Nos dio la felicidad que no habíamos podido encontrar en ocho años de tratamientos realizados en otros institutos de infertilidad de Capital Federal.
Gracias a su sencillez, su capacidad, su cariño, en Halitus concretamos nuestro gran sueño. Mauricio, que hoy es una criatura maravillosa, que nos sorprende cada día.
Si le sirve a otras parejas, queremos dar nuestro testimonio, que nunca se bajan los brazos y que a pesar de nuestros ocho años de estudios, tratamientos (todos), tristezas frustraciones, Dios siempre da una mano. Y esa mano es usted.
Lo queremos mucho.
Andrea Besso, Alberto Di Iorio y Mauricio Di Iorio.
Buenos Aires 12 de febrero de 2003