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Por: Portal Diario Popular | 23/04/15

Embarazo: ¿qué hacer cuando la mujer quiere y no puede?


El caso de María Fernanda Callejón no es el único. Muchas mujeres deciden tener un hijo pero por diversas razones, les es imposible concebir. Un abordaje por una problemática que afecta a 1 de cada 6 parejas

Ya sea por desarrollo personal o profesional, por no encontrar la pareja adecuada o simplemente por no querer, muchas mujeres postergan la maternidad. Sin embargo, cuando desean concebir un hijo, la meta se vuelve imposible. Las estadísticas dan cuenta de que una de cada seis parejas en edad fértil tiene dificultades para lograr el embarazo.

La fertilidad femenina comienza a descender con el paso de los años, debido a la reducción progresiva del número de óvulos que se hallan en los ovarios. A los 30, una mujer saludable tiene un 20 por ciento de posibilidades de lograr un embarazo en cada ciclo menstrual, mientras que a los 40, esas posibilidades se reducen a menos del 5 por ciento. Dichos porcentajes aplican tanto para quienes buscan el embarazo de forma natural como para quienes lo hacen mediante tratamientos de reproducción asistida. Y si bien la edad promedio de la menopausia son los 51, la mayoría de las mujeres ya no es capaz de lograr un embarazo a los 45.
Además, la genética influye en la posibilidad de malformaciones del embrión. Cuando una mujer se hace una fertilización in vitro a los 35 años, la mitad de los embriones son mal formados genéticamente. Y con el tiempo, la estadística empeora.

Sin embargo, los años no son los únicos que dificultan a la mujer tener un hijo. «Existen tantos casos y problemáticas como mujeres llegan a la consulta. Cada una es particular, pero pueden intervenir diversos factores», explicó el Dr. Sergio Pasqualini, director científico de Halitus Instituto Médico y presidente de Fundación REPRO.
De acuerdo con lo que detalló el especialista, hay cuatro aspectos que entorpecen la concepción. El factor ovárico, es decir, cuando no se produce la ovulación; el tubárico, vinculadas a las trompas de Falopio; el cervical, relacionado con la interacción que existe entre los espermatozoides y el moco cervical; y el uterino, que puede vincularse con alteraciones internas del útero como malformaciones congénitas o tumores.
Por lo general, si la mujer tiene menos de 35 años y no tienen antecedentes de problemas para gestar, pero no concibe, o si es mayor y después de seis meses de búsqueda no logra embarazarse, es importante consultar a un médico especialista.

«El diagnóstico temprano, la consulta especializada y multitudinaria y la modificación de hábitos son muy importantes para lograr buenos resultados», señaló Dra. Andrea Marazzi, directora médica de Fertilab.

¿Qué alternativas existen?
«Actualmente, hay tratamientos de baja Complejidad en los que la fertilización se produce dentro del cuerpo de la mujer, sin extraer el óvulo, y tratamientos de alta complejidad, en los que debe extraerse el óvulo, la fertilización se produce in vitro, y luego se transfiere el embrión al útero», precisó la Dra. Marazzi.
Entre las terapias de baja complejidad se encuentran la inseminación uterina, que consiste en colocar a los espermatozoides dentro del útero, y las relaciones sexuales programadas, coincidentes con el momento de la ovulación. Mientras que las técnicas de alta complejidad se encuentra la Inyección Intracitoplasmática de un espermatozoide (ICSI) y la fertilización in vitro. Ambas se asemejan a la forma pero difieren en la etapa de la fertilización.
«Los tratamientos de baja complejidad, en general, es posible que se realicen en la mayoría de los centros de salud. No así los de alta complejidad que requieren capacitación médica y tecnología específica que no está disponible en los centros en general», subrayó Pasqualini.
Sin embargo, los resultados no se pueden ver de la noche a la mañana. Es importante no desistir y que el estrés, la angustia y la ansiedad no jueguen una mala pasada ya que pueden repercutir negativamente en los resultados de un tratamiento.

En el límite
«Si bien no existe una edad tope porque los tratamientos han avanzado, la realidad es que ese tope lo deben poner los médicos tratantes. En nuestro caso, en general, es de 50 años. Sin embargo, es importante analizar la pareja y el contexto familiar porque puede haber excepciones», afirmó Pasqualini. No obstante, todo depende de cada caso en particular.
«Si se lleva adelante algún tipo de tratamiento, que sea llevado a cabo como corresponde. Un buen resultado también es aquél en el que la persona que se acerca para intentar tener un hijo y no lo puede lograr, se afecte lo menos posible por el camino andado», concluyó Pasqualini.