Las patologías como la incontinencia urinaria y la dispaurenia (dolor por relaciones sexuales), que se dan en mujeres luego de la menopausia, afectan la calidad de vida, el sueño y el descanso, la movilidad, el comportamiento emocional, la interacción social y las actividades de ocio, pero solo una pequeña parte buscan ayuda médica.
Ambas problemáticas, si bien pueden presentarse en otros momentos de la vida, están muy relacionadas con la menopausia por la cantidad de cambios hormonales que se producen que limitan la elasticidad o pueden provocar sequedad vaginal, entre otros.
Existen terapias no invasivas que pueden cambiar la evolución de la enfermedad y curarla. Entre estas opciones se destaca el láser vaginal.
El láser vaginal es una novedosa y exitosa tecnología que consiste en estimular el desarrollo de los fibroblastos, que son las células encargadas de mantener la tonicidad y elasticidad habitual de la vagina estimulando la producción de colágeno.
De esta manera se regenera el mecanismo valvular deficiente que provoca la incontinencia urinaria en un alto porcentaje. A la vez mejora la arquitectura y función de la vagina, mejorando su aporte sanguíneo, lubricación. Aportando así una gran mejoría (hasta un 94%) en las relaciones sexuales, erradicando de raíz el problema.
Su aplicación no requiere preparación previa, es rápida, indolora y segura. Se realiza en consultorio, permite seguir con la vida normal de la paciente y puede utilizarse en mujeres de todas las edades. La terapia con láser trata tanto la estética como la función vaginal y vulvar.
Produce un estímulo energético que favorece la producción de colágeno en las células y tejidos. Este colágeno nuevo recupera la función vaginal de forma integral:
En la incontinencia urinaria se logra un tensando vaginal que restablece el mecanismo valvular deficiente en la incontinencia de orina. Esta enfermedad suele recaer porque el músculo se sigue debilitando.
Por lo tanto, las cirugías donde se pone un cabestrillo o una malla, permiten que la zona se vuelva a tensar durante un período, pero con el tiempo la problemática volverá a aparecer.
Hacer una segunda cirugía a una paciente operada es más complicado, por lo que la opción del láser es una de las mejores. En este caso el láser generar una síntesis de colágeno que funciona como cemento que la dará tensión al tejido de la vagina.
En el caso de la dispaurenia, la elasticidad vaginal se pierde por un déficit hormonal en la menopausia, que se va deteriorando conforme avanza la edad. El láser ofrece 98% de curación para el dolor al generar un rejuvenecimiento de la mucosa vaginal, aumentar la lubricación, mejorar el trofismo local, el grosor de la piel y el funcionamiento de la vagina como órgano. Al mejorar la lubricación disminuye el dolor durante las relaciones. Además, genera un discreto angostamiento de la vagina.
Las sesiones duran de 20 a 30 minutos y se recomiendan de 3 a 6. Los beneficios se comienzan a percibir luego de la segunda o tercera sesión. No es una solución definitiva, depende de las características de cada persona puede requerir más temprano o más tarde un mantenimiento.
El tratamiento no es doloroso, no tiene contraindicaciones médicas, ni efectos adversos importantes. Tampoco requiere preparación especial ni cuidados posteriores. En general, las mujeres llegan a la consulta por otras razones y tratan de ocultar su patología, ya sea por vergüenza o porque lo consideran consecuencia inherente al envejecimiento. Existe una solución, lo importante es no perder el tiempo. El principal objetivo es mejorar la calidad de vida, aseguró el doctor Emiliano Labate, ginecólogo de Halitus Instituto Médico.