El aborto espontáneo se caracteriza por la pérdida del feto antes de la semana número 20 de gestación. Según Agustín Pasqualini, director del Instituto Médico Halitus, 80% de los casos están relacionados con factores genéticos y la edad de las mujeres. Pero existen otros factores que pueden agravar el riesgo.
Mujeres con más de 40 años tienen el doble de probabilidad de sufrir un aborto espontáneo. El historial también es un factor que debe ser considerado: si ya ocurrió más de una vez, es más probable que ocurra de nuevo.
Algunas gestantes son más vulnerables debido a problemas en el útero, como adherencia pélvica. El riesgo también es más grande en los casos de embarazos secuenciales, o sea, los que ocurren menos de tres meses después del parto.
Enfermedades crónicas también pueden interferir en el desarrollo del embrión, como diabetes y lupus, además de disfunciones hormonales como el síndrome del ovario poliquístico. Infecciones como paperas, rubiola, sarampión, gonorrea y VIH también aumentan el riesgo de aborto espontáneo.
Cuando pones tu propia vida en riesgo, obviamente el embarazo también será puesto a prueba. Hábitos como fumar y beber no pueden hacer parte de la rutina de la gestante. Otras drogas, como cocaína y éxtasis, también pueden inducir un aborto espontáneo, así como ingerir medicamentos sin prescripción médica.
Existen estudios que incluso apuntan una relación entre la obesidad y el aborto espontáneo. Naturalmente, una rutina de vida saludable tiende a crear un ambiente más favorable para el desarrollo del feto; si estás bien de cuerpo y alma, los riesgos serán menores.