El deseo de dar vida le gana a la muerte y la herencia del deseo de un hijo se hace posible. La viuda de un hombre que fue una de las 11 víctimas fatales de la tragedia ferroviaria ocurrida en septiembre de 2011 en el barrio porteño de Flores logró, mediante acciones judiciales, iniciar el tratamiento de fertilización asistida para tener un hijo con su marido.
Cecilia Núñez, había iniciado con su esposo Pablo un tratamiento de fertilización asistida para buscar un bebé semanas antes de que él muriera en el trágico accidente.
Según consultó BigBang a distintos especialistas, la práctica no puede negársela a ninguna paciente que sufra una situación similar ya que ambos firmaron el pedido. Ya fueron cinco los casos con inseminación post mortem pero éste es el primero en el que el donante de esperma no firmó la autorización mencionando que tras su muerte podían manipular su semen.
Para Sergio Pasqualini,director científico de Halitus Instituto Médico y Presidente de la Fundación Repro la práctica post mortem es una realidad poco frecuente. «Cuando un hombre fallece, la temperatura corporal desciende por un tiempo y luego comienza a subir. Pero, si el cuerpo está refrigerado, es posible que los espermatozoides continúen viables hasta 3-4 días luego del fallecimiento», detalla sobre el procedimiento, que para extraer el esperma se realiza una biopsia de testículo para recuperar espermatozoides vivos.
«El consentimiento para realizar este procedimiento rara vez está firmado, especialmente cuando se trata de gente joven que ha padecido una muerte accidental. Tal vez un día esto suceda con mayor frecuencia y cada vez más personas decidan criopreservar una muestra de semen – que es lo que uno pregona tanto para óvulos como para espermatozoides- preservando la fertilidad a futuro», suma.
Pasqualini sostiene que en este caso «si bien el consentimiento no existía, en cierto punto es comprensible la autorización porque la pareja estaba buscando ser padres, estaban realizando un tratamiento de fertilización asistida«. Lo cierto es para este especialista, el caso será un precedente, incluso otras partes del mundo.
«Con la difusión de estos casos en los medios, es de esperar que se repita la solicitud para criorpeservar espermatozoides post mortem en casos de fallecimientos repentinos, ya sea en caso de accidente, inseguridad o motivos médicos. Pero las estadísticas muestran que muy pocas mujeres recurrirán a ellos para realizar tratamientos con esa muestra», dice sin oponerse a esta aprobación.
En Argentina se guardan alrededor de 65.000 muestras, entre óvulos y espermas, con un costo inicial aproximado de $15.000 y cuotas por el mantenimiento que rondan los $1.500 anuales.
Pero el tema genera opiniones encontradas incluso entre los que saben. Fernando Neuspiller, director de IVI Buenos Aires aseguró que «es necesario que el marido firme en el consentimiento informado que autorizaba la extracción de una muestra de semen post mortem».
«En caso de no haber sido así, me parece truculento, una actitud egoísta de la mujer que no está pensando en el futuro del niño por nacer sino en el deseo de ella de ser madre. El apoyo psicológico en esta situación creo que debería haber sido fundamental, ya que la mujer está tomando una decisión de gran importancia a la vez de estar viviendo un duelo», explicó.
Pese a que hace 5 años se quitó la regulación post mortem del Código Civil, la jueza a cargo del caso, Celia Giordanino, autorizó el tratamiento luego de escuchar los testimonios de amigos, hermanos y cercanos a la pareja, quienes confirmaron sus deseos de ser padres. El deseo de la pareja pudo demostrarse y en poco tiempo se inicia el proceso tan esperado.
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