Con la aparición del coronavirus y su propagación por el mundo, cada día se presentan nuevas preguntas sobre el verdadero impacto que tiene en todas las personas. Investigadores del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) se preguntaron si la reserva ovárica de las mujeres puede verse afectada por la enfermedad COVID-19 y se pusieron a buscar la respuesta. Los resultados preliminares del estudio que hicieron demuestran que la fertilidad de las mujeres no estaría afectada después de padecer la infección.
Los investigadores liderados por el director, Antonio Requena, contaron que la información que se conoce sobre los efectos del virus en el ámbito reproductivo sigue siendo muy limitada. “Fue hace casi un año, en base a las recomendaciones y las medidas de prevención marcadas por las autoridades, cuando pudimos retomar la actividad en las clínicas IVI. Al mismo tiempo, surgió la necesidad de conocer la realidad a nivel reproductivo de las personas infectadas por coronavirus”, contaron.
¿Puede afectar la infección por COVID-19 en la reserva ovárica de la mujer? “Entre mayo y junio de 2020, realizamos un estudio con 46 pacientes de las clínicas IVI en España, que habían superado la infección por coronavirus. Todas las participantes contaban con un estudio previo de la prueba de la hormona antimülleriana (AMH, por sus siglas en inglés) en los seis meses anteriores. Los resultados de la investigación fueron muy positivos, arrojando que pasar esta enfermedad no afecta al estado de la reserva ovárica. Por ello, podemos asumir que las posibilidades de éxito de un tratamiento reproductivo permanecerán intactas”, contó Requena.
La prueba mide el nivel de AMH en la sangre. Esa hormona se fabrica en los tejidos reproductivos del hombre y de la mujer. La función de la hormona y sus niveles dependen de la edad y el sexo. En la mujer, los niveles de la hormona pueden dar información sobre la capacidad de quedar embarazada. También la prueba se puede usar para diagnosticar problemas menstruales o para controlar la salud de mujeres con ciertos tipos de cáncer de ovario.
En el caso del estudio en España, las 46 participantes en el estudio fueron divididas en dos grupos, en base a sus niveles previos de hormona antimulleriana. Por un lado, 16 pacientes respondedoras bajas con una media de edad de 38,6 años. Por el otro, pacientes respondedoras normo-altas, las 30 restantes, con una edad media de 34,7. En ninguno de los dos grupos de pacientes se encontró indicios de que la COVID-19 provoque una disminución de la reserva ovárica.
La conclusión preliminar del estudio sería alentadora para aquellas mujeres con baja reserva ovárica, previa a la infección por coronavirus. “Los resultados obtenidos son esperanzadores para las mujeres infectadas de COVID-19. A pesar de ello, de cara a las previsiones reproductivas, serán necesarios más datos para sacar conclusiones firmes. Por ello, será fundamental aumentar el tamaño de la muestra, para comprobar que los resultados se mantienen en esta línea”, concluyó Requena.
“El impacto del COVID-19 en los pacientes es muy variable. Hay gente que se recupera totalmente y otras personas que quedan con secuelas. Los ovarios son órganos sensibles. Por lo cual, considero que hay que hacer más estudios con más pacientes para analizar cuál es el verdadero impacto del coronavirus sobre la reserva ovárica de las mujeres”, dijo a Infobae el doctor Sergio Pasqualini, director de Halitus Instituto Médico. “Ante la incertidumbre de la pandemia, algunas mujeres han decidido postergar los tratamientos de fertilidad y otras congelaron óvulos”, agregó.
Cuando nacen, las mujeres cuentan con un número determinado de óvulos que, en principio, cubre toda la vida fértil. De manera natural, la cantidad de óvulos disminuye cada mes. La prueba de reserva ovárica permite conocer los óvulos disponibles de la paciente. Durante 2020 y con la vigencia de los confinamientos por la pandemia, hubo mujeres que decidieron postergar tratamientos de fertilidad y congelar óvulos.
En la clínica IVI de Buenos Aires, la demanda para congelar óvulos creció de forma exponencial, siendo un 34% más de lo habitual. Muchas de las que eligieron esa opción eran pacientes oncológicas, con baja reserva ovárica o mayores de 38 años que no podían esperar a que se retomara la actividad de la medicina reproductiva, ya que la espera afectaría considerablemente su posibilidad de lograr un embarazo.
Según explicó Fernando Neuspiller, especialista en reproducción asistida y director de IVI Buenos Aires, a partir de los 35 años la reserva ovárica empieza a bajar o se está llegando a una edad límite para lograr el embarazo de forma espontánea. “La vitrificación es una forma de actuar en el presente pensando en el futuro. La tecnología puede ayudar en estos momentos en que los fenómenos externos cambian nuestros planes”.