Las mujeres que eligen amamantar a sus bebés se preparan siempre para ese momento durante el embarazo y luego, cuando llega el posparto. Pero en un contexto como el que propone la pandemia de coronavirus, ante indicaciones de aislamiento e incertidumbre por la falta de clases presenciales, surgen las dudas o inquietudes.
En la Semana Mundial de la Lactancia Materna, cuyo lema este año es “apoyar la lactancia para un planeta más sano” y en la cual tanto la OMS como Unicef elevaron un llamado a los gobiernos de distintos países para que “protejan y promuevan el acceso a de las mujeres a asesoramiento calificado sobre lactancia materna, un elemento crucial del apoyo al amamantamiento”, el médico obstetra del Instituto Halitus, Juan Pablo Comas, y la puericultora Carla Grosso responden algunas inquietudes:
En la actualidad, se dificulta el contacto presencial para una adecuada preparación prenatal de cómo amamantar. Por eso, es importante buscar otras vías de información, ya sea a través de los cursos preparto, charlas, talleres o consultas prenatales con una puericultora de forma virtual.
En el caso de que ambos (madre y bebé) se encuentren sanos, el inicio de la lactancia se debe dar desde el primer momento (dentro de la primera hora después del parto), promoviendo el vínculo temprano, el contacto piel a piel y la libre demanda.
De todas formas, la situación de aislamiento y restricción de contacto social podría tener como consecuencia que la correcta técnica de lactancia materna no se llegue a implementar, y puedan aparecer dificultades, debido a la falta de una red de sostén (familia, amigos).
Por eso es importante consultar con los/las especialistas disponibles en la Institución: personal de enfermería especializado, puericultoras, médicos obstetras y pediatras, para asesorarse.
Una vez en casa es importante continuar respetando el aislamiento social y realizar las consultas necesarias sobre las dificultades o dudas que puedan aparecer (bajada de leche, frecuencia y duración de las tomas, llanto y sueño, entre otras), en lo posible, de forma virtual.
La leche materna tiene propiedades nutrientes y anticuerpos beneficiosos que protegen al bebé. Según informes científicos, al día de hoy, no se conocen casos de contagios por lactancia materna, por eso es muy importante que la misma no se interrumpa.
Es necesario, igualmente, seguir las indicaciones de cuidado, lavado frecuente de manos con agua y jabón, limpiar y desinfectar las superficies de contacto.
Si la mamá tiene síntomas, o se confirma que tiene el virus, y se siente en condiciones de seguir amamantando, puede continuar teniendo en cuenta los cuidados antes mencionados: lavado frecuente de manos, uso del barbijo y cambio frecuente del mismo en caso de tos o estornudo, evitar toser sobre el pecho o sobre el bebé, desinfectar superficies y elementos que pudieron estar en contacto con secreciones. En el caso de que la mamá no esté en condiciones de amamantar, es importante que pueda extraerse leche para mantener la producción.
Si fuera el bebé el que presenta síntomas (algo muy infrecuente), la lactancia, ya sea amamantado o mediante la extracción y suministro a través de cuchara o vaso, será beneficiosa para su recuperación y su desarrollo inmunológico.
La lactancia materna es alimento fundamental para el crecimiento biológico psicológico y emocional de cada bebé. Aún en este contexto tan difícil, es importante habilitar la búsqueda de los recursos y la ayuda necesaria para poder sostenerla y continuar con el proceso, para favorecer de este modo, el vínculo del binomio madre-hijo.