Por Código Salud
(*) Por Dra. María Elisa Moltoni, MN 114737, ginecóloga y Daniela Martinez Denaro, MN 136.704, mastóloga, de Halitus Instituto Médico
El 28 de mayo se conmemora el día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer, para garantizar el derecho a la salud como derecho humano de las mujeres. La concientización en salud ginecológica y reproductiva es una tarea que los médicos no dejamos nunca de lado. Apostamos, junto a los pacientes, a realizar los controles ginecológicos regulares, a hacer consultas y estudios programados y todo lo posible para la detección precoz de distintas patologías.
El Papanicolau (PAP), la mamografía y la ecografía mamaria son los principales aliados en la prevención de dos cánceres ginecológicos frecuentes en nuestro país: el de cuello uterino o cérvix y el de mama. Además, se suma el tacto vaginal o la ecografía transvaginal, para excluir problemas en otros órganos ginecológicos.
La pandemia puso en jaque estas tareas, y hace peligrar controles anuales que van en detrimento de la detección precoz por la que tanto luchamos. Así, las sociedades científicas de todo el mundo se vieron en la obligación de ofrecer lineamientos de trabajo y atención para que los profesionales sepan dónde pararse y estar amparados para aconsejar a sus pacientes sin descuidarlas, pero tampoco exponerlas. Aquí algunas consideraciones a tener en cuenta.
En primer lugar, se trata de buscar un equilibrio y consensuar con nuestro médico tratante. Al conocer nuestra historia clínica podrá ayudarnos a decidir, según antecedentes personales y familiares, si podemos diferir unos meses, o no, el control. El contacto con el profesional puede ser por teléfono, mail o teleconsulta, para evitar la concurrencia presencial. De aparecer alguna señal de alarma, nuestro médico puede pedirnos que nos acerquemos al consultorio.
De acuerdo, por ejemplo, con las recomendaciones de la Sociedad Americana de Patología cervical y colposcopía de marzo de 2020, se propone pasar para más adelante los controles habituales de PAPs y colposcopías, pero en relación a un escalonamiento del riesgo según los antecedentes de la mujer.
En resumen, en mujeres con controles normales previos se puede pasar un poco la fecha de control, siempre y cuando esté asintomática y según el juicio clínico del profesional que atiende. Si tuviera antecedentes de problemas en el cuello del útero, dependiendo de qué tipo de lesión presente la paciente se diferirá o no el seguimiento y tratamiento. Esto debe ser establecido por el médico tratante.
Las prácticas como recepción de asesoramiento anticonceptivo, acceso a los métodos y el acceso a la interrupción legal del embarazo no son diferibles. El asesoramiento anticonceptivo (salvo la colocación de un DIU o un implante) pueden ser hechas a través de consultas no presenciales, como por ejemplo por video o teléfono.
La mamografía, a veces sumada a la ecografía, permite detectar alguna anormalidad en las mamas, ayudando a descubrir lesiones malignas antes de que sean palpables. Cuanto más precoz la detección, mejor.
Es por eso que los controles mamarios no deben dejarse de lado.
Muchas fueron las noticias sobre cuánto se ha dejado de recurrir al médico como consecuencia de las medidas tomadas por el avance del COVID19. Hacer una evaluación inteligente y en conjunto con los médicos tratantes, permitirá saber cuánto podemos o no, posponer los controles. Las guías de las sociedades médicas solo “sugieren” pasos a seguir que necesitan de una decisión profesional detrás.
Por supuesto, todas las visitas ya sean a consultorio o para realizar estudios, deben respetar las medidas de seguridad de la OMS y las que recomienda el Gobierno Nacional: usar tapabocas, lavarse las manos, utilizar el alcohol en gel proporcionado en los centros asistenciales, y el aislamiento social.
El COVID 19 va a estar con nosotros durante un largo tiempo, podemos continuar tomando recaudos en consultorio y en los centros asistenciales para proteger las pacientes que concurren a los mismos.