Pero hablamos de endometriosis cuando este tejido crece en otras zonas, como los ovarios u otros órganos. ¿Cómo te das cuenta? Si tenés dolores pélvicos crónicos o molestias durante el sexo, o cuando, vía ecografía, descubrís un quiste en los ovarios. Sin embargo, los especialistas explican que el principal obstáculo para diagnosticarla es que las mujeres normalizamos y naturalizamos los dolores menstruales.
En los casos más severos se evalúa primero la cantidad, ubicación y profundidad de las lesiones. Cuando las fibrosis son muy antiguas, pueden provocar complicaciones para concebir (la anatomía pelviana se distorsiona y esto dificulta la captación del óvulo en la trompa durante la ovulación). Pero cualquiera que sea nuestra situación frente al diagnóstico, hay que respirar hondo e iniciar el camino a la sanación.
Puede ayudarnos, primero, entender qué está expresando -y por qué- nuestro cuerpo a través de estos síntomas. Desde la ginecología natural, la endometriosis se manifiesta como consecuencia del estrés y la imposibilidad de respetar los ciclos naturales -y cíclicos- de la mujer. Cuando no advertimos la necesidad de retraernos, bajar el ritmo y descansar, producto de las bajas hormonales durante la menstruación, le exigimos tanto al cuerpo (nos exigimos) que empiezan los problemas. Se desconectan nuestro ser y los otros cuerpos de la mujer: el mental, el emocional y el físico.
Otra alarma que señala este tipo de enfoque son las características del sangrado menstrual. Los coágulos y el color vino, acompañados de mucho dolor, pueden estar visibilizando un hígado sobrecargado de trabajo a raíz de una mala alimentación, basada en productos industrializados. Además, expresa enojo y situaciones pasadas que no logramos procesar.
Para la medicina ayurveda -y desde cualquier medicina integral-, los síntomas no son algo que hay que acallar sino todo lo contrario. Para sanar, tenemos que escucharlos y aprender sobre lo que nos están diciendo. Desde el tantra -el entendimiento de la sexualidad y la emocionalidad-, se consideran los síntomas como guardianes, como una forma que encontró el inconsciente de cuidarnos de algo, de llamarnos para que le prestemos atención.
Los tratamientos pueden combinar la medicina alopática con la homeopatía, las flores de Bach, la ginecología natural, el tantra, la meditación, entre otras tantas opciones. Además, dependen del momento de la vida de la mujer respecto de su deseo de ser madre. Cuando no se está buscando quedar embarazada, el tratamiento más utilizado por la medicina son los anticonceptivos, que «ponen en reposo» el funcionamiento ovárico y alivian los síntomas de la enfermedad. En el caso de las mujeres que sí desean tener hijos, la forma de encarar el tratamiento debe ser otra: podría ser la cirugía, la xéresis (sacar la lesión) o la cauterización.
La medicina natural propone sumarle -o reemplazar, según la decisión que tomemos- al tratamiento alopático la opción de desbloquear la desconexión entre cuerpo y mente que causó la enfermedad. Esto sería: decir, pensar y sentir en la misma línea. Trabajar la conexión con lo femenino: lo amoroso del contacto con el útero, la sangre y las emociones.
Según estos enfoques, existe una relación muy arraigada entre el sangrado y la eliminación de las emociones negativas. Por eso, la menstruación es un momento ideal para estar «para adentro», en contacto con nuestras emociones. Sacarlas, expresarlas, manifestarlas. Contactar nuestra parte negativa -la sombra-, verla y transformarla.
Huevo de obsidiana: para trabajar esa parte oculta e inconsciente. Es una herramienta terapéutica que sana las memorias del aparato genital femenino. Podés conseguirlos en
Limpieza de órganos: tiene que ver con que las hormonas y los órganos del cuerpo se ordenen y funcionen mejor. Especialmente el útero y el hígado. Se realiza a través de una alimentación depurativa. Te recomendamos a Nat Amengual (googleala), su tel. es 15-5484-6094.
Ejercicios de sanación del útero: se realizan a través del contacto profundo con lo femenino y el reemplazo de los métodos anticonceptivos hormonales por una opción natural. Podés seguir por Instagram a Flor Beber o www.chacoyoga.com
Aceite de onagra o prímula: sirve para reducir los dolores, tiene omega 2 y 6 y prostaglandinas que regulan estrógenos, progesterona y prolactina. Lo pedís por MercadoLibre o se consigue en naturistas o farmacias naturales.
Artemisa bulgaris: esta planta infusionada colabora en la liberación de la oxitocina. Se compra en cualquier dietética (leé más en nuestra nota de «yuyos healthy»).
Actividad física consciente: que permita conectarse con el propio deseo y que ayude a la liberación de oxitocina, como danzas circulares, con tambores, que favorezcan la liberación. Más info: www.dafneschilling.com
Meditación y respiración: encontrar un tiempo para vos en tu agenda que te ayude a parar y conectarte con tus emociones y, a la vez, atravesar «la sombra» de lo que te pese o te moleste. La técnica Sahaj Samadhi, de la Fundación El Arte de Vivir, te inicia en la meditación. Más info: www.elartedevivir.org
Medicina ayurveda : para esta disciplina, la endometriosis es un trastorno en la eliminación del flujo menstrual debido a un bloqueo emocional y propone un trabajo integral. Te recomendamos a nuestro doc, Sebastián Díaz Varela, el tel. para turnos es 15-6908-8894.
Por último, los tratamientos darán resultados si nos sentimos acompañadas en nuestras dolencias, si estamos en sintonía con nuestra naturaleza, si hacemos los cambios de vida necesarios y si entendemos el proceso de sanación como una expansión de conciencia. Transformar la percepción para que cambie la realidad y para que, a través de la enfermedad, crezcamos y aprendamos.
Los especialistas se muestran divididos respecto a la cirugía (laparoscopía). Algunos médicos la aplican solo en casos extremos -de quistes de gran tamaño-, ya que una de sus posibles consecuencias es la disminución de la reserva ovárica de la mujer y la infertilidad. El objetivo de la operación es hacer un diagnóstico definitivo -por la obtención de material para analizar- y realizar la extracción de todas las lesiones visibles. Habrá que evaluar los beneficios según la situación de cada mujer y cómo mejoraría su calidad de vida.
*Por Flor Beber, terapeuta menstrual, instructora de yoga.
Somos naturaleza, este es el primer saber que debemos recuperar. Desde el conocimiento védico, se dice que lo que más daño nos causa es creer que estamos separados del resto del universo. Recuperar este conocimiento nos permite reencontrarnos con nuestro poder natural. Esta es la búsqueda del yoga («unión») y de las medicinas tradicionales de todo el mundo. En nuestra cultura hemos aprendido a separar, como si eso fuera posible, el cuerpo de la mente y de las emociones. El no poder vincular un pensamiento con una emoción y esta con una sensación física nos impide ser responsables con nuestra salud. El cuerpo físico es, ni más ni menos, la manifestación material de lo que pensamos y sentimos, es también la manifestación actual y única de nuestro linaje. Aprender a leer el cuerpo, sentirlo como una unidad con la mente, las emociones y el entorno, nos trae autonomía, vamos recuperando un saber ancestral que nos permite hacer consciente nuestra naturaleza cíclica.