La alimentación es un factor con gran impacto en la salud, tanto para bien, como para mal. Es que un buena alimentación se asocia a más años con mayor calidad de vida y una dieta poco saludable incrementa el riesgo de enfermedades, principalmente no transmisibles como cardiovasculares, diabetes y algunos tipos de cáncer.
El dato positivo es que es un factor modificable a través de cambios en el estilo de vida. Y mientras que durante mucho tiempo el objetivo de las personas que hacían cambios en su dieta estaba puesto en la apariencia física, cada vez hay mayor conciencia de cómo la alimentación repercute a nivel integral en la salud del organismo.
«Hoy en día estamos expuestos a muchos factores que sin darnos cuenta tienden a inflamarnos internamente (tengamos o no tengamos síntomas). Por eso, es bueno empezar a analizar nuestra alimentación y nuestros hábitos para de a poco ir sumando cambios que nos conduzcan hacia una alimentación antiinflamatoria», dice al respecto la nutricionista Julieta Lupardo.
Entre los beneficios de adherir a ese tipo de alimentación, la especialista de Halitus Instituto Médico destaca que «no solo permite mantener un peso saludable, sino que también produce un normal funcionamiento y equilibrio entre las funciones de las células y los desechos provenientes del metabolismo celular, contribuyendo a tener una microbiota intestinal benéfica para nuestro organismo».
«Una buena alimentación es un instrumento clave para mejorar nuestra salud y nuestra calidad de vida. Por el contrario, una alimentación inadecuada basada en el consumo diario de alimentos proinflamatorios favorece el desarrollo de enfermedades crónicas como diabetes, obesidad, hipertensión, patologías cardiovasculares, entre otras», advierte Lupardo.
Y explica que la inflamación «es un mecanismo de defensa natural que tiene nuestro organismo. Es la respuesta de nuestro sistema inmunitario cuando detecta un agente patógeno, poniéndose en acción para eliminarlo. El problema aparece cuando se perpetúa en el tiempo y se hace crónico».
¿Qué factores puede causar inflamación crónica? La nutricionista destaca algunos: la exposición prolongada a tóxicos ambientales, el alto consumo de alimentos ultraprocesados, las infecciones persistentes, las enfermedades autoinmunes y los desequilibrios nutricionales.
De todos ellos, los vinculados a la alimentación son en los que cada persona tiene mayores chances de realizar modificaciones, por lo que la especialista pone énfasis en la importancia de seguir algunas pautas nutricionales antiinflamatorias.
«La nutrición antiinflamatoria es beneficiosa para todo tipo de personas, más allá de su estado de salud y de su edad. Supone una mejora en la calidad de vida, menos predisposición al desarrollo de enfermedades causadas por la inflamación y modifica de manera positiva el perfil de la microbiota intestinal», afirma Lupardo.
La nutricionista, especializada en fertilidad, dice que en ese aspecto particular los beneficios derivados de este modo de alimentación «contribuyen a que se reduzca la inflamación intestinal y de los diferentes órganos, mejorando la irrigación uterina, la calidad de los ovocitos y del esperma, por el gran aporte de antioxidantes«.
Y enumera las pautas que considera más importantes para adherir a una alimentación antiinflamatoria:
«El verano es una buena época para comenzar con este cambio de hábitos ya que, debido a las altas temperaturas, el cuerpo necesita alimentos frescos y de estación», alienta Lupardo.