¡Estoy embarazada!

¡Cómo empezar a contarles lo que nosotros vivimos si seguramente muchos de ustedes deben de estar pasando lo mismo!

Bueno, comenzamos contándoles que nuestro camino fue largo. Primero descubrir el problema que provocaba no poder tener un hijo, que creemos que es lo que toda pareja desea y luego comenzar con estudios que se hacen interminables y continuar con los tratamientos, siempre comprendiendo que el problema no es de uno sino de los dos.
Nosotros comenzamos con todo eso en el año 2000, creo que enterarnos que no podíamos tener hijos en forma natural fue el golpe más duro que nos podían dar en ese momento. Te dan ganas de bajar los brazos. Pero gracias a Dios tengo a mi lado un ser muy especial, que es mi marido, mi bastón, aparte de nuestras familias que no dudaron un segundo en apoyarnos en este camino largo por recorrer y en darnos fuerzas y por supuesto, el equipo médico de Halitus, que nos dio una mano muy grande. En el año 2000 hicimos nuestro primer tratamiento de ICSI. Yo estaba sumamente convencida de que iba a ser mamá, y el golpe fue duro, tuvimos como respuesta un NO, pero no perdimos las esperanzas, sabíamos que nos iba a costar empezar de nuevo., pero lo logramos.
En el 2003 hicimos nuestro segundo tratamiento. Esos 15 días de espera, luego de la transferencia de los embriones, fueron interminables. Hasta que llegó el día y ninguno de los dos nos animábamos a abrir el sobre con los resultados de los análisis. Mi marido tomó coraje y lo hizo. Me acerqué para leerlo porque no entendía lo que leía y le dije: “¡Estoy embarazada!” Fue el día más maravilloso de nuestras vidas. Rápidamente llamamos a la Dra. Andrea Marazzi (a quien siempre le estaremos eternamente agradecidos) y nos lo confirmó. Desde ese momento nos cambió la vida.
Al poco tiempo visitamos a mi ginecólogo y nos dijo que íbamos a ser papás por partida doble. ¡Imagínense nuestra alegría!
A los 5 meses de embarazo supimos que estaban por llegar Lautaro y Milagros, los dos soles que iluminan nuestras vidas, y los que nos dan ganas de alentar a parejas que como ustedes tienen problemas similares, y son ellos los que hoy nos hacen decirles que se puede, que es duro, pero que hay que pelear, porque vale la pena tantos sacrificios, porque el premio más grande que hay en la vida es un hijo.
Hoy, lo único que nos queda por hacer es dale gracias a Dios y a Halitus por la gran mano que nos dieron.

Paula y Mauricio Álvarez
Tandil
16/12/04