Cuando nació Gauthier, el hijo de Gabriel Alfaro y Diego Schiro, su historia se hizo rápidamente conocida. El bebé, que tiene un año y medio, es el ahijado de Carolina Pampita Ardohain. Lo que pocos saben de esta familia es la manera en la que Gabriel y Diego cumplieron el sueño de ser padres. El acto de amor y entrega de la hermana y las tres sobrinas de Gaby que, al enterarse de que querían ser papás, les ofrecieron llevar al bebé en la panza.
Gabriel y Diego se conocen hace 16 años, primero fueron amigos y en un momento entendieron que ese amor que se tenían era mucho más. «Era mi mejor amigo y un día nos dimos cuenta de que esa amistad se había transformado en algo más. Nos mudamos juntos y empezamos a cumplir los objetivos que teníamos en común. Primero la convivencia y después convertirnos en padres», cuenta Gabriel a TN.com.ar.
«Nos embarcamos en este hermoso proyecto, que empezó como una idea a futuro, pero que se volvió un compromiso al descubrir que el deseo no tenía que ver con completarnos, sino con formar una familia. Primero pensamos en adoptar. Nos preguntamos una y otra vez cómo era el sistema de adopción en Argentina e investigamos. Tenemos amigos heterosexuales que hace cinco o diez años que están esperando, y sentimos que estábamos un poco grandes para esperar esos tiempos. Además, sabíamos que era difícil para una familia heterosexual, y que para chicos y chicas de un mismo sexo es más difícil aún. Después, averiguamos sobre la adopción internacional y allí fue cuando la abogada Fabiana Quani que nos habló sobre la gestación solidaria», explican los papás de Gauthier.
En ese momento, recordaron que la hermana de Gabriel les había dicho en reiteradas oportunidades que si ellos querían ser padres, ella les podía prestar su vientre. «Fuimos a verla y le preguntamos si le gustaría ser la portadora de nuestro hijo y ella nos respondió que era un honor, pero como tenía 50 años teníamos que hacer una serie de estudios. En el último, de esfuerzo, le subió mucho la presión».
Cuando llegó a La Pampa, donde vive, y les contó a sus hijas, las sobrinas de Gabriel le dijeron que ellas también querían llevar en la panza el bebé de ellos. «Tamara, la mayor de sus sobrinas, le dijo ‘mamá yo no te quise pinchar el globo, pero les había dicho a los tíos hace muchos años que quería llevar su hijo’. Ella estaba embarazada así que había que esperar dos años para que su cuerpo pudiera volver a gestar. Mi ahijada Florencia, también se propuso, pero no podía porque para ser vientre solidario tenía que ser madre y ella aún no lo había sido», recuerda Alfaro.
La más chica, Nadia tenía un hijo y les dijo que iba a esperar muchos años para ser nuevamente mamá. «Qué mejor que una sobrina que adoramos, sea quien tenga en la panza a nuestro bebé. Las cuatro mujeres coincidieron en que este amor tenía que trascender. Ellas creían que nuestro amor tenía que tener un fruto y que pudiéramos formar esta familia que tanto deseábamos. No nos íbamos a dar por vencidos porque contábamos con el acompañamiento de profesionales como Florencia Inciarte de Halitus».
Nadia, que llevó a Gauthier en la panza, tiene una hija. Cuando ella se instaló en Buenos Aires para que vivieran los tres el embarazo, lo hizo con Aitana, de tres años. «La nena era la única razón por la que hubiéramos parado todo. Si perjudicábamos a Aitana por la decisión de la madre de prestarnos el vientre, hubiéramos dado por terminado el proceso. En un momento, a los 4 meses le preguntó: ‘Mami, el tío Gabo y el tío Diego van a ser papás. ¿Dónde está el bebé?’. Nadia le explicó que los varones no pueden llevar un niño en su vientre, pero ellos se aman tanto que tienen a su hijo en el corazón, por eso mamá les prestó la panza para que ellos sean papás. Ahí, Aitana le dijo: entonces ahí adentro de la panza está mi sobrino. Le voy a poder hacer upa, darle la mamadera».
«Trajimos óvulos de afuera, porque en la Argentina no se podía elegir la procedencia. Nuestra médica nos había planteado que aquí es a criterio de los médicos y nosotros queríamos participar de la elección. Decidimos hablar con las autoridades de la clínica y nos permitieron traerlos de un banco de afuera, de República Checa algo que nunca se había hecho en el país».
Una vez que nació Gauthier, a Gabriel -que trabaja en el Senado- le dieron las equivalencias de la licencia por maternidad. Una vez terminada esa etapa, el bebé empezó a concurrir a los cinco meses al jardín maternal del Senado. Más allá de ese tiempo, ellos se dividen las tareas para ser los únicos que se encarguen de la crianza de su hijo.
A la hora de elegir a los padrinos, optaron por Juan, un amigo de los dos y por Pampita. La razón fue que, desde el primer día que Gabriel le contó sobre la relación, ella le dijo que creía en ese amor. «Me dijo no busques explicaciones. Ella creyó en nosotros y por eso, creímos que tenía que ser ella».
Antes de terminar la entrevista con Somos Familia, tanto Gabriel como Diego pidieron destacar que más allá de que su hijo sea un bebé que marca tendencia desde sus cuentas de instagram en las redes, ellos están muy contentos porque se abrió un canal de diálogo con otras parejas que están buscando tener hijos, ellos les piden consejos y les cuentan sus historias.