La capacidad de sobrellevar situaciones adversas (conocida como “resiliencia”) se relaciona con la salud sexual y una mejor calidad de vida durante el climaterio o período de transición hacia la menopausia.
A esa conclusión arribó un estudio publicado en Menopause, la revista de la Sociedad Norteamericana de Menopausia (NAMS). Según indica la entidad en un comunicado, fue la primera investigación que cruza estas variables.
Involucró a 101 mujeres de una edad promedio de 54 años. Les midieron sus niveles de resiliencia (Escala de Resiliencia de Wagnild y Young), su salud sexual (Índice de Función Sexual Femenina FSFI) y su calidad de vida (formulario Cervantes-SF).
Hallaron que los niveles de resiliencia fueron significativamente mayores en las mujeres con un alto nivel de función sexual, con una valoración total de 86 frente a 74 en las de menor nivel.
La llamada «función sexual» fue medida por aspectos como el deseo sexual, la excitación, la lubricación, el orgasmo, la satisfacción y el nivel de dolor.
El estudio arrojó que la función sexual fue significativamente peor en el subgrupo de participantes de baja resiliencia, con una puntuación total de 18,90 frente a 29,40 en el de resiliencia media-alta.
También demostró que la calidad de vida relacionada con la menopausia era significativamente peor en las mujeres de resiliencia baja, con una puntuación total de 42,50 frente a 30,80 en las de resiliencia media-alta.
Como resultado, los investigadores concluyeron que la resiliencia de una mujer parece estar relacionada con su salud sexual y con una mejor calidad de vida durante el climaterio.
“Este estudio destaca los posibles efectos protectores de la resiliencia en relación con la salud sexual en mujeres menopáusicas”, dijo Stephanie Faubion, directora médica de la Sociedad Norteamericana de Menopausia.
“Esta capacidad permite a las mujeres adaptarse al cambio, resistir los efectos negativos de los factores estresantes, y volver a la función normal más rápidamente después de eventos adversos”, continuó.
Consultada por Clarín sobre los alcances de esta investigación, la sexóloga clínica y ginecóloga Beatriz Literat comenta que existen estudios realizados durante la pandemia del Covid-19 donde, además de las variables mencionadas, se agregó el factor confinamiento.
En todos los casos -señala Literat- las investigaciones revelaron que el principal factor que promovía la resiliencia era la actitud positiva de las mujeres, su capacidad de aceptación y adaptación a los cambios y sus habilidades.
Según la especialista -que está a cargo del Departamento de Medicina Sexual de Halitus Instituto Médico- esta actitud les ayuda a quitar el dramatismo a ciertos mitos relacionados con el climaterio y la menopausia.
“La mujer tiene varias etapas de cambio a lo largo de su vida: la pubertad, los embarazos, la etapa climatérica y post climatérica. De no ser por los mitos culturales, debería poder fluir con naturalidad de una a otra etapa”, señala.
Gracias a su poder de resiliencia, las mujeres son capaces de resignificar las creencias erróneas que aún existen y que la afectan emocionalmente para darles un significado positivo, asertivo y alentador, dice.
“La transición a la menopausia es un período lleno de cambios físicos, psicológicos y sociales que podrían tener un impacto severo sobre la calidad de vida relacionada con la salud”, dice el estudio publicado en Menopause.
A este período se lo llama climaterio y se define como una progresiva declinación de las hormonas, en especial de los estrógenos.
Produce la interrupción de los ciclos menstruales y de la capacidad de concebir de la mujer, además de los cambios metabólicos propios de las décadas que va transitando.
Según Literat, suele comenzar algunos años antes de la interrupción de la menstruación y continuar por varios años después. Por lo general, empieza después de los 45 años o más tarde.
“No todas las mujeres reaccionan biopsicologicamente del mismo modo”, señala la médica. Los síntomas pueden ser variables en las diferentes mujeres y ellas mismas pueden percibirlos de manera distinta.
Esto depende de muchos factores como su personalidad, cultura y hábitos de vida, la relación de pareja y la presencia o no de enfermedades crónicas concomitantes.
Durante el climaterio, las mujeres pueden encontrarse con situaciones adversas vinculadas a la intimidad. Para Literat, suelen estar relacionadas con una falta de educación sexual, propia o de su pareja.
Esto le dificulta a la mujer reconocerse y percibirse como un ser sexual autónomo y versátil. Es decir, con la capacidad plena de sentirse sexual por sí misma y de poder sentir la sexualidad de muchas formas diferentes.
Entonces, se limita a los paradigmas culturales de la genitalidad como principal fuente de placer y eso le impide experimentar toda su capacidad sensorial y la de su pareja.
Según la médica, los paradigmas culturales, en los que la madurez femenina no está valorizada del mismo modo que la madurez del varón, socavan la autoestima de miles de mujeres. Las posicionan en un nivel de inferioridad.
Del mismo modo en que se concurre a la consulta ginecológica o endocrinológica, Literat considera importante recibir asesoramiento de un especialista en medicina sexual.
“En una sola consulta se puede redefinir la manera en que se percibe o se teme a los síntomas del climaterio. También se pueden evaluar las muchas posibilidades terapéuticas que existen para sentirse más confortables y con mejor estado de ánimo”, comenta.
Además, según la especialista, se accede a un conocimiento sexual que, como le dicen algunas pacientes en su consultorio, «es algo que no podían dejar de conocer en esta etapa cada vez más prolongada de sus vidas».