Su imagen frente a sí misma, tanto como la imagen que ella siente que la representa ante los demás, está siendo alterada y esto le produce una enorme sensación de inseguridad y desvalimiento como mujer, sumado al enorme temor de perder la vida.
Cuando el tratamiento médico implica una intervención quirúrgica que altera, deforma o hace que su mama desaparezca, estos sentimientos se multiplican exponencialmente. Por ello hoy día la medicina le da tanta importancia a los tratamientos conservadores y a las plásticas mamarias en un corto plazo luego de la cirugía del cáncer.
La sexualidad sufre los vaivenes de esta shockeante revolución que tiene lugar en la paciente y en su pareja . Desde la pérdida del deseo sexual hasta el miedo a ser tocada y que el contacto produzca una recurrencia del cáncer, existen una multitud de creencias que se traducen en síntomas que atentan contra una sexualidad placentera y relajada en la mujer.
El varón, por su parte, también tiene miedo y muchas veces espera de su compañera la indicación de cómo comportarse en la intimidad, una indicación que raramente llega y sume al hombre en la inseguridad y el desconcierto.
Si la sexualidad en general apunta mayormente a la genitalidad, más que a un lenguaje sexual que permita una diversificación y expansión de los mensajes amorosos, esto provoca en una paciente de cáncer y en su pareja, la idea de que si una parte tan visible del cuerpo está afectada, la relación íntima será imposible.
Muchas veces los mismos médicos somos responsables de no ofrecer a las parejas recursos creativos y ayudarlos a enfatizar los pensamientos saludables que permitan liberar la mente de los tabúes y de las ideas pesimistas. El conocimiento que actualmente poseemos de neuro-inmunología nos refiere que el sistema inmunológico necesita seguir el camino contrario para trabajar por la salud y por la vida.
Un tratamiento sexológico por lo general apunta a la celebración de la vida que la sexualidad ofrece e intenta enganchar a la paciente y a su pareja en esta celebración. Se enfatiza en que la sexualidad tiene componentes biopsicoespirituales y ayuda al hombre y a su mujer a explorar los caminos más olvidados, los espirituales y emocionales, para que hacer el amor se convierta en una experiencia trascendente de almas, no solamente de cuerpos.
Las parejas así se reencuentran en un nivel emocional y psíquico mucho más elevado y logran conectarse de un modo que nunca antes habían intentado o creído posible. Hay muchas personas que, frente al cáncer mencionan lo mucho que aprendieron a vivir y a madurar. En sexualidad, esto también es posible y muy deseable.
Fuente: Dra. Beatriz Literat, MN 50294 Médica Sexóloga Clínica de Halitus Instituto Médico