La infertilidad es un problema biológico, psicológico, social y cultural que afecta aproximadamente a un 15% de la población y que, si bien la ciencia ha dado distintas opciones para lograr que muchas personas cumplan el sueño de tener un hijo, cada vez hay más información que avala la importancia del estado psicológico, emocional y espiritual de quien debe afrontar un tratamiento de reproducción asistida.
Los integrantes de la pareja que se descubre infértil se sienten en principio muy disminuidos y que no cumplen con las expectativas que los otros tienen de ellos. La infertilidad cuestiona la identidad individual de la pareja, ambos se
sienten inmaduros e incompletos, incapaces de abandonar el status de hijo para suplirlo por el de padre o madre. La situación de infertilidad cuestiona también la identidad sexual dado que muchas veces se asocia maternidad con
femineidad y masculinidad con potencia reproductiva. Por último, también se cuestiona la identidad social porque la pareja infértil sale de la norma de lo socialmente esperado, que tengan hijos.