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Por: Crónica | 07/09/21

Adicción al sexo: cuando el deseo se vuelve incontrolable


Las personas que sufren esta enfermedad sienten un impulso sexual insaciable que perturba todos los aspectos de su vida. ¿Cómo se sale?. ¿Cuándo es importante pedir ayuda?. Crónica Web habló con una sexóloga para aclarar todas estas dudas.

El sexo es una expresión saludable de la naturaleza humana, pero en algunos casos puede convertirse en un problema. Cuando el deseo se presenta acompañado de impulsos sexuales intensos y repetitivos puede desembocar en una adicción, una necesidad compulsiva que parece nunca satisfacerse del todo.

Pese a que muchas veces se confunde o se subestima la patología, la adicción al sexo atraviesa todos los aspectos de la vida de quien la sufre hasta destruir sus vínculos y su salud. El comportamiento sexual compulsivo, como también se lo conoce, fue añadido en 2020 a la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) de la Organización Mundial de la Salud, una lista dirigida al personal sanitario de todo el mundo que identifica los problemas de salud.

La misma define la adicción al sexo como «un patrón persistente de fallo para controlar los deseos sexuales o impulsos sexuales intensos y repetitivos que resultan en un comportamiento sexual repetitivo», es decir, que el acto sexual para esa persona se convierte en el centro de su vida hasta descuidarse a sí mismo y a sus responsabilidades. No obstante, y para poder entender mejor en qué consiste esta adicción, Crónica Web acudió a la palabra experimentada de la Dra. Beatriz Literat (M.N. 50.294), sexóloga clínica.

Actividad cerebral

Los principales desencadenantes del comportamiento sexual compulsivo se encuentran en el cerebro, por eso se la considera una enfermedad mental. «Las investigaciones revelan que el origen de la patología puede deberse a un desequilibrio de neurotransmisores cerebrales como la dopamina, la serotonina y otros; a la consecuencia de un TOC ( trastorno obsesivo compulsivo) ligado a la práctica sexual; a un efecto secundario de la epilepsia y/o al tratamiento utilizado para la enfermedad de Párkinson», explicó Literat.

Un estudio realizado en 2014 en el Reino Unido evaluó la actividad cerebral en los adictos al sexo cuando miraban pornografía y descubrió que es similar a la de los adictos a las drogas cuando les mostraban su droga preferida. La conducta sexual compulsiva es una adicción que, con el paso del tiempo, podría provocar cambios en los circuitos neuronales del cerebro, especialmente en los centros de refuerzo del cerebro. Como ocurre con otras adicciones, con el tiempo, se suele necesitar contenido y estimulación sexuales más intensivos para obtener satisfacción o alivio.

Otras investigaciones «también refieren la relación de este cuadro con mal manejo del estrés, de los síntomas depresivos y la dificultad de controlar los impulsos como consecuencia de prácticas sexuales reiteradas y descontroladas que se instalan después de un tiempo como conductas compulsivas. El abuso reiterado en la infancia/adolescencia es otra de las causas que hallaron», añadió la especialista del departamento de Medicina Sexual de Halitus Instituto Médico.

Factores de riesgo

La conducta sexual compulsiva puede ocurrir tanto en hombres como en mujeres, aunque puede ser más frecuente en los primeros. Puede afectar a cualquiera, sin importar la orientación sexual. «Se calcula que entre un 1 y 3% de las personas en el mundo pueden padecer este cuadro clínico«, advirtió la sexóloga.

Uno de los factores predominantes que pueden aumentar el riesgo de desarrollar una adicción al sexo es la facilidad de acceso a contenido con alta carga sexual. Los avances tecnológicos y las redes sociales permiten la entrada a una cantidad cada vez mayor de información e imágenes de contenido sexual intenso. La accesibilidad se da desde la privacidad del hogar y a través de dispositivos móviles personales que tienden a permitir que estos problemas empeoren con el tiempo.

Algunas características de la personalidad pueden aumentar el riesgo a presentar una conducta sexual compulsivo, como por ejemplo, quienes padecen problemas de abuso de drogas o alcohol u otra enfermedad de salud mental, como el trastorno del estado de ánimo (depresión o ansiedad) o la adicción al juego. Lo mismo ocurre cuando existen antecedentes de abuso sexual o maltrato físico, en grupos familiares con conflictos o en convivencia con una persona que sufre algún tipo de adicción.

La conducta sexual compulsiva tiene muchas consecuencias negativas para el adicto y también para su entorno afectivo. Padecer una enfermedad mental con estas características hace que la persona sienta culpa, vergüenza y baja autoestima diariamente. Se descuida a la familia y/o la pareja, se pierde el control sobre la actividad sexual en contextos no apropiados, como en el trabajo. Además, predispone al adicto a un mayor riesgo de contraer una enfermedad de transmisión sexual y de recurrir al consumo de sustancias no saludables.

Diagnóstico

Para determinar la presencia de una compulsión es necesario acudir a una evaluación profesional. «El diagnóstico lo debe realizar un psiquiatra, sexólogo clínico o psicólogo. Se habla de adicción al sexo cuando al paciente le es imposible controlar sus propios impulsos sexuales, siendo estos de una frecuencia e intensidad superior al promedio de otras personas e instalados por más de tres meses en su vida«, afirmó Literat. A esta hiperactividad sexual se la conoce como «satiriasis en los varones y ninfomanía en las mujeres», y se puede presentar como «reiteradas fantasías y masturbación acompañados de autoestimulación con material pornográfico», según la médica.

Otra forma en que se manifiesta «es a través del cybersexo, en otros casos como acoso y abuso sexual conyugal o abuso de menores«, agregó. «Cuando una persona no puede controlar sus impulsos sexuales y pone en riesgo su propia salud (contagio de enfermedades de transmisión sexual, conducta sexual compulsiva), la salud de otras personas ( contagio, acoso, abuso, engaño) y sus vínculos ( pareja y otras personas de su entorno) estamos decididamente en presencia de un cuadro de adicción al sexo que debe ser tratado», detalló la médica.

Tratamiento

«En primer lugar la persona debe reconocer su enfermedad y aceptar consultar con un profesional idóneo. Debe estar dispuesto a realizar el tratamiento, como cualquier adicción. Cada caso es diferente y en adicciones no se habla de curación sino de proceso de recuperación«, indicó Literat. El mismo conlleva sesiones de terapia, medicamentos y asistir a reuniones de grupos de autoayuda. Los medicamentos deben ser prescritos por un médico especialista y autorizado para este tipo de tratamiento.

Asimismo, los grupos de ayuda dirigidos por un psicólogo permiten aprender sobre la adicción y compartir experiencias con otras personas que atraviesan o atravesaron la enfermedad, para así comprender más sobre la afección y prevenir recaídas. Por último, la psicoterapia es de gran ayuda para controlar la conducta sexual compulsiva, se pueden aplicar diferentes métodos dependiendo de las necesidades y características del paciente. Los principales son: terapia cognitiva conductual, terapia de aceptación y compromiso y psicoterapia psicodinámica.

Desde la Asociación Sexo Adictos Anónimos, agrupación que ofrece un programa de 12 pasos para la recuperación basado en los principios de Alcohólicos Anónimos, comparten una serie de preguntas para determinar si una persona padece esta enfermedad.

1) ¿Guarda secretos sobre sus actividades sexuales?, ¿mantiene una doble vida?

2) ¿Sus necesidades lo han llevado a tener sexo en sitios, situaciones o con gente a la que normalmente no elegiría?

3) ¿Se sorprende a usted mismo buscando artículos o escenas sexualmente excitantes en medios de comunicación?

4) ¿Se ha dado cuenta de que sus fantasías sexuales interfieren con sus relaciones?

5) ¿Siente con frecuencia que quiere alejarse de una pareja después de tener sexo? ¿Siente remordimiento, vergüenza o culpa después de un encuentro sexual?

6) ¿Siente vergüenza de su cuerpo, de tal manera que evita tocarse el cuerpo o participar en relaciones sexuales?, ¿teme ser asexual?

7) Cada nueva relación, ¿tiene los mismos patrones destructivos que lo incitaron a romper con la última?

8) Sus actividades sexuales, ¿necesitan cada vez mayor variedad y frecuencia sólo para sentir los mismos niveles de excitación y alivio?

9) ¿Lo han arrestado alguna vez debido a sus prácticas de exhibicionismo, prostitución, etc.?

10) Su insistencia en la búsqueda de relaciones sexuales ¿contradice o interfiere con sus creencias o desarrollo espiritual?

11) Sus actividades sexuales, ¿incluyen riesgo, amenazas, o la posibilidad de enfermedades, embarazo o violencia?

12) Su comportamiento sexual ¿lo ha hecho sentir alguna vez una falta total de esperanza o con ganas de suicidarse?

Si contestó con un «sí» a más de una de estas preguntas, la Asociación invita a asistir a una reunión de Sexo Adictos Anónimos para ayudarlo a definir por su cuenta si usted tiene un problema con la adicción sexual.


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