Mi marido y yo nos conocimos en el año 1985. Hacia fines de 1986 nos casamos y, como todo matrimonio, aspiramos enseguida a tener hijos. Aquí llegó el primer inconveniente de nuestras vidas: ese hijo tan deseado no llegaba.
Fueron muchas las consultas realizadas, las esperanzas, los caminos recorridos, las recomendaciones, los tratamientos convencionales, las fuerzas sacadas de todos lados para seguir adelante y, sobre todo, mucho el dolor al no lograr nuestro objetivo que era el de formar una familia.
A todo esto el tiempo pasaba y ya estábamos en el año 1992.
Empezamos a escuchar respecto de las técnicas de fertilización, nos interiorizamos y no dudamos en recurrir al Dr. Pasqualini. ¿Por qué al Dr. Pasqualini? Pues bien, la respuesta es que en ese momento era el único que trataba el tema de la criopreservación de embriones, y si de algo estábamos seguros era de que queríamos tener más de un hijo, pero no todos juntos.
A partir del momento en que decidimos realizar la primera consulta, fueron pocas las dudas que teníamos. La solución estaba cerca, los temores cambiaron por esperanza y las fantasías pasaron a ser realidad.
En agosto de 1992 nos contactamos con el Dr. y , previos estudios rutinarios realizados, nos preparamos para la fertilización.
En noviembre de ese mismo año logramos 12 embriones, de los cuales 4 me fueron transferidos dos días después y los otros fueron criopreservados en dos grupos de 4 embriones, preparados para futuras transferencias.
En esa oportunidad no se implantó ninguno. Realizamos otra transferencia de embriones en abril de 1993, sin resultado alguno tampoco. Cabe destacar que ante el descongelamiento de los embriones ninguno dejó de reaccionar, teniendo los 4 la misma posibilidad de implantación.
El 13 de junio hicimos otra transferencia de otros 4 embriones y de este procedimiento es que tenemos un hermoso Natan de hoy 6 años, y que es la delicia de toda la familia.
Pero Natan no está solo con sus papis en esta vida. Hoy tiene un hermano juguetón que se llama Ilan, en cuyo embarazo si bien no tuvo que intervenir el Dr. Pasqualini, estamos seguros de que tuvo mucho que ver.
A veces, los avatares de la vida nos llevan a distanciarnos de personas que uno quiere mucho pero eso no lleva a dejar de recordar qué lugar ocupa cada persona en nuestro corazón. El de mi marido y el mío no cabe duda de que están divididos en cuatro partes para toda nuestra vida restante: Dios, el Dr. Pasqualini, Natan e Ilan.
PD: Ante las primera preguntas de Natan respecto de su concepción siempre le dijimos que el Dr. Pasqualini tuvo que intervenir para ayudarnos a lograr su embarazo y parece increíble pero cada vez que lo nombramos esboza una sonrisa que ilumina toda la casa.