Un verdadero «calendario» del embarazo, que te indica cuáles son los estudios y la última tecnología para controlar tu salud y la de tu bebé durante las nueve lunas.
Durante los nueve meses de gestación, es muy importante controlar la salud de la futura mamá, así como la de ese ser que se está gestando. Para esto, a lo largo del embarazo, el obstetra solicitará a la futura madre algunos estudios y análisis, la mayoría de ellos considerados de rutina, ya que se piden a todas las embarazadas por igual.
¿Estás planeando «encargar» un bebé? Entonces, apenas decidas iniciar la búsqueda, es aconsejable que realices una consulta de asesoramiento preconcepcional. Aunque no lo creas esta visita médica es primordial, porque el objetivo es recabar la información necesaria para elaborar tu historia clínica, y conocer tus antecedentes de salud (clínicos, ginecológicos y obstétricos) así como los de tu pareja y familiares cercanos. En este primer encuentro, el médico determinará tu patrón serológico, es decir, evaluará qué anticuerpos tenés y qué vacunas necesitás para prevenir complicaciones infecciosas durante la dulce espera. Y además te indicará empezar a tomar suplementos de ácido fálico, en lo posible durante los tres meses previos a la gestación. Luego, una vez que las dos rayitas del test confirmen que tu bebé ya está en camino, comenzarán Las visitas obstétricas de rutina.
SEMANAS 5 A 9
La primera visita obstétrica.
En esta consulta, el obstetra elaborará la historia clínica con tus datos y tus antecedentes de salud. Lo primero es confirmar el diagnóstico por medio de un análisis de sangre, aunque si el embarazo supera las 6 semanas, es probable que directamente te indiquen una ecografía transvaginal (conocer la fecha de la última menstruación es indispensable para determinar qué semana estás transitando). En esta visita también te pesarán, te tomarán la presión arterial y te solicitará los estudios de rutina que corresponden al primer trimestre.
Análisis de sangre y de orina
Se solicitan varios estudios para conocer el estado de la salud al inicio del embarazo, entre ellos, un Hemograma (proporciona información básica sobre los distintos componentes de la sangre y permite, entre otras cosas, diagnosticar una posible anemia); estudios para evaluar la función renal, hepática, endocrinológica y de coagulación; y exámenes infectológicos para descartar eventuales infecciones y constatar anticuerpos frente a otras (VIH, hepatitis, rubéola, varicela, toxoplasmosis, citomegalovirus, enfermedad de Chagas, sífilis). También se indica un urocultivo para descartar la presencia de bacterias en la orina; aunque muchas veces no tienen síntomas, las infecciones urinarias pueden ocasionar contracciones uterinas y dolencias graves; por eso es indispensable diagnosticarlas y tratarlas a tiempo.
TIP. Si no tenes anticuerpos contra la toxoplasmosis, debes tomar medidas para prevenirla durante el embarazo: consumi la carne bien cocida y los vegetales correctamente lavados.
Determinacion del grupa sanguíneo y del factor RH.
Es de suma importancia conocer estos datos, porque si tu factor es Rh negativo, habrá que tomar medidas para evitar la incompatibilidad Rh, una complicación que puede afectar a los próximos embarazos.
SEMANAS 6 A 10
Ecografia transvaginal.
Es la primera ecografía de rutina, para confirmar el embarazo. Permite constatar si hay uno o más bebés, evaluar la vitalidad del embrión y descartar un embarazo ectópico. También es útil para determinar con exactitud las semanas de gestación, dato que permite estimar la fecha probable de parto. Y finalmente, se examina el útero, el endometrio y los ovarios.
SEMANAS 11 A 14
Translucencia nucal (TN Plus)
Se indica para determinar el riesgo de síndrome de Down y otras alteraciones cromosómicas. Por medio de un estudio ecográfico especializado, se efectúa una medición de un pliegue de la nuca del bebé, que sólo está presente entre las semanas 11 y 14. Cuando su espesor supera los parámetros considerados normales, puede ser un indicador de defectos cromosómicos. Se evalúa también el recorrido venoso y el flujo sanguíneo del feto, y la presencia del hueso nasal. Todos estos parámetros, combinados con determinada información bioquímica de la sangre materna y otros datos obstétricos, se analizan por medio de un software que permite establecer el riesgo de anomalías genéticas. Se trata de un estudio no invasivo, que no compromete la salud materna ni fetal, y cuyo resultado si bien no es confirmatorio tiene un índice de certeza del 97 por ciento. Este estudio además permite detectar el riesgo de que la futura mamá desarrolle hipertensión durante el embarazo (preclampsia).
SEMANAS 10 A 24
Nifty Test.
Durante el embarazo, parte del ADN del embrión pasa al torrente sanguíneo de la futura mamá. Y a través de ese ADN que circula libremente en la sangre de la madre, es posible establecer el riesgo de anomalías cromosómicas. El Nifty es una prueba genética prenatal no invasiva que consiste en una simple extracción de sangre materna, para estudiar el ADN de las células embrionarias y detectar alteraciones que podrían afectar la salud fetal. Pero además, permite conocer fehacientemente el sexo del pequeño. El resultado está disponible en dos semanas y tiene un 99 por ciento de certeza. Es posible realizarlo a partir de la semana 10 y hasta la semana 24, pero es recomendable que te informes alrededor de la semana 8, de manera que puedas realizar los trámites correspondientes.
SEMANA 20
Ecografia morfológica o scan fetal.
Es otra de las ecografías importantes, porque permite diagnosticar malformaciones neurológicas, renales, cardíacas y vasculares. Y en caso de detectarse alguna anomalía, se puede realizar el seguimiento y programar si fuera necesario la atención del parto y del recién nacido en un centro especializado.
SEMANAS 20 A 24
Los que se detallan a continuación son los estudios ecográficos de rutina del segundo trimestre, y se llevan a cabo en el mismo momento:
Ecografia morfológica de nivel 2 o scan fetal detallado.
Consiste en la evaluación pormenorizada de la mayoría de los órganos y estructuras fetales (sistema nervioso, columna vertebral, aparatos urinario y digestivo, y miembros superiores e inferiores, entre otros). Permite descartar, por ejemplo, cardiopatías e insuficiencia renal. Se realiza a partir de las 20 semanas, porque en ese momento el bebé ya completó su desarrollo, especialmente el de su sistema nervioso.
Dopler de artirias uterinas.
Se examinan las arterias del útero materno para evaluar el riesgo de preclampsia.
Ecografia transvaginal.
Para examinar el cuello del útero, evaluar la probabilidad de parto prematuro, y descartar el cuadro conocido como «placenta previa», que se produce cuando la placenta se implanta cerca del cuello uterino y entorpece el descenso del bebé por el canal de parto.
SEMANAS 20 A 26
Eco doppler color cardiaco fetal.
Lo realiza un cardiólogo pediátrico y se indica para descartar malformaciones cardíacas del bebé. No es un estudio habitual, sino que se solicita ante la sospecha de alguna anomalía detectada en una ecografía de rutina o cuando el riesgo de complicaciones es elevado (por ejemplo, en caso de que la mamá padezca diabetes).
SEMANAS 24 A 28
Analisis de sangre y prueba de tolerancia oral a la glucose.
Se indica un nuevo análisis de sangre en el que se repiten algunos de los estudios solicitados en el primer trimestre, y se incluye además la prueba de tolerancia oral a la glucosa (P75). Consiste en la extracción de una muestra sangre en ayunas, seguida de la ingesta de glucosa, y una nueva extracción de sangre a las dos horas. El objetivo es evaluar si la embarazada tiene dificultad para la metabolizar los hidratos de carbono, complicación que puede desencadenar una diabetes gestacional.
Urocultivo.Se solicita cuando la futura mamá tiene antecedentes de infecciones urinarias reiteradas.
En esta etapa los controles se vuelven más frecuentes, y en el último mes se realizan en forma semanal.
SEMANAS 26 A 29
Ecografia 4D o 5D.
Proporcionan una imagen precisa y detallada de las estructuras fetales, no solo de la superficie del rostro y de los miembros sino de las estructuras internas, como la columna y el cerebro. Pueden realizarse en cualquier momento del embarazo, pero si el objetivo de los papás es obtener una imagen del rostro, lo ideal es hacerlas entre las 26 y las 29 semanas, antes de que el bebé sea demasiado grande. Para lograr una buena imagen tridimensional, es indispensable que haya una adecuada cantidad de líquido amniótico, que la posición del bebé sea favorable y que sus miembros, el cordón umbilical o la placenta no se interpongan entre la carita y el transductor ecográfico.
SEMANA 32
Ecografia obstétrica. Es la tercera ecografía de rutina, y se solicita para confirmar que el bebé está creciendo bien y en qué posición se encuentra (de cabeza, de nalgas o en posición transversa), así como para evaluar las condiciones de la placenta y la cantidad de líquido amniótico. De acuerdo con su tamaño y su posición, se procura evaluar la anatomía del feto para descartar patologías que puedan manifestarse en forma tardía.
Doppler obstétrico. Es una ecografía que permite observar cómo es el flujo sanguíneo entre arterias de la mamá y el bebé, con el objetivo de descartar alteraciones en el intercambio entre el feto y la placenta. No se indica en forma rutinaria sino en caso de que la madre padezca determinadas enfermedades, como hipertensión arterial, diabetes o trombofilia, o cuando el feto no está creciendo como es debido.
SEMANAS 32 A 36
Analisis de sangre y de orina.
Última rutina de laboratorio, para evaluar el estado de salud de la madre antes del parto. También se solicita un urocultivo, para descartar la presencia de bacterias en la orina.
Electrocardiograma y riesgo quirúrgico.
Se piden para evaluar la salud cardiológica de la futura mamá antes de dar a luz.
SEMANAS 35 A 37
Prueba de detección del estreptococo del grupo B.
Por medio de un cultivo vaginal y perianal, se pesquisa la presencia de esta bacteria, que puede transmitirse al bebé durante el parto y ocasionarle complicaciones infecciosas.
SEMANA +38
Monitoreo fetal.
Es un estudio no invasivo que permite evaluar la vitalidad del bebé. Por medio del monitoreo se registran los latidos de su corazón, y se estudian los cambios que se producen ante los movimientos o en una contracción. Si el embarazo se desarrolla sin sobresaltos, el monitoreo comienza a partir de la semana 38, pero en ocasiones puede solicitarse antes.
Queda claro: las visitas médicas son indispensables a lo largo de toda la gestación. Es muy importante que no saltees ninguna, y que cumplas con todas las indicaciones de tu obstetra. Cada análisis, cada estudio y cada una de sus recomendaciones, son básicos para garantizar un embarazo saludable.