El próximo 8 de marzo se celebra un nuevo Día Internacional de la Mujer. Este año las Naciones Unidas decidieron orientarlo a la campaña «Empoderando a las mujeres, empoderando a la humanidad ¡Imagínalo!» en pos de promover la igualdad de género y los derechos de las mujeres.
La salud reproductiva y la decisión sobre el propio cuerpo son terrenos en los que la mujer trabajó mucho para conquistar y sigue haciéndolo. La investigación en ese área acompaña esta lucha por la igualdad a partir de ofrecer técnicas y métodos que le permitan decidir el mejor momento de ser mamá. ¿Cuáles son y cómo han impactado?
En aquellos países donde las mujeres lograron avanzar en sus derechos, la maternidad es una decisión, tanto para aquellas que deciden esperar para tener hijos como para quienes realizan hasta lo imposible para tenerlos.
La anticoncepción
En los comienzos de los 60s la llegada de la píldora anticonceptiva permitió una libertad nunca antes experimentada. La mujer podía disfrutar de su sexualidad plenamente al tiempo que elegía no estar embarazada. Por aquellos años, Gregory Pincus y John Rock lograron crear la píldora que utilizando progesterona, evitaba la ovulación y por lo tanto impedía la concepción. Por primera vez en la historia sexo y concepción tomaban distancia y dio lugar a la revolución femenina.
Más allá de los mitos sobre sus efectos secundarios, sobre todo relacionados con aquellas primeras píldoras y no así con las versiones más modernas, es uno de los métodos anticonceptivos más utilizados por estos días. Forma parte del Programa Nacional de Salud y Procreación Responsable –se entregan píldoras gratis en casi todos los centros de salud del país- y las dosis hoy en día son bajas. Además, vienen con algunos otros beneficios –previene acné, endometriosis, etcétera-. Todo esto permite que hoy una mujer pueda posponer el momento de buscar la concepción, ya sea por razones laborales, sociales o de salud.
Sin embargo, esta situación presenta también una desventaja. Cada vez con mayor frecuencia se retrasa la búsqueda de un embarazo, lo que lleva a que el principal problema de salud reproductiva de este siglo sea la llegada tardía de la mujer al nacimiento de su primer hijo.
La vitrificación como oportunidad
La vitrificación de óvulos es una respuesta que la ciencia da a estas necesidades personales, económicas y/o culturales. Aquellas mujeres en edad fértil que sepan que su decisión es postergar la llegada de su primer hijo, pueden recurrir a esta técnica. El beneficio es que se conservan los óvulos de la “edad” del momento en que se congelaron, por lo que la mujer puede decidir ser madre a las 40 pero con sus óvulos de cuando tenía 32, por ejemplo.
El procedimiento consiste en estimular los ovarios con hormonas para que se produzcan varios óvulos –la cantidad dependerá de la capacidad de respuesta del ovario-. Luego se aspiran los folículos que contienen los óvulos y se congelan para su conservación. La técnica utilizada es la vitrificación, que es la variante de congelamiento con descenso brusco de la temperatura y que permite lograr muy buenos resultados al descongelarlos.
Los avances científicos también facilitaron el momento de elegir ser madre en contextos menos tradicionales que la familia tipo de otras épocas. Hoy una mujer puede ser madre aunque no esté en pareja o lo esté con otra mujer.
Madre sola
Si bien la ciencia lo facilita, algo muy importante en estos casos es la evaluación psicológica: su salud, su contexto y su entorno. Además, en general, se trata de mujeres profesionalmente realizadas y económicamente en condiciones de mantener una familia, pero que están al límite de su edad fértil.
En estos casos aparece una necesidad: el semen de banco. Se requiere una muestra concordante con el perfil genético de la paciente y se recurre a la inseminación intrauterina. En caso de que la mujer presente problemas reproductivos se debe utilizar técnicas de fertilización in vitro. En algunos casos, debido a la edad avanzada de la paciente, es necesario recurrir también a la ovodonación.
Madre – Madre
En este caso, las dos mujeres deben ser evaluadas desde el punto de vista de la fertilidad. Si bien ellas suelen estar decididas sobre quién llevará el futuro bebé en su vientre, muchas veces no es la mejor opción y tendrían más oportunidades si la otra llevara adelante el embarazo. La evaluación de ambos miembros debe realizarse como en el caso de una pareja heterosexual.
Las opciones dependerán de los resultados de los estudios, pero también en este caso aparecerá la necesidad de semen de banco. El tratamiento a realizar podrá ser, una vez más, inseminación intrauterina o, si existen problemas reproductivos, técnicas de fertilización in Vitro.
Hoy la mujer es una distinta y eso conlleva cambios. Su ingreso al mercado laboral y su creciente necesidad de autorrealización, el hecho de despojarse de tabúes y el acceso a muchísima información a partir de la tecnología llevaron a la conformación de familias diferentes. Ya sea porque esa realización llevó a la postergación de su vida como mujer, mamá y esposa, o porque esa nueva libertad le permitió tomar decisiones sobre querer o no un hijo, o varios, con quién tenerlos y en qué momento preciso comenzar la búsqueda. De eso se trata también el empoderamiento femenino.
Por Sergio Pasqualini, director científico de Halitus Instituto Médico y presidente de Fundación REPRO.