Su extraordinario legado fue reconocido con el premio Nobel de Medicina en el 2010. Las investigaciones y los logros de Edwards dieron esperanza a poco más del 10% de las parejas en el mundo que tienen dificultades de lograr un embarazo; casi podemos afirmar sin temor a equivocarnos, uno de los motivos de nuestra existencia y de responsabilidad en la perpetuidad de nuestra especie.
Más allá de los premios y reconocimientos, el agradecimiento será eterno de quien, ayudado por las técnicas de reproducción asistida, logra tener un hijo. La infertilidad tiene un impacto en todos los aspectos de su vida de una persona. Afecta la relación con amigos, trabajo y bienestar general. Genera sensaciones encontradas de impotencia, enojo, excitación y ansiedad. La pareja infértil se siente culpable y hasta ponen su vida en suspenso, llegando al extremo de la depresión. Las investigaciones y logros de este gran hombre dieron una luz de esperanza a todas las generaciones futuras que puedan padecer esta triste y solitaria enfermedad.
Desde aquí hacemos nuestro homenaje a la memoria de este pionero y padre de la Fecundación In Vitro.