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Por: Crónica | 22/01/20

¿Cómo cuidar la salud ginecológica en verano?


Infecciones de Verano

Durante la época de calor esta zona es más propensa a contraer ciertas afecciones. Algunos consejos para evitarlas.

El verano es la época del año en que se disfruta de las vacaciones, viajes, la pileta, la playa y un aumento de la actividad sexual. Todas estas situaciones pueden ocasionar problemas ginecológicos específicos. Si bien no está tan probado que las infecciones vaginales aumenten en verano, es común que aparezcan molestias o se realicen consultas con más frecuencia durante los meses de calor.

No todas las molestias vaginales tienen que ver con hongos o bacterias, es decir, con infecciones. Muchas se relacionan con otras causas: irritación, alergia, etc., así como con alteraciones de la flora vaginal -llamada microbiota- la cual se encuentra equilibrada gracias a distintos factores.

Algunas situaciones que alteran el medio vaginal pueden influir en ese ambiente equilibrado dando lugar a síntomas como molestias, olor, picazón o aumento del flujo. Lo que ocurre en verano es que el calor, la sudoración, la ropa ajustada con aumento de temperatura local, podrían favorecer estas molestias. Ni hablar de la humedad del traje de baño.

Además, se suma en algunos casos que se hace más frecuente la depilación, dejando la zona genital más expuesta, a pesar de que el vello tiene como función protegerla. En el caso de, por ejemplo, el rasurado, existe también el riesgo de infecciones localizadas en la piel de la zona.

Adiós a las molestias

“La higiene femenina debe ser siempre externa, vulvar, con agua sola o con jabón delicado, sin perfume. Existen algunos con pH ácido, ideales para ese uso”, explica la doctora María Elisa Moltoni (MN 114737), ginecóloga de Halitus Instituto Médico.

La presencia de la higiene es importante, no obstante, su exceso puede resultar contraproducente: puede barrer sus defensas naturales, llevar a un aumento de síntomas, alteración del pH vaginal, y a un círculo vicioso con el que hay que romper. Para evitar las consecuencias típicas en esta época del año hay que dejar que la zona respire, usando ropa suelta.

Lo mismo para la ropa interior, es ideal la de algodón. “Algo importante es evitar los protectores diarios (¡sabemos que muchas son adictas, pero no son tan buenos!) los cuales, a pesar de ser “sin perfume” o “respirables” en verdad no van a dejar que el calor y la humedad de la zona se liberen. Además, por ser sintéticos, pueden generar dermatitis y alergias, dando síntomas como si hubiera una infección. Evitar dejar el traje de baño húmedo si tenés sensibilidad genital, la arena además puede raspar la zona y molestar”, advierte la experta.

Las alteraciones

“El ciclo menstrual está regulado por la interacción entre hormonas del ovario y del cerebro, lo cual funciona en equilibrio. Ese ciclo a su vez se ve influenciado por el ambiente y otros factores externos. Es frecuente que en situaciones de viajes la fecha menstrual pueda modificarse. Los viajes por vacaciones son positivos, pero generan cierto estrés”, afirma Moltoni.

Asimismo, es común que durante las vacaciones se altere la alimentación, las horas de sueño o los hábitos, lo cual puede repercutir en cambios en el ciclo. Si estas alteraciones persisten al regresar a la rutina, es conveniente consultar a un profesional.


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