En nueve meses nacerán los hijos de la cuarentena por el coronavirus. El comentario es casi un chiste fácil, pero también una realidad. Y dispara una pregunta que aparece en distintas charlas de amigos y parejas: ¿Nacerán más bebés en diciembre y enero del año que viene que en otros años? En Argentina, la cantidad de nacimientos anuales viene en baja desde 2010 y en 2018, por primera vez en la década, estuvo por debajo de los 700.000 bebés: fueron 685.000.
En algunos casos, el aislamiento social obligatorio hace que las parejas puedan compartir más tiempo en sus casas que antes. Los que no están dentro de las actividades exceptuadas pero igual hacen home office eliminaron de su rutina el tiempo de viaje al trabajo. También se redujo la oferta de actividades extra laborales. Hay quienes creen que esta circunstancia atípica le abre la posibilidad a más encuentros sexuales que antes. Y en parejas heterosexuales, eso podría significar más embarazos.
Pero los expertos tienen reparos. «No creo que este encierro pueda favorecer el ‘baby boom’ como ocurrió después de la Segunda Guerra Mundial», opina el médico psiquiatra y sexólogo Walter Ghedin.
«La llegada del coronavirus está provocando un cambio radical en los hábitos sociales, por ende, también influye en la vida amorosa y sexual. Ya existen desacuerdos a la hora de acercarse, de besarse; ni hablar de tener sexo, sobre todo para aquellas parejas que tienen que salir para cumplir con las tareas esenciales. Para las parejas que llevan tiempo juntas, conviviendo o no, se instala la intranquilidad por los contactos sociales que cada uno pudo haber tenido en sus lugares de trabajo u otros grupos sociales», señala Ghedin.
l especialista sostiene que para el sexo es necesario olvidarse de las preocupaciones. «Si se instala el miedo, la capacidad para disfrutar estará disminuida», afirma.
Para Ghedin, la convivencia full time no significa necesariamente más sexo. «La presencia del otro las 24 horas, la ansiedad que provoca el encierro y el cambio de hábitos, la presencia de los hijos, niños o adolescentes, que requieren atención y contención, todo va en desmedro de la intimidad», dijo.
Y hay otro tema a tener en cuenta: la incertidumbre económica. «Las parejas querrán que sus hijos crezcan en un ambiente más saludable y seguro. Si antes de la cuarentena evaluaban cuál sería el mejor momento para ser padres, seguramente ahora lo harán mucho más«, señaló.
Esa misma observación planteó el médico ginecólogo especialista en fertilidad Sergio Pasqualini. «Puede que haya menos nacimientos por el miedo a que haya menos trabajo y la inseguridad económica», dijo.
El tema es complejo. «En broma uno decía: veamos dentro de nueve meses cuántos bebés más nacen y cuántos divorcios antes de los nueve meses habrá también. Están los dos extremos», señaló Pasqualini.
«Si vos lo mirás desde la parte reproductiva, vamos a ver algunos casos de embarazos naturales de algunas personas que quizás hayan hecho tratamiento y no habían tenido resultado. Se ven embarazos en mujeres que pensaban en la donación de óvulos como alternativa. No se si habrá un boom pero uno apuesta siempre a no olvidarse de lo natural», afirmó.
En ese sentido, el ginecólogo afirmó que en cuarentena puede darse un incremento de la sexualidad. «Lo vemos en los contactos por Tinder, a sabiendas que hay menos posibilidad de contacto físico entre desconocidos. La sexualidad no implica solo la penetración», dijo.
La mayor frecuencia en las relaciones sexuales no implica de por sí más embarazos. «Va a depender en si las personas se estén cuidando o no. A diferencia de lo que pasó con episodios similiares de muchos años atrás, las parejas usan más métodos anticonceptivos que antes», dijo Pasqualini.
El psiquiatra Ghedin aportó otra mirada sobre la posibilidad de que haya más sexo en cuarentena. «Los niveles de ansiedad están más altos que lo habitual, por lo cual esta situación de alerta no permite que el deseo y las ganas afloren con más intensidad«, dijo y manifestó que en las consultas se observa una mayor cantidad de varones y mujeres que dicen tener problemas en la respuesta sexual.
«Bajo deseo, problemas en la erección y en la eyaculación, dificultades en la lubricación y en llegar al orgasmo. Si la persona ya tenía alguna disfunción se potencia, pero están apareciendo las que son ocasionadas por el confinamiento como un síntoma secundario o circunstancial», afirmó Ghedin.
El especialista dijo que más que la cuarentena, el baby boom quizá tenga más posibilidades de darse en el escenario post pandemia. «Es posible que estemos mejor dispuestos a tener sexo y a incrementar los contactos amorosos, como si todo el placer hubiera quedado suspendido esperando tiempos mejores», comentó.
«La ilusión, el entusiasmo y el disfrute estarán puestos en el futuro cercano, no en el ‘aquí y ahora’, para este presente del ‘día a día’ está el esfuerzo y la tolerancia. Los especialistas estamos atentos a las conductas de rivalidad o malestar vincular que pueden aumentar por el confinamiento. Teniendo en cuenta que durante las fiestas y las vacaciones las parejas suelen entrar en crisis y aumentan las tasas de divorcios, se prevén más situaciones de crisis, incluidos hechos de violencia verbal o física», dijo.
En esa línea, Pasqualini afirmó que en el instituto médico Halitus están trabajando con telemedicina y consultas a distancia. «Vamos a reactivar las consultas para estar preparados para largar cuando esto termine. Sobre todo con mujeres que quieren hacer un tratamiento con óvulos propios o tienen problemas con los ovarios y su reloj biológico sigue funcionando», agregó.
Para Karina Felitti, historiadora especializada en género y sexualidad, «un baby boom implica la decisión consciente de tener hijos». «En la post-guerra estadounidense tuvo que ver con que los veteranos estaban recibiendo especialmente ayudas económicas, con el despliegue del Estado de Bienestar en general y con que, después de trabajar en fábricas para reemplazar a los varones en combate, las mujeres volvieron al hogar. En Argentina hubo un baby-boom coincidente con el primer peronismo entre la clase media y la parte más alta de la clase baja, por los nuevos beneficios a los que accedió esa población», señala.
«De ninguna manera creo que eso sea lo que vaya a pasar en al Argentina tras la cuarentena. No viene un contexto de prosperidad como para que la decisión de tener hijos sea intencional. Lo que sí puede pasar es que ocurran embarazos no intencionales: o porque ya estaban en curso al iniciarse la cuarentena y hay más dificultades para interrumpirlos, o porque se complique el acceso a la Interrupción Legal del Embarazo (ILE) avalada por el Código Penal o porque es más complicado también el acceso a anticonceptivos de distribución gratuita», describe Felitti.
En ese contexto, en el que tal vez salir a la farmacia sólo a comprar preservativos no resulte «excusa suficiente» para algunas parejas por miedo a los controles o al contagio, para Felitti también hay que prestarle atención al contagio de enfermedades de transmisión sexual (ETS).
«Tiendo a pensar que si te imaginás ahora la posibilidad de procrear con tu pareja y esperar un bebé en este contexto la idea no resulta demasiado atractiva. Puede haber miedo a contagiar a ese bebé o miedo a que el embarazo sea durante un momento del colapso del sistema de salud», describe Julián Govea Basch. Es demógrafo especializado en estudios sobre fecundidad e investigador de la Universidad Nacional de Luján. «Tal vez los hijos que estaban planificándose no sean concebidos ahora y esa concepción se concentre más adelante, cuando la pandemia esté más contenida y haya alguna noticia sobre la vacuna: ese podría ser el verdadero baby boom por el coronavirus», suma.
¿Habrá un baby boom por la cuarentena? La respuesta la sabremos en 9 meses.