Dra. Carlota Lucini, coordinadora del programa de Oncofertilidad de Halitus Instituto Médico y el Dr. Sergio Pasqualini, Director Científico de Halitus Instituto Médico.
Octubre es el mes de sensibilización y concientización sobre el Cáncer de Mama en todo el mundo. Con el objetivo de aumentar la atención y el apoyo para la detección precoz, el tratamiento y los cuidados paliativos ¿Qué sucede con aquellas mujeres que padecen esta enfermedad y aún no han sido madres?
El cáncer de mama es el tumor maligno más común en mujeres y su incidencia aumenta con la edad, siendo la mayoría de pacientes diagnosticadas después de la menopausia. No obstante, en un porcentaje de casos que varía entre el 15% y el 25%, las pacientes son premenopáusicas al momento del diagnóstico y aproximadamente un 7% son menores de 40 años.
En Argentina, el cáncer de mama es el de mayor magnitud en cuanto a ocurrencia: con un volumen de más de 19.000 casos al año, representa el 17% de todos los tumores malignos y casi un tercio de los cánceres femeninos (Instituto Nacional del Cáncer). Afortunadamente el número de sobrevivientes ha aumentado en los últimos años gracias a las mejoras en los programas de detección precoz y a la eficacia de los tratamientos oncológicos actualmente empleados.
Se está produciendo un progresivo aumento de la edad en la que las mujeres tienen su primer hijo, lo que hace que un número importante de los casos de cáncer aparezcan en mujeres que no han iniciado su proyecto reproductivo. El cáncer de mama es la patología oncológica más frecuente, en todos los lugares del mundo, por la cual las mujeres preservan fertilidad.
Los tratamientos actuales (quimioterapia) han mejorado la sobrevida de estas mujeres pero son delétereos para la función ovárica con un efecto directo en la misma. Este efecto, va a depender del tipo de droga utilizada, la dosis, duración y edad de la paciente.
Se ha desarrollado una amplia variedad de técnicas de preservación de la fertilidad, como la congelación (vitrificación) de ovocitos y embriones, maduración in vitro, congelación de tejido ovárico, inhibición química de la función ovárica y otras que están en investigación. Se pueden usar solas o combinadas, por ejemplo vitrificación de ovocitos y criopreservación de tejido ovárico, con el fin de preservar la fertilidad. Su eficacia dependerá de la edad de la paciente (a mayor edad menor eficacia de los tratamientos) y de la reserva ovárica de base.
Hoy la técnica que se utiliza con más frecuencia en Cáncer de mama, es la Vitrificación de ovocitos. Ya no es experimental como lo fue en sus inicios, dado que demostró su eficacia y es la más recomendada por la ASCO (American Society of Clinical Oncology). No se necesita tener pareja, requiere alrededor de 2 semanas para estimular la ovulación y se puede comenzar con la estimulación en cualquier momento del ciclo. En el caso de que el tumor sea hormonosensible, se pueden agregar drogas como los inhibidores de la aromatasa, para reducir el nivel de Estrógenos.
El asesoramiento y la derivación precoz al especialista en oncofertilidad es fundamental para optimizar y evaluar las distintas opciones de preservación de la fertilidad para un eventual futuro embarazo, ya que una vez que comienza el tratamiento contra el cáncer, comienza el daño ovárico y la efectividad de las técnicas de preservación de la fertilidad no es la misma.
No hay evidencia de que el embarazo en las pacientes con antecedente personal de cáncer de mama empeore el pronóstico; es necesario informar a estas mujeres antes y después del tratamiento con quimioterapia. El tiempo de espera recomendado para la gestación tras finalizar el tratamiento del cáncer está en función del estadio inicial de la enfermedad, la edad de la paciente y la evolución posterior, aunque la decisión final será del oncólogo y se tomará en equipo. No es aceptable un intervalo menor de 6 meses, siendo recomendable una demora de 2 años tras la finalización del tratamiento. En pacientes con tumores con receptores de Estrógenos, se debe esperar entre 3 y 6 meses tras finalizar el tratamiento con tamoxifeno para evitar su teratogenicidad. En aquellos casos que llevar adelante un embarazo puede implicar un riesgo, la subrogación uterina es una posibilidad para las pacientes que están estables en su enfermedad. En algunas ocasiones, sería una indicación precisa.
En cuanto a la lactancia, no está contraindicada, aunque la cirugía previa y los rayos pueden dificultarla. Si está contraindicada, si la paciente se encuentra recibiendo quimioterapia, radioterapia, hormono terapia o precisa de un tratamiento con radioterapia.
Cualquiera sea el caso, lo importante es consultar con los especialistas en la materia para así tener las mayores posibilidades lograr el resultado deseado.