Cambios en el comportamiento y la función cognitiva: apatía, tendencia a la depresión, cambios de humor, fatiga, irritabilidad, disminución de la motivación y la autoestima, problemas de concentración y fallos en la memoria.
Trastornos del sueño: en ocasiones, la disminución de testosterona provoca alteraciones en el sueño como insomnio o exceso de somnolencia.
Cambios físicos: disminución de la masa muscular y la fuerza, aumento de la grasa corporal, pérdida del vello corporal, cambios en la piel, disminución de la densidad mineral ósea (osteoporosis y riesgo de fracturas). También es posible el crecimiento de los pechos (ginecomastia).