regula el intestino es el sistema hormonal porque cuando está alterado se altera la permeabilidad, filtran toxinas y se genera inflamación crónica que influye alterando la salud de los órganos de la reproducción. Por otro lado, cuando la microbiota está empobrecida, cuando hay mal funcionamiento intestinal, se produce una alteración en la activación del estrógeno que genera cambios hormonales en la mujer que también influyen en todos los aspectos, incluida la fertilidad”.
Y amplió: “El reseteo intestinal en un método diseñado para restablecer la función del intestino, mejorar la diversidad de la microbiota y revertir la hiperpermeabilidad intestinal, que muchas veces es la causa de la inflamación crónica que afecta en forma negativa a los órganos reproductivos y todo el sistema hormonal”.
En este punto, Pasqualini aportó que “hoy día ya nadie duda que la microbiota tiene un rol fundamental en la salud. Es algo de sumo interés para ser estudiado y para encarar aquellas modificaciones necesarias para mejorar enfermedades”. “En la fertilidad se ve el rol fundamental de los hábitos saludables para lograr la mejor versión -insistió-. No siempre se va a lograr el embarazo porque tal vez hay otros motivos que lo impiden, pero ya no quedan dudas que hay que trabajar sobre todo esto en forma integrativa para tratar de llegar al mejor resultado”.
Y tras remarcar que “la microbiota se encuentra en su mayor parte en el intestino, pero también hay en los ojos, en la piel, en los pulmones, en la vagina, en la cavidad del útero, a nivel del endometrio donde tiene que implantar el embrión”, explicó que “si existe una disbiosis, o sea, una alteración en la constitución de la variedad bacterias, eso puede llegar a afectar el funcionamiento de la pared del intestino y puede afectar la receptividad del embrión por parte del endometrio”.
La cuestión es, para él, “la predominancia de las bacterias ‘buenas’ en el endometrio para favorecer la implantación son los lactobacillus, que si están disminuidos y predominan los ‘malos’, la receptividad puede estar afectada. Y de llegar a implantarse, la evolución del embarazo puede llegar a estar afectada”.
– Papier: ¡Si! ¡Es posible! Básicamente porque al mejorar esos parámetros se genera un equilibrio en los mecanismos reguladores de todo el organismo.
En hombres, desde luego que optimizar el peso, realizar actividad física y tener una buena alimentación impactarán en la libido, en los trastornos eréctiles y en la calidad espermática, por tanto, al optimizar estos parámetros, en caso de parejas heterosexuales, aumentan las chances de lograr un embarazo espontáneo. En casos de requerir un tratamiento de reproducción asistida por proyectos homo-monoparentales, aumenta las chances porque habrá más cantidad de espermatozoides de mejor calidad.
En mujeres, en tanto, se logrará tener ciclos ovulatorios, esos óvulos serán de mejor calidad, en caso de tener endometriosis, la alimentación antiinflamatoria y el ejercicio físico colaboran mucho en mejorar los síntomas y la inflamación pelviana por lo cual también mejorar la calidad ovocitaria y las chances de embarazo. Además, la dieta antiinflamatoria colabora en la microbiota intestinal y uterina, aumentando las chances de implantación y embarazo en curso. Sin dudas, mejorar y optimizar el estado metabólico de la persona que gestará el embarazo, aumentará las chances de tener una cuna en casa.
– Pasqualini: Se intenta promover una dieta antiinflamatoria sabiendo que una alimentación inadecuada puede alterar la microbiota, que es el conjunto de microorganismos con los cuales convivimos, que para tener una idea de la importancia que tienen son 10 veces más abundantes los microorganismos con los que convivimos que las células que tiene el cuerpo, y el 80% de estos microorganismos están en el intestino.
La dieta antiinflamatoria permite quitar alimentos que puedan estar generando alguna reacción adversa, y eso va a beneficiar la salud en general. El ejercicio físico, además, actúa también movilizando drogas endógenas que son buenas y un cuerpo que se mueve (no sólo actividad aeróbica sino de fuerza y de intensidad) funciona mejor. La movilización de esas drogas endógenas es buena medicina para mejorar el funcionamiento, dentro de lo que se puede, de forma natural.
Lo mismo ocurre con el estrés, que hace que se afecte esa armonía. Todas las prácticas y herramientas que colaboran con la armonía del organismo, promoverán un mejor funcionamiento y eso va a redundar en un beneficio de las posibilidades para lograr el embarazo y además, que evolucione de manera satisfactoria.
– Pereyra: El reseteo intestinal consiste en dos etapas: la primera es el reseteo propiamente dicho, en el cual dejamos descansar al órgano durante siete días para potenciar los poderes de autosanación. Eliminamos alimentos inflamatorios y usamos suplementos beneficiosos para la salud intestinal como omega 3, magnesio, vinagre de manzana, etc. Los primeros siete días el órgano se desinflama, las paredes se mejoran, se restablece la permeabilidad, y ahí es donde logramos la mejoría en todos los órganos y sistemas que pueden ir desde migrañas, fatiga crónica, artritis, problemas en la piel, ansiedad, depresión y, también, la salud hormonal de la mujer.
En la segunda etapa, se reintroducen gradualmente alimentos, uno por uno, para encontrar alguna intolerancia alimentaria que puede estar afectando la salud del órgano. Al final del programa la persona continúa sin los síntomas, pero tal vez tenga que dosificar algún alimento que encuentra intolerantes.
Guillermina Lamboley tiene 39 años. Y un diagnóstico que se conoce como ESCA (tal la sigla de lo que se denomina esterilidad sin causa aparente), que desde sus 34 años la tenía deambulando por diferentes médicos y tratamientos en búsqueda de un embarazo.
“Comencé con los tratamientos de fertilidad hace cinco años, con una baja reserva ovárica, pero la médica que me atendía en ese entonces, decía que con una buena estimulación íbamos a hacer que los ovarios trabajasen”, comenzó a contar a Infobae su derrotero por cumplir su sueño de ser mamá. “El único diagnóstico hasta ese momento era ese, pero los años fueron pasando y los tratamientos también, sin lograr ningún resultado positivo”, recordó.
Así fue como comenzó a probar distintas cosas, más que nada apuntadas a generar algún cambio en su salud desde su lugar y dentro de sus posibilidades. “Empecé a meditar y eso hizo que me sintiera un poco mejor -narró-. Encaré un nuevo tratamiento con algunos cambios a nivel emocional y espiritual. Pero el resultado fue nuevamente negativo”.
En ese momento, Guillermina comenzó a recorrer distintas clínicas de fertilidad y conoció diferentes profesionales, hasta que dio con la especialista Eugenia Baum, que según ella misma manifestó “tiene una mirada global sobre la fertilidad”. “Y fue ahí cuando me comentó sobre algunos cambios que podía hacer para mejorar mi calidad de vida y con ello favorecer al bienestar general -contó la mujer-. Esos cambios de hábitos hicieron que mejorara mi condición en general, ya no tenía dolores de estómago que eran habituales en mí y bajé de peso de una manera saludable, ya que había incorporado no sólo una alimentación sana sino también actividad física”.
Ya con los nuevos hábitos incorporados, Guillermina decidió junto a su médica iniciar un nuevo tratamiento de fertilidad. “Y en ese intento, a los dos meses de todos esos cambios, logramos el tan ansiado y deseado positivo”, se emocionó al recordar.
El embarazo lo transitó de la mejor manera posible, aumentó siete, que a las semanas de haber nacido su bebé ya los había perdido. “Hoy Salvador Martín tiene un mes y medio de vida y estamos muy sanos los dos. Estoy total y absolutamente agradecida a la doctora Eugenia Baum por haberme ayudado, acompañado y aconsejado de una manera integral y comprometida con mi salud”, remató.