Los bebés que nacen a través de ovodonaciones representan el 40% del total anual, según la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (SAMer). Tras el freno que impuso la pandemia a la realización de tratamientos de fertilidad asistida, las futuras madres aguardan ansiosas de que se concreten esas donaciones
El aviso en el diario es claro: “¿Pensaste en DONAR tus óvulos? Podés ayudar a dar felicidad a una pareja a través de la OVODONACIÓN. Se te reintegrarán tus gastos y tu lucro cesante”. Luego, un número de teléfono.
De este tema se conoce muy poco ya que es más común escuchar que una mujer recurre a la ovodonación para cumplir su sueño de tener hijos que enterarse de aquellas que facilitan sus óvulos para hacerlo posible. Pero la situación está cambiando y en los últimos años el tema comenzó a instalarse en la sociedad gracias a las redes y al “boca en boca”.
En 2018, la modelo Evangelina Anderson -que está casada con el ex futbolista Martín Demichelis y tiene tres hijos- sorprendió a sus seguidores de Instagram al confesar que había tomado una importante decisión “para hacer felices a otras mujeres”.
“Llegó el día, tomé una decisión que que venía pensando hace rato y tenía mucha ilusión y ganas. Sí, ganas de que con mi pequeño granito de arena pueda hacer feliz a otras mujeres que desean ser mamás. Ayudar a cumplirles ese sueño que tanto anhelan. Hoy voy a donar óvulos de forma voluntaria. Todos los exámenes que me hicieron están aprobados, ahora me hacen el examen psicológico (esperemos que lo pase también) Jaja y de ahí me dijeron que ya estaría ok para comenzar la donación de óvulos”, escribió el 10 de abril de ese año junto a una foto donde se mostraba a la espera de la intervención en el pasillo de una clínica española.
De acuerdo al último relevamiento de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (SAMer), en el país nacieron 4200 bebés durante 2018 por intermedio de ovodonaciones; lo que representó un 40% de los nacimientos totales de ese año.
“Actualmente estamos con mucha demanda de donación. De cada 100 consultas que llegan a las clínicas, solo 10 mujeres se someten a los estudios y apenas entre 2 o 3 son aptas para donar”, precisó a Infobae la doctora Stella Lancuba, presidenta de SAMeR y directora médica del Centro de Investigaciones en Medicina Reproductiva (CIMER).
“Frente a esta realidad, los bancos tienen que salir a captar donantes a través de distintas acciones de promoción e incentivos económicos porque muchas veces los recursos escasean y no alcanza con que se ofrezcan familiares o amigas de las pacientes que se van a someter al tratamiento”, explicó la doctora, en alusión a que no todas las voluntarias superan las exámenes genéticos y psicológicos que se les exigen.
La forma tradicional que utilizan los centros de fertilización asistida consiste en publicar toda la información en sus páginas web, pero hay algunos que apelan a publicidades en las redes sociales y otros que compran espacios en medios masivos de comunicación.
Para el doctor Sergio Pascualini, director médico de Halitus, una clínica especializada en fertilización asistida de alta complejidad, el método más efectivo para atraer a las donantes es a través de las redes. “Vamos poniendo filtros y segmentando al público que queremos llegar. El 80% de nuestras donantes, por ejemplo, tiene estudios terciarios. A nuestra clínica llegan alrededor de 250 mujeres pero apenas el 10% termina donando”, contó a Infobae.
La donación de óvulos se puso en práctica mundialmente en 1984 y en ese entonces se contemplaba una retribución en concepto de gastos y lucro cesante que rondaba los 400 dólares. “Hoy en día bajó a la mitad y en Argentina también se paga hasta los 200 dólares por procedimiento”, aseguró Lancuba, especialista en medicina reproductiva y recibida en la UBA con diploma de honor. “Años atrás, el 60% de las donantes tenía una motivación altruista, pero hoy en día casi el 100% busca una compensación económica”, admitió.
Más allá de que algunas mujeres decidan donar sus óvulos para generar un ingreso extra, no todas son aceptadas y deben pasar un riguroso filtro.”Ya pasé una serie de pruebas entre las que se incluyen el estudio de sus antecedentes personales y familiares, una revisión general y ginecológica y un análisis de sangre para descartar posibles enfermedades infecciosas y los análisis genéticos necesarios”, había contado Evangelina Anderson dos años atrás
Debido a los protocolos sanitarios que rigen en medio de la cuarentena, a las donantes también se les hace un hisopado para descartar que no tengan coronavirus antes de iniciar el tratamiento y luego se lo repiten antes de hacer la aspiración de sus óvulos.
“La pandemia retrasó todos los tratamientos de fertilización que teníamos previstos y ahora que los retomamos nos encontramos con pacientes muy ansiosas a la espera de que se presenten las donantes que ya teníamos apalabradas. El problema es que ahora tenemos que fijarnos que las donantes vivan en Capital, a menos de 20 km de la clínica, para que no se les dificulte el tema del traslado”, explicó el doctor Pascualini. En Halitus, por ejemplo, le pagan $16 mil a cada donante.
En nuestro país, la donación más frecuente es la anónima y en el 99% de los casos la paciente no quiere conocer a la donante. Sin embargo, sus datos quedan almacenados en un registro que lleva cada clínica. “Cuando la persona que nació con ovodonación alcanza la mayoría de edad tiene la opción de conocer el nombre de la donante y mantener un encuentro con ella. Pero el ser donante no genera ningún vínculo de filiación, no es la madre”, aseguró la presidenta de SAMer.
En nuestro país, la donación más frecuente es la anónima y en el 99% de los casos la paciente no quiere conocer a la donante. Sin embargo, sus datos quedan almacenados en un registro que lleva cada clínica. “Cuando el nacido es menor de edad tiene la opción de conocer el nombre de la donante y mantener un encuentro con ella. El ser donante no genera ningún vínculo de filiación, no es la madre”, aseguró la presidenta de SAMer.
Las mujeres deben someterse a una intervención mínimamente invasiva y ambulatoria, que implica una punción por vía vaginal bajo anestesia local y dura 15 minutos. “A la hora, la paciente se va caminando. Se controla a las 24 horas y 48 horas. Pero ahora, por el coronavirus repetimos los chequeos a los 7 y 21 días”, dijo la doctora Lancuba, quien también remarcó que “como ha mejorado mucho la tecnología farmacológica ya no se generan tantos dolores abdominales”.
La aspiración de los óvulos se realiza 14 días después de la menstruación, pero en ese mes previo al último período es donde la donante debe someterse a todos los estudios médicos.
Para que un óvulo pueda ser aspirado debe ser fértil. “A cada mujer se le hace una ecografía de ovarios para comprobar si su reserva ovárica es buena y determinar la cantidad de microfolículos que tiene cada ovario. Lo ideal es que la donante tenga entre 8 y 10 microfoliculos. Luego, se compensa con estudios hormonales para confirmar la fertilidad”, precisó el doctor Pascualini.
Aunque no hay un consenso sobre la cantidad de veces que una mujer puede donar, los códigos de ética internacionales aconsejan no hacerlo más de 6 veces y dejar descansar dos meses entre cada intervención. “Lo interesante es que las mujeres repiten la experiencia”, conclueron los doctores Lancuba y Pasqualini.